BOSQUE SUBTERRANEO

La estación Dorrego del subte B fue intervenida artísticamente

La estación Dorrego de la línea B del subte fue intervenida por el artista Federico Bacher.


El artista plástico Federico Bacher intervino la estación Dorrego de la línea B del subte con su obra “Bosque subterráneo”. El artista se formó en la Prilidiano Pueyrredón, estuvo estudiando en Florencia y ahora es profesor titular en el UNA. El año pasado logró una residencia en Shanghái y ahí pintó con tinta china sobre papel de arroz los árboles de su serie “Bosque celulosa” que cubrieron tres pisos de una galería en esa ciudad.
 
Federico Bacher (Buenos Aires, 1974) es el creador de los murales que hoy se pueden apreciar en la estación Dorrego de la línea B del subte de Buenos Aires, a metros de Chacarita. Un espacio lúgubre que el artista logró llenar de luz con su obra “Bosque subterráneo”, una serie de arboles enjutos, de troncos fornidos pero delgados en pleno crecimiento.
 
Bacher estudió en la Prilidiano Pueyrredón donde se recibió de profesor de escultura y siguió estudiando en Florencia en el Instituto Estatal de Arte. Luego amplió sus horizontes expresivos al dibujo, la pintura, la fotografía y el video. El arte para él es una unidad que no reconoce soportes.
 
Sus óleos embellecen ese sótano urbano e inmenso por donde circulan cientos de porteños todos los días. Allí desparramó mucho amarillo en diversos tonos en las ramas que nacen de los troncos de sus árboles, unos árboles que ya son insignia de su obra, porque vuelve una y otra vez sobre ellos.
 
Bacher  fue convocado en 2014 por Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), presentó su propuesta para esta estación y al ser aceptada empleó quince días de hace dos inviernos, cuando el subte permanece cerrado, desde la medianoche hasta las 4 de la madrugada, para transformar el espacio público y tratar de convertirlo en una ofrenda para los transeúntes.
 
En octubre de este año volvió por tres jornadas de nuevas noches en vela para retocar lo que la humedad y el fragor de la vida habían estropeado. Subido a una escalera, cuenta a Radar sobre la estación Dorrego:Cuando vine a ver el lugar por primera vez, mi impresión fue la de una estación de techos bajos, antigua, pesada visualmente, había mucha propaganda y carteles. No me resultó un espacio propicio para pintar objetos, caras y no quise recargarla más visualmente. Así es que me decidí a proponer todo lo contrario, darle luz, darle aire, espacio y naturaleza”, explica Bacher.
 
“Cuando pinto en espacios públicos, como ahora, pienso más en la gente que en mí. No pienso en lucirme técnicamente o como artista. Pienso en lo que puedo ofrecer con mi obra. Mi pregunta es qué puedo hacer acá que a la gente (y a mí incluido como usuario) le guste ver todos los días. ¿Qué puede mejorar ese día a día pesado y monótono de trabajo y el gris de la ciudad? Por eso, para este lugar elegí el amarillo primario y le agregué todavía más pigmento para que el lugar brille lo máximo posible. Pienso que el artista tiene dos grandes maestros a quien escuchar. La naturaleza y la gente. Hay que aprender a decodificarlos y eso no se aprende en ninguna parte. Se va experimentando con los años y las horas de trabajo”, cuenta Bacher a Radar.
 
Bacher pintó con tinta china sobre papel de arroz los árboles de su serie “Bosque celulosa” que cubrieron los tres pisos de una galería en Shanghái, China, como resultado de una residencia que realizó durante 2014 y que duró tres meses. Convivió en un palacio de arte, en la esquina más cara de Shanghái, con diez artistas de distintas disciplinas y armó banda con un poeta búlgaro, un fotógrafo alemán, un bailarín español y una videasta sueca. Fue tan aplicado y enfocado en su trabajo que consiguió hacer una muestra individual en una galería enorme que pintó en sólo dos meses, durante los cuales apenas salía de su taller.
 
La muestra fue un éxito que destacaron los medios locales y los coleccionistas del lugar no faltaron a la cita e hicieron sus compras para sorpresa y felicidad de Bacher que sentía que ya había ganado con la experiencia de transitar por esa ciudad y crear en ella.


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