DERECHOS

Por qué la falta de vacantes en escuelas porteñas suma un motivo para marchar el 8M

Sobre 200 amparos presentados a instancias del colectivo Vacantes Para Tod@s en la Escuela Pública, por lo menos una decena tiene que ver con situaciones que además están atravesadas por violencia de género. Sin embargo, el Ministerio de Educación de la Ciudad no lo considera prioritario a la hora de asignar vacantes. Testimonios y razones para marchar.

por Luciana Rosende

 

D.M. fue víctima de violencia de género desde que quedó embarazada. Cuando su bebé nació, la situación empeoró. Logró denunciar a su pareja, obtener una restricción perimetral y echarlo de su casa. De inmediato, el agresor dejó de aportar dinero para la crianza de su hijo. Para entonces, la guardería costaba nueve mil pesos. Sin vacante en el sistema público porteño, recurrió a la Justicia. En plena audiencia, tras contar su situación llorando, uno de los abogados del Ministerio de Educación de la Ciudad le dijo que sufrir violencia de género no era motivo para tener prioridad en la asignación de una vacante. El juez lo paró en seco: le dijo que no le podía contestar así y dio un plazo de 72 horas para el otorgamiento de la vacante. Recién entonces, amparo judicial mediante, D.M. pudo mandar a su nene a una escuela pública porteña.

“El Ministerio de Educación lo primero que hizo fue mostrar una actitud despectiva hacia esta cuestión de la violencia de género. Les reclamé que lo tenían que tener en cuenta. Me dijeron ‘sabés cuántas situaciones hay como la tuya’. Que ellos tenían un reglamento y eso no está”, cuenta D.M., en diálogo con Nueva Ciudad. Tras judicializar su reclamo, finalmente obtuvo la vacante en un jardín estatal de Núñez, en abril del año pasado. “Para esa altura yo ya había vendido todo lo que tenía, hasta la cuna de mi hijo, para poder pagar la guardería. Es una deuda que me parece importante respecto de la cuestión de las vacantes. Cruza al sistema de educación, no es una situación privada”, concluye la mujer: politóloga, de 35 años y empleada en una dependencia estatal nacional.

Sobre un total de 200 amparos presentados a instancias del colectivo Vacantes Para Tod@s en la Escuela Pública, por lo menos una decena tiene que ver con situaciones que además están atravesadas por violencia de género, con medidas de restricción perimetral o botón antipánico y demandas por falta de pago de la cuota alimentaria por parte de los padres. Si bien aún no hay estadísticas específicas sobre el tema, el dato se desprende del relevamiento realizado por ese colectivo, según contó a este medio una de sus referentes, Patricia Pines. 

“El Gobierno de la Ciudad ya tenía conocimiento de este tipo de casos y tuvo la posibilidad de revertir la situación para este año. Pero no lo hizo. Sigue sin ser tenida en cuenta la violencia de género como prioridad a la hora de asignar vacantes”, advierte Pines. Y agrega que “la situación de tener que resolver la escolaridad de los chicos en la mayor parte de los casos recae sobre la mujer. Afecta particularmente a mamás solas o jefas de familia que necesitan trabajar. Ahí hay una política de género que está faltando”.

T.L. tiene 28 años y vive en Balvanera. Quedó sola a cargo de la crianza de su hijo, tras ser víctima de violencia de género. Trabaja de forma independiente, como costurera. Con suerte, en un buen mes, reúne entre 7500 y 8000 pesos. No tiene casa propia y le cuesta afrontar el alquiler. Pasó etapas viviendo en pensiones o en casas de amigas, con su bebé. Se anotó en todas las instancias posibles para conseguir vacante en una escuela pública porteña. Sin éxito.

“Me han llamado de distintos trabajos, a veces voy a entrevistas con mi hijo porque no tengo con quién dejarlo. Ya el año pasado me habían llamado para empezar en un call center y no pude empezar porque no obtuve vacante. Ahora me llamaron para un trabajo como vendedora y tampoco puedo empezar. No puedo pagar niñera ni colegio privado”, resume T.L. ante Nueva Ciudad.

“Muchas mamás los llevan a la oficina, hasta donde pueden. Pero en muchos casos terminan perdiendo los trabajos. Hay una mamá que me llama una vez por semana, llorando. Tiene mellizos y los lleva al gimnasio donde da clases. Cuando eran bebés estaba todo bien, pero ya tienen más de un año y caminan y no puede tenerlos ahí. Sabe que en cualquier momento la echan y no puede pagar un jardín privado, menos para dos chicos.  Estas situaciones son constantes”, señala Pines, del grupo Vacantes Para Tod@s.

R.Y. tiene 23 años y vive en la Comuna 3. Es mamá de una nena de tres años. Ambas, madre e hija, fueron víctimas de violencia física. Cuando salió la restricción perimetral contra la pareja de R.Y., el sostén económico se esfumó. R.Y. vive en la casa de su abuela. Por la tarde, estudia: está cursando el último año para terminar sus estudios secundarios. Por la mañana, necesita trabajar. Sin vacante escolar para su nena, no puede hacerlo. Quiso presentar una carta en el Ministerio de Educación, explicando su situación, pero no se la recibieron. “Necesito un trabajo. En el Ministerio no me querían tomar la carta, que necesitaban otros papeles. A otro papá le pasó lo mismo, están pidiendo cada vez más cosas. Como para poner una excusa. En mi caso y el de muchas otras madres solteras y víctimas de violencia, ¿cómo mantenemos a nuestros hijos si no nos dan una vacante?”, se pregunta.

Aunque no hay cifras oficiales, se estima que cerca de 15 mil nenes y nenas permanecen sin vacante en las escuelas públicas de la Ciudad. Según denunciaron desde el colectivo Vacantes Para Tod@s, un 41,7% de alumnos más que el año pasado se quedó sin su vacante. Y el segmento vuelve a repetirse: los más afectados son los niños más chiquitos. Por su parte el legislador porteño del Frente de Izquierda Patricio del Corro, que viene realizando un seguimiento sobre la problemática de las vacantes, destaca que la desigualdad norte-sur también se ve reflejada en este tema: “En zona sur, donde faltan más vacantes, también hay más desocupación –el doble que en zona norte-. Entonces, si cruzamos desocupación, ingresos y género, el panorama es más grave aún para las mujeres que no tienen vacante para sus hijos”. 

Ante el segundo Paro Internacional de Mujeres, muchas de las mamás que luchan por un lugar en las escuelas públicas porteñas para sus hijos e hijas saldrán a la calle. Algunas lo harán con los chicos a cuestas, sin una alternativa para su cuidado. El colectivo Vacantes Para Tod@s en las Escuelas Públicas convoca a concentrarse este 8 de marzo a las 17.30 en Avenida de Mayo y Salta. “Marchamos por nuestros derechos y por los de nuestros niños y niñas”, remarcan. Y aclaran que convocan “más cerca de la llegada que de la salida y más tarde por las mamás que van con niños/as”.

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