COMUNA 15

La Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario de La Paternal se transformó en comedor

En tiempos de pandemia la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario “La Esperanza del Barrio” se transformó en comedor y merendero para dar contención a las familias que más la sufren. Pero en realidad sus actividades están orientadas a la cultura, el deporte y los oficios para adolescentes y adultos.


Desde Nueva Ciudad charlamos con Luciano, responsable de la Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario “La Esperanza del Barrio” que queda en Trelles 2673, en el barrio de La Paternal. 
 
Contanos qué actividades realizan en la CAAC
La Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario cuenta con una psicóloga y una trabajadora social, lo que hacemos es abordar los problemas de consumo de drogas que hay en el barrio en adolescentes y adultos.
Antes de esta situación de pandemia lo que se daban eran talleres deportivos, culturales y de oficios, además de apoyo escolar. Había taller de baile, de panadería, de pastelería, de reciclaje, de costura, clases de boxeo y artes plásticas.
Además, se realizaba un encuentro de mujeres que se llamaba “Mateada de mujeres” donde se abordaban problemas de violencia de género. Era un espacio íntimo para las mujeres para que puedan expresarse de una manera segura.
La Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario pertenece al movimiento “Ni un pibe más por la Droga”. Nos dedicamos a eso, a los problemas de consumo porque lo que decimos nosotros es que para que los jóvenes puedan salir adelante, lo que tiene que haber de parte del Estado y de estas Casas es una oferta de cultura, deporte y estudio, es lo que les falta a todas y todos los jóvenes.
Si bien nosotros abordamos los problemas de consumo en las y los jóvenes, lo que más nos interesa trabajar es la prevención para que nunca lleguen a conocer la droga o nunca estén vulnerados a las adicciones. Por eso lo que nosotros intentábamos hacer, antes de que ocurra todo esto de la pandemia, es tener ofertas de actividades durante todo el día para que los jóvenes en lugar de estar en la esquina, estén ocupados haciendo actividades culturales, deportivas y de oficios.
 
¿Cómo afrontaron la llegada de la pandemia?
La pandemia nos forzó a convertirnos mayormente en comedor, porque creció mucho el hambre al bajar los trabajos informales como las changas, tuvimos que reorganizarnos y abrir el comedor y merendero.
Apenas comenzó la pandemia, nosotros nos dimos cuenta que la necesidad principal iba a ser el hambre, entonces decidimos reorganizar la Casa, se suspendieron los talleres, se atiende desde la puerta por una cuestión de protocolo, pero nunca dejamos de hacer la comida. A veces son platos más elaborados y otras veces es lo que podemos dar, pero siempre tratamos que la comida sea nutritiva que tenga verdura, carne, que no sea solamente fideos con aceite.
El comedor funciona los lunes y miércoles y ahora sumamos los viernes en la semana; y los sábados funciona como merendero. La comida se entrega a las 13 horas cuando es comedor y los sábados a las 15 horas. Es para todos los vecinos del barrio, lo único que pedimos, si tienen, es el DNI para saber un poco más de la persona que viene a retirar la comida.
Cuando viene gente en situación de calle y no pueden traer un contenedor de plástico nosotros les proporcionamos una bandeja, tenemos algunos descartables. Se respeta muchísimo el protocolo de sanitización por cuestiones del Covid-19.
 
¿Cuánta gente concurre al comedor?
Desde que se implementó la cuarentena estricta hubo una demanda bastante grande, pero notábamos que en algunos momentos del mes bajaba la cantidad de gente que venía porque también retiraban mercadería de los colegios, o cuando cobraban el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), también bajaba la demanda, pero al principio venía mucha gente. Después los vecinos se empezaron a organizar para que no se acumule tanta gente en la puerta del comedor, venía una persona por varias familias y retiraba para sus vecinos y así se fueron organizando.
Llegamos a tener 120 personas, después fue bajando la cantidad y a medida que se fue abriendo la posibilidad laboral, porque la gente que trabajaba en changas como al principio no podía salir a trabajar, era la gente que peor la estaba pasando, pero a medida que se fue dando la apertura bajó el número de gente que viene a retirar comida. Actualmente vienen 60 familias, tanto al comedor, como al merendero.
 
¿Desde cuándo están en el barrio?
Estamos trabajando desde el 2017, al principio arrancó como algo muy comunitario, muy de olla, pidiendo a los comerciantes, a los vecinos que nos manden donaciones. Después, con el tiempo nos fuimos afianzando en el barrio y pudimos pelear con Sedronar (Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas) que se nos habilitara el espacio como Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario.
 
¿Cómo se los puede ayudar?
Nosotros armamos una campaña vía redes sociales pidiendo donaciones de mercadería, de alimentos no perecederos, de ropa si puede ser porque tenemos un ropero comunitario donde la gente puede venir a buscar abrigo o frazadas. Artículos de higiene como lavandina, alcohol, jabón, todo eso es bienvenido.
También nosotros usamos para preparar la comida guantes de látex, que son caros, que si pudiéramos recibir donaciones sería algo de mucha ayuda.
 
Redes sociales:
Facebook: Caac La Esperanza Del Barrio Niunpibemenosporladroga
Instagram: @caaczonanortecapital


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