OCTAVA AUDIENCIA

Contundentes pruebas contra Thomsen y Cinalli en el juicio por Fernando Baéz Sosa

Se confirmó que había sangre de la vícitima en la zapatilla de Thomsen, mientras que el perito confirmó que el ADN del dedo de Fernando es de Cinalli. Los rugbiers cada vez más complicados.

El 2 de enero comenzó el juicio a los ocho rugbiers acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 años asesinado a golpes en enero de 2020 a la salida de un boliche de Villa Gesell. El debate se lleva a cabo en los tribunales de Dolores, con la presencia de los padres de Fernando y los ocho señalados como asesinos.
 
Durante al menos 21 audiencias, en las que desfilarán más de 150 testigos, se buscará determinar la responsabilidad penal de Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), acusados por el delito de "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.
 
A dos semanas de comenzado el juicio, la madre de Fernando Báez Sosa, Graciela Sosa, indicó hoy que las pruebas que se expusieron hasta el momento en el juicio "son contundentes" y que demuestran que "todos están implicados" por lo que espera que "les den la pena máxima".
 
Sobre los mensajes de los rugbiers que se analizaron durante la audiencia de ayer, la séptima, contó que un intercambio en particular le quitó el sueño: "No puedo sacar de mi mente esa palabra: 'caducó´ y que dijeran que festejarían con vinos y flores". En ese sentido, adelantó que tanto ella como él estarán presentes en las últimas audiencias en las que hablarán por primera vez los familiares de los acusados.
 
En la audiencia de hoy que concluyó a las 15, el perito César Guida confirmó que se halló ADN de Blas Cinalli en el meñique izquierdo de Fernando Báez Sosa. El acusado que había sido mencionado hasta el momento solamente cuando se expusieron los mensajes de los rugbiers queda así más complicado en el marco de la investigación.
 
Además, Graciela Noemi Parodi, integrante de la Policía Científica que trabajó en la investigación por el crimen de Fernando Báez Sosa, confirmó ante el Tribunal de Dolores que la zapatilla derecha de Máximo Thomsen tenía rastros de sangre.
 
Según consignó El Destape, Parodi mencionó las manchas hemáticas y el "presunto tejido humano"  halladas en el calzado Cyclone que usó uno de los acusados en la madrugada del 18 de enero. En al menos una de esas zapatillas se confirmó que había ADN de Fernando, dato que se espera que confirme más adelante el médico que realizó el informe detallado.
 


COMENTARIOS