PATRIMONIO PÚBLICO

Las estatuas de los ídolos y personajes populares son las más vandalizadas

Las esculturas de los paseos de la Gloria, de la Historieta y de los Artistas sufren ataques constantes. Las mutilan, las pintan y hasta se las roban. La gran mayoría se saca fotos.


En la Ciudad de Buenos Aires, hay tres paseos de esculturas que homenajean a ídolos y símbolos de la cultura popular. Deportistas, artistas y personajes de historieta que forman parte de la historia de cada persona.
 
Ubicados en distintos sectores de la ciudad, los paseos de la Gloria, de la Historieta y de los Artistas permiten a porteños y visitantes reconocer a sus ídolos deportivos, sacarse fotos o compartir con hijos y nietos las pasiones de la niñez. Pero en muchos casos, las estatuas -modeladas en resina epoxi- están pintadas, rotas o directamente arrancadas.
 
En Costanera Sur, sobre la avenida Dr. Tristán Achával Rodríguez, entre los rascacielos de Puerto Madero y la Reserva Ecológica se encuentra el Paseo de la Gloria, un trayecto que celebra a los grandes deportistas argentinos. Fue inaugurado en 2017, con motivo de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se realizaron al año siguiente. Ginóbili, Vilas, Messi, Sabatini, Maradona, De Vicenzo y Fangio son algunas de las figuras realizadas por el artista Carlos Benavídez, informa Clarín.
 
La figura de Lionel Messi fue arrancada casi de cuajo. Sólo quedaron la pelota y una parte del botín izquierdo. A Gabriela Sabatini le falta su raqueta. “Ya se la llevaron como tres veces”, cuenta Sebastián, empleado en uno de los carritos que venden choripanes. “A la de Messi la sacaron hace un montón. Un día llegamos y no estaba”, se lamenta.
 
Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad confirman que pronto se repondrá la estatua del ídolo rosarino. Está siendo restaurada en los talleres de la Coordinación de Monumentos y Obras de Arte, MOA, con especialistas a cargo de arreglar las 2.000 piezas artísticas que hay en las calles de la Ciudad.
 
En Chile y Defensa, está una estatua de Mafalda con sus amigos Susanita y Manolito que da comienzo al Paseo de la Historieta, creado en 2012 y, desde 2015, parte del patrimonio del Museo del Humor de la Ciudad.
 
Otras de las estatuas que componen este paseo a lo largo de los barrios de Monserrat, San Telmo y Puerto Madero son la de Don Fulgencio, en Venezuela y Balcarce, que tiene una mano rota y el frente pintado con aerosol. En Balcarce y México, Larguirucho –que está junto a Súper Hijitus- muestra dos “besos” estampados en el cachete izquierdo. Y el icónico Clemente, en su faceta de hincha a favor de los “papelitos” –sobre Balcarce 450- tiene algunas pintadas.
 
La estatua de Patoruzú también se encuentra en proceso de restauración en el MOA. Su lugar, en la esquina de Paseo Colón y Belgrano, es ocupado ahora por Isidorito y Patoruzito, que antes estaban a mitad de cuadra, rumbo a Azopardo.
 
Las estatuas rotas o pintadas llegan al MOA a partir de un relevamiento de la propia coordinación o de las llamadas al 147 que denuncian vandalismo. Los costos de reparación varían mucho, dependiendo del daño causado y los materiales necesarios para la obra. Para los arreglos –que incluyen esculturas, estatuas y fuentes, pero también bebederos, bancos, cartelería o bicicleteros, por ejemplo- el Ministerio de Ambiente y Espacio público destina un presupuesto mensual de $ 4.770.000.
 
En la esquina de Uruguay y Corrientes, la estatua de Alberto Olmedo junto a Javier Portales es prácticamente un sitio de convocatoria, incluso en pleno horario de oficina, siempre hay gente sacándose fotos. Así y todo, la obra –recién restaurada- ya luce un “maquillaje” no deseado en los labios y una consigna que reza “Carne = muerte” en el respaldo del sofá.
 
Otras estatuas del paseo: Minguito Tinguitella, de Juan Carlos Altavista; Don Mateo, de Jorge Porcel; el “Contra” de Juan Carlos Calabró y Tato Bores- fueron retiradas durante el proceso de peatonalización de la avenida Corrientes y están en proceso de restauración. Una sexta, la de Sandro, debería estar en la vereda del Gran Rex, sobre Corrientes al 800, pero fue mudada al hall interior. “Antes la sacábamos, porque tiene ruedas, pero la gente se le sentaba encima y la rompía”, explica uno de los trabajadores del teatro.


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