OPINION

"La zanahoria para el garrote", por Werner Pertot

El jefe de Gobierno presentó un plan de contención social para las personas en situación de calle, tras semanas de anunciar que los iba a echar de la Ciudad

El jefe de Gobierno presentó la semana que pasó la zanahoria para lo que venía siendo el garrote hacia las personas en situación de calle. Jorge Macri había sido muy criticado por el anuncio en redes donde la gente que dormía en la calle era “limpiada” para mejorar la imagen de la Ciudad. Su jefe de Policía, Diego Kravetz, no había dudado en tratarlos de delincuentes y en afirmar que si no aceptaban las condiciones de los paradores de la Ciudad, se podían ir buscando otra Ciudad donde dormir, porque la policía les iba a impedir dormir en la calle. Incluso, hubo publicidad en la calle, que hablaba de “levantar las rachadas”. A esa faceta represiva, Jorge Macri le sumó un nuevo programa de contención, que habrá que ver si es algo más que el que ya existía con otro nombre. Repasemos los anuncios que hizo.

En primer lugar, anunció un cambio de nombre: el programa Buenos Aires Presente (BAP) pasa a llamarse Red de Atención. El Gobierno porteño anunció que no era solo un cambio de nombre, sino de enfoque “porque no solo estará enfocado en la asistencia durante el invierno sino que se transformará con un criterio más amplio, integral e innovador durante los 365 días del año”. Es decir, que irá más allá del Operativo Frío. Ok, pero el BAP ya existía todo el año.

Anunciaron que la Red de Atención está conformada por psicólogos, trabajadores y operadores sociales “que recorrerán la Ciudad en vehículos todo el día”. Trabajarán, dijo Jorge Macri, en la revinculación social de las personas en situación de calle. En principio, ofreciéndole que duerman en “uno de los 47 Centros de Inclusión Social (CIS), que funcionan las 24 horas”. Anunciaron que habrá 3300 plazas disponibles. Ya les voy avisando que no van a ser suficientes, pero siempre se puede ampliar. “Allí se les brinda contención y seguimiento profesional, una cama, ducha y comida y elementos de higiene personal y ropa. Y la posibilidad de una reinserción social”, prometió.

“El concepto de comida o sopa, frazada, abrigo, y sobre todo el concepto de lo que era el Operativo Frío, ya no alcanza. Tampoco tenemos que caer en estereotipos que son tremendamente injustos. No son todos delincuentes los que están en la calle. Pero tampoco en la ingenuidad de pensar que no le hacen mal a nadie y por eso el abordaje será diferente”, advirtió Jorge Macri, tal vez sin notar lo peligrosa que es esa última definición.

De hecho, el programa clasificará a las personas en situación de calle en tres grandes grupos: emergentes, crónicos y peligrosos. Para cada uno, habrá políticas específicas. Para el último grupo, un protocolo que puede llegar hasta la internación en un neuropsiquiátrico. Para las familias que tienen hijos en la calle, se dará intervención a los juzgados de menores. Y si es un niño o niña que está solo, intervendrá el Consejo de Niños, niñas y adolescentes.

Una buena noticia es que alguno de los centros que abrirán serán para familias: hasta ahora, los paradores son para hombres o mujeres por separadados, y esto lleva a que las familias sean separadas. Otro de los motivos que suelen darse para no ir a los paradores es que les pueden llegar a robar las pocas pertenencias que tienen o bien que pueden ser hostigados por otras personas que van allí. Desde el Gobierno porteño, prometen que esto no va a pasar más.

Jorge Macri insistió sobre la clasificación de personas en situación de calle: ”No hay que romantizar el hecho de dormir en la calle. Es malo para quienes lo hacen y es complejo para quienes muchas veces se cruzan con algunas personas en situación de calle que pueden ser agresivas o violentas. La realidad es que el mundo cambió y esta problemática cambió”.

Como se ve, la categoría de “peligrosos” es algo que reaparece una y otra vez en el abordaje de las personas en situación de calle. De hecho, de los datos del censo oficial, eligieron destacar este: “Seis de cada diez padecen problemas de consumo o trastorno mental severo, lo que desata niveles de violencia”.

En esa línea de una de cal y otra de arena, hay que decir que también es interesante que otro de los centros que se abrirá buscará abordar a personas que sean identificadas con problemas de salud mental o de adicciones severas, incluso con intervención del SAME psiquiátrico en el punto en el que lo encuentren. Nuevamente, quisiera ver cómo esto funciona en la práctica antes de adelantar un juicio al respecto.

Además, prometieron sumar aportes de las organizaciones que trabajan con personas en situación de calle. Pusieron como ejemplo “Cáritas, Iglesias, ONG”. “Y se suma la articulación con el sector privado para trabajar en planes de revinculación laboral”, indicaron. Nuevamente, hay que ver esto en la práctica: el gobierno porteño tiene desde hace años una discusión con las organizaciones no gubernamentales por la metodología del censo. El número que tiene de los censos oficiales el Gobierno porteño es significativamente más bajo que el censo que hacen las ONG. Hace unos años, en épocas en que era ministra María Migliore, pareció que se iban a poner de acuerdo, pero finalmente siguió la discusión.

El anuncio en suma, es eso: un anuncio. Con el correr de las semanas y los meses, habrá que ver si prevalece la faceta represiva que el Gobierno porteño le vendió a la sociedad o si el nuevo programa efectivamente logra ayudar a las familias a salir de la calle. Con una economía que arroja gente afuera del sistema todas las semanas, no será nada fácil.

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