OPINIÓN

Sin controles para el negocio inmobiliario porteño

El larretismo excluyó a la oposición del Consejo de Plan Urbano Ambiental. Es una forma de evitar intromisiones molestas a la hora de diseñar los negocios inmobiliarios del futuro.

Werner Pertot


Si bien en los discursos se llenan la boca hablando de diálogo y de la voluntad de instituciones republicanas y plurales, lo cierto es que a lo largo de los años a la hora de los hechos hemos visto cómo el PRO se aleja mucho de lo enunciado. No es distinto con Horacio Rodríguez Larreta, quien la semana pasada excluyó a la oposición de un organismo que intervendrá en lo que hace a los negocios inmobiliarios. A la hora de la verdad, muestran su verdadera cara. Y eso ocurrió cuando se constituyó el Consejo de Plan Urbano Ambiental, de donde dejaron afuera al peronismo, pese a las numerosas quejas de esa bancada. Lo mismo ocurre hace rato con la Auditoría General de la Ciudad, donde Larreta ostenta una mayoría con la que bloquea las investigaciones que puedan llegar a molestarlo. Por ejemplo, las que tienen que ver con las grandes obras, como la del Paseo del Bajo.

Muy lejos de las preocupaciones inmediatas de la población (que pasan por cuándo se levantarán las restricciones para volver a algo parecido a una vida normal, o cuándo se podrá salir sin riesgo de enfermarse y morir por Covid-19), se viene dando la discusión por cómo se conformará el Consejo del Plan Urbano Ambiental y si estará integrado por la oposición. No es, no obstante, un tema menor para el futuro de la población. Para que se den una idea, el Plan Urbano Ambiental que tiene que diseñar ese consejo apunta –según la ley- a lo siguiente: “El Plan Urbano Ambiental se fundamentará en el concepto de desarrollo sostenible, entendido como un proceso participativo, que integra la transformación urbanística, el crecimiento económico, la equidad social, la preservación de la diversidad cultural y el uso racional de los recursos ambientales, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población y minimizar la degradación o destrucción de su propia base ecológica de producción y habitabilidad”. Traducido: se trata de un plan que puede poner límite a los negocios inmobiliarios y al extractivismo urbano,  o no.

El bloque del Frente de Todos venía advirtiendo hace semanas que la intención era sellar a cal y canto el diseño de ese plan y excluir a cualquier fuerza opositora del Consejo. Hace unos días, cuando se reunieron las comisiones de Planeamiento Urbano y la Junta de Ética de la Legislatura para dictaminar, la bancada señaló que “El Consejo del Plan Urbano Ambiental es el espacio más importante en el que  diseñamos  el modelo de ciudad, donde vecinos y las vecinas de la Ciudad pueden hacer escuchar su voz en materia de política urbana, ante el acelerado avance de los grandes emprendimientos inmobiliarios”. “El bloque de Cambiemos de la Legislatura porteña intenta en una reunión de comisión avanzar en la conformación del mismo sin la participación del Frente de Todos. Haciendo uso de su mayoría, el Jefe de Gobierno y sus aliados proponen una conformación sin ni siquiera un miembro de nuestra fuerza”, indicaron. De esta forma, el organismo que evalúa las grandes obras y los grandes planes de la Ciudad se quedaría sin la principal fuerza opositora. En términos democráticos, esto implica dejar afuera la opinión de todos los ciudadanos que votaron a esa fuerza política.

“De los nueve representantes a ser designados, cinco pertenecen al Pro, dos a la UCR –integrante del espacio oficialista Cambiemos-; uno, al GEN de Margarita Stolbizer; y el último lugar sería para Consenso Federal –tercera fuerza en las últimas elecciones, que reunió el 7,22% de los votos- cuya integrante propuesta ha sido funcionaria del Pro en la Ciudad desde hace más de una década”, advirtieron. Ese es el pluralismo que muestra Larreta a la hora de los negocios. No es casual, en este sentido, que también ejerza una mayoría para frenar investigaciones en la Auditoría porteña, sobre todo cuando tienen que ver con las grandes obras, como el Paseo del Bajo. Las grandes obras, al parecer, no se tocan.  De fondo, también, está la puja para avanzar con la venta de terrenos públicos que Mauricio Macri como presidente le transfirió a último momento a la Ciudad.

Finalmente, pese a todas las críticas, lo hicieron: tenían los votos, así que dejaron afuera al Frente de Todos. La justificación es que en ningún lugar de la ley dice que tengan que tener una representación proporcional. Fue llamativa la respuesta ante esto que dio la ministra de Desarrollo Humano, María Migliore, cuando le preguntó el periodista Claudio Mardones en Tiempo Argentino: “Todo lo que venimos haciendo siempre es con diálogo con los vecinos y las organizaciones. Creemos en la participación y que ellos son los protagonistas porque estamos reivindicando sus luchas históricas”.

– ¿No le parece una contradicción con esa definición excluir a la oposición del organismo que va a planificar los cambios urbanísticos?
–Le hablo desde donde yo trabajo. No estoy en el detalle. Lo importante es ver el espíritu donde tenemos que seguir construyendo. 

La distancia entre los discursos y los hechos es cada vez mayor.

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