LEGISLATURA

¿Y ahora?

¿Qué lugar ocuparán los opositores porteños? En el nuevo escenario político que se viene, el Frente para la Victoria porteño se debate entre los sectores más acuerdistas y los que buscan un perfil más opositor. ¿Lousteau aliado o alternativa?

Werner Pertot
Una nueva época impone nuevas reglas. Tanto ECO como el kirchnerismo porteño deberán redefinir su rol ante un escenario donde no sólo tendrán que buscar ser la alternativa al macrismo a nivel local, como ocurría hasta este año, sino también a una fuerza que gobernará la provincia de Buenos Aires y la Nación. Para el kirchnerismo, esto implica un fuerte trabajo de autocrítica y revisar el carácter oscilante que tuvo su relación con el macrismo en los últimos años, entre algunas etapas acuerdidas y otras en las que se definieron claramente como opositores. El ministro de Trabajo saliente, Carlos Tomada, es un número puesto para conducir el bloque y deberá hacer equilibro entre las tensiones de esas dos tendencias. En tanto, ECO de Martín Lousteau tiene un desafío igual de complejo: como aliado a nivel nacional del PRO, corre el riesgo de ser fagocitado por el macrismo. Por ahora, Lousteau ensaya su rol de opositor constructivo. Si juega bien sus cartas, los tres puntos que lo separaron de ganar este año podrían convertirse en una victoria en 2019.

El cambio de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a Mauricio Macri es como un asteroide que cayó sobre el mar lanzando oleada tras oleada de repercusiones en todos los ámbitos. Un impacto similar tuvo la provincia de Buenos Aires en la primera vuelta. Concentrémonos en lo que pasará en la Ciudad, donde el Gobierno porteño no cambió de signo político, pero nada ya será igual para sus adversarios.

Tanto ECO como el kirchnerismo porteño deberán redefinir su rol ante un escenario donde no sólo tendrán que buscar ser la alternativa al macrismo a nivel local, como ocurría hasta este año, sino también a una fuerza que gobernará la provincia de Buenos Aires y la Nación.


En el caso del kirchnerismo porteño, seguramente se impone una autocrítica y el repensar qué fue lo que llevó a esta derrota, como en todos lados. Pero aquí también implicará resolver las tensiones entre dos sectores que conviven en el partido. Están, por un lado, los más acuerdistas, que buscan negociar leyes con el PRO y conseguir a cambio o bien otras normas que no están en la agenda del macrismo, o bien cargos en los organismos de control. Algo que seguramente veremos hacia fin de año con el Presupuesto 2016 y un extenso paquete de leyes que el PRO busca aprobar. Y están, por otro lado, los sectores que presentan una estrategia de mayor oposición y denuncia de los negociados del macrismo. Si prevalecen estos últimos, es probable que los operadores legislativos del PRO giren su estrategia negociadora hacia el interbloque de ECO, un espacio con el que ya comparten un acuerdo a nivel nacional. Para los macristas, ECO no tiene mucha posibilidad de diferenciarse en el contexto actual.

Esta discusión entre distintos sectores del kirchnerismo porteño, que conviven bajo una misma bandera, no es nueva. En la época de “los Diegos”, entre 2004 y 2009, eran habituales los acuerdos que tenían como protagonistas a Diego Santilli y Diego Kravetz, pero que no eran exclusiva decisión de ellos dos. Cuando Kravetz dejó el kirchnerismo, en 2009, el bloque K pasó por una época más ambigua. El eje de negociaciones pasó a estar en el actual presidente del Consejo de la Magistratura porteño, Juan Manuel Olmos, quien se suele quejar de que le dejan a él el “trabajo sucio” de negociar con el macrismo.

En el caso del kirchnerismo porteño, seguramente se impone una autocrítica y el repensar qué fue lo que llevó a esta derrota, como en todos lados. Pero aquí también implicará resolver las tensiones entre dos sectores que conviven en el partido. Están, por un lado, los más acuerdistas, que buscan negociar leyes con el PRO y conseguir a cambio o bien otras normas que no están en la agenda del macrismo, o bien cargos en los organismos de control.

 
Quizás el momento de mayor complicación fue en 2012, cuando desde el kirchnerismo, con Juan Cabandié conduciendo el bloque, llegaron a un acuerdo para que se aprobara la construcción de viviendas del plan Procrear a cambio de una extensa lista de leyes que los macristas buscaban aprobar. Los adversarios en la Legislatura llamaron a esta negociación el “pacto PRO-K”, algo que le duele hasta hoy al sector que buscaba perfilarse como un espacio fundamentalmente opositor al macrismo. En rigor, el macrismo negocia con todos los sectores opositores. Tanto en tiempos de Santilli como de Cristian Ritondo, la regla fue el pragmatismo y acordaron las leyes con el sector opositor que le representase menores costos. Algo similar intentan ahora en el Congreso bonaerense con el massismo y en el Congreso nacional, ya veremos con qué suerte.

En tiempos de Gabriela Alegre, cambió la composición del bloque y el frente más claramente opositor se afianzó. ¿Cómo se comportará el bloque kirchnerista ante esta nueva época? ¿Qué posición tomará ante el traspaso de la Policía Federal, que ya prevén tanto Macri como Horacio Rodríguez Larreta, como puntapié de otros traspasos que le darán rédito político al jefe de Gobierno electo? ¿Qué estrategia diseñar para ser una alternativa? Esas son algunas de las preguntas que deberán responderse los kirchneristas.

La llegada de Tomada a la Legislatura porteña, donde todos aseguran que ocupará la jefatura del bloque, le demandará hacer equilibrio entre los sectores acuerdistas y los más opositores.  Pero, más en un plano general, entre las tendencias al acuerdismo o al oposicionismo que hasta ahora conviven en el Frente para la Victoria.  La decisión que tomen perfilará, en buena medida, cuál será la dinámica entre los espacios políticos en la Ciudad que se viene.

La llegada de Tomada a la Legislatura porteña, donde todos aseguran que ocupará la jefatura del bloque, le demandará hacer equilibrio entre los sectores acuerdistas y los más opositores.


Para ECO, el desafío es similar como ya se señaló en otra columna. Lousteau leyó los resultados del ballotage con astucia: Macri hizo la mejor elección de toda su historia en la Ciudad, obtuvo más votos que nunca. No es tiempo –aún- para diferenciarse. “Hoy ganó Cambiemos y perdió el FPV”, indicó la noche del ballotage.  El líder de ECO elogió varios de los pasos que dio Macri hasta ahora: “Federico Sturzenegger es mucho mejor que Alejandro Vanoli para el Banco Central”, aseguró. Sobre el gabinete económico, indicó que se trata de “gente muy capacitada”. Está claro que no le habla al votante antikirchnerista, sino que busca construir un perfil diferente hacia 2019. Habrá que ver cómo se comporta su bloque en las votaciones en la Legislatura porteña.  El riesgo es que se lo termine deglutiendo la ola amarilla y ya no pueda ser percibido como una alternativa. 

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