CULTURA

El director del Museo de Arte Decorativo volvió tras 90 días suspendido por el caso del robo

La institución sigue intervenida por Marisa Baldasarre mientras continúa la investigación por el faltante de veinte piezas.


Cumplidos los 90 días de la suspensión sin goce de haberes y mientras continúa la investigación por el robo de veinte piezas de su acervo, el director de Museo Nacional de Arte Decorativo, Martín Marcos, ya está de vuelta en su despacho. Pero el regreso no es a sus funciones, porque al frente de la institución sigue la interventora Marisa Baldasarre, directora nacional de Museos. “Así será hasta que se esclarezca el caso”, confirmó la historiadora del arte a La Nación.
 
Por estos días, en el museo del Palacio Errázuriz hay de gran afluencia de público desde la inauguración de la muestra de “Casa Tomada”, retrospectiva de Gaspar Libedinsky, programada durante la gestión de Marcos.
 

Fue el mismo Marcos quien realizó la denuncia por las obras faltantes. “Siento que las medidas impuestas buscan evadir responsabilidades de mis superiores, hacerme aparecer como responsable único de estos faltantes y aprovechar esta penosa situación para correr arbitrariamente de la dirección del museo a un funcionario concursado, con altas calificaciones e intachables antecedentes”, decía en la demanda de medida cautelar con la que inició un juicio contra el Ministerio de Cultura, con el expediente número 14084/2022 radicado en el Juzgado Contencioso Nº 8 el 28 de marzo pasado, para revertir la resolución firmada por el ministro Tristán Bauer que lo suspendió sin goce de haberes.
 
“Desde que se cumplió el plazo de los 90 días estipulados, Marcos está yendo otra vez al museo. Baldasarre continúa con la tarea encomendada por el ministro”, dice Valeria González, secretaria de Patrimonio Cultural de la Nación. “Al ser un director concursado, Marcos es planta permanente del Ministerio, más allá del cargo que ocupe”, explica. “Su separación fue una decisión del ministro totalmente sujeta a la norma, y esa norma tuvo una temporalidad, que concluyó y punto. Velar por el patrimonio es más importante que los nombres propios. Las herramientas del Estado deben ser usadas para eso, para cuidar la cosa pública. La idea de una persecución política me resulta absurda. Con ningún trabajador hemos hecho nada que tenga que ver con su ideología: es más, la desconozco. Sólo importa si la persona trabaja bien o mal”, declara González.
 
Baldasarre se encuentra en la etapa final de la revisión de todo el inventario del museo, el visu, que implica la inspección ocular del estado de cada una de las 6500 piezas que guarda el museo. “Por los informes parciales que fui recibiendo, avanzaron mucho en el volumen de piezas. Los registros estaban desactualizados y se están poniendo en orden”, explica González.
 
Otro tema importante de su intervención es la instalación de un circuito de vigilancia por cámaras. El 15 de marzo ya estaba adjudicaba la licitación y comenzaban los trabajos de cableado, pero aún no está funcionando. “No es sencilla la instalación porque interviene Interpol también”, señala González. Las veinte piezas robadas siguen sin aparecer.


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