NI UNA MENOS

Otra vez a las calles contra la violencia machista: quinta concentración de Ni Una Menos

A las 17 comienza la movilización desde Congreso hasta Plaza de Mayo. Para gritar basta de femicidios: en los últimos 11 años hubo uno cada 32 horas.



En los últimos once años, en la Argentina se cometió un femicidio cada 32 horas. Así lo reveló un informe de La Casa del Encuentro, presentado de cara a la quinta concentración de Ni Una Menos, que este lunes vuelve a las calles para manifestarse contra la violencia machista. Será desde las 17, de Congreso a Plaza de Mayo.

Según el relevamiento realizado por la ONG, entre 2008 y 2019 hubo 2952 femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas. Esto dejó a 3717 niñas y niños –el 64 por ciento de ellos, menores de edad– sin sus madres. En más del 62 por ciento de los casos, los femicidas fueron parejas o ex parejas de las víctimas, reveló el informe y difundió Página 12.

En una dramática confirmación de las estadísticas, tras la presentación del informe se conoció que el sábado fue asesinada por su novio Alejandra Palavecino, de 18 años, en la localidad cordobesa de Anisacate.  Esa misma noche, en General Viamonte, Jésica González fue asesinada por su pareja frente a sus hijos.

“Nosotros lo que pedimos son estadísticas oficiales unificadas porque no corresponde que tengan tres, como sucede ahora. Si vos tenés tres estadísticas, dos de ellas se presentaron este año y las dos difieren, ¿de qué manera vas a trabajar en políticas públicas si no tenés estadísticas que den cuenta de lo que pasa?”, cuestionó Ada Rico, presidenta de la Casa del Encuentro, en diálogo con Página 12. El informe que presentó está hecho a partir de un relevamiento de las noticias publicadas entre 2008 y 2019.

En este marco, este lunes habrá concentraciones por Ni Una Menos en todo el país, tal como ocurre desde hace cuatro años cada 3 de junio. En la Ciudad, la convocatoria de NUM es a las 16 en Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen.

“En el momento de mayor precarización de nuestras vidas, por quinta vez, volvemos a gritar Ni Una Menos. Porque todos los días vemos cómo la violencia económica hace implosión en las casas y en los barrios, sobre nuestros cuerpos. Se repite que aún en esta crisis no hay estallido. ¿Quién hace ese diagnóstico? No es así: la asfixia estalla como violencia machista, estalla la crueldad contra las niñas obligadas a gestar, en los femicidios, en los lesbicidios, los travesticidios, estalla como ajuste y fragilización de nuestros vínculos, estalla como enfermedad en cuerpos agotados, estalla en la indigencia y en los desalojos, estalla en la violencia correctiva contra cuerpos trans. Nuestro diagnóstico feminista de la crisis no puede despreciar estas formas de la violencia. Porque es la crisis también la que no nos deja decir No, cuando queremos decir No, y condiciona todas nuestras decisiones vitales. Las redes feministas son las que están haciéndose cargo de estos cuerpos y territorios implosionados. Nosotras sí contamos muertes, a diario. Estos cuerpos nos importan. Ni una menos”, expresaron mediante un comunicado.

Y agregaron: “La inflación constante nos obliga a endeudarnos para sobrevivir, para comprar comida y medicamentos. Al hambre se responde con más ofertas de endeudamiento, la especulación financiera se alimenta de nuestra desesperación y los mismos caballeros que acumulan en los mercados se jactan de su pacto patriarcal que entrega como dádiva una lista de 60 alimentos básicos. La violencia machista se consagra con un pacto de caballeros que nos quiere obedientes y sumisas, cada día más empobrecidas y violentadas. En esta crisis, se imponen los sectores fundamentalistas que disciplinan con crueldad. Las iglesias organizan su economía de la obediencia, avanzando en el sometimiento de nuestras libertades con su sistema de culpa y castigo. Se proponen como refugio de la intemperie neoliberal pero sólo ofrecen cárcel a nuestro deseo y nos quieren imponer la maternidad obligatoria. El 3 de junio volvemos a las calles, ahí donde ya experimentamos la potencia de estar juntes transformando nuestros cuerpos ahora mismo, a la vez que inventamos formas de vida feministas a la altura de nuestro deseo de cambiarlo todo. Vivas, libres y desendeudadas nos queremos. Ni Una Menos”.

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