8M

Todes paramos: hoy será la última asamblea feminista hacia la huelga del 8M

En medio del dolor por la niña de Tucumán de 11 años obligada a parir, los feminismos de CABA se reúnen hoy en Chacarita por última vez de cara al paro que se realizará el próximo viernes.

El dolor atraviesa esta última asamblea feminista de cara al paro del 8M. La cesárea hecha en un cuerpo de una niña de 11 años violada por su abuelastro atravesó a todes les que militan por el aborto legal, libre, autogestionado. “Mi cuerpo, mi decisión”, dicen los feminismos pero el Estado sigue sin escuchar.

Este año, el 8M seguro estará teñido de este dolor, de esta furia que los feminismos saben cómo transformar en organización. “Frente al fascismo neoliberal y colonial que quiere redoblar sus violencias, nosotras y nosotres paramos”, dice la convocatoria a las asambleas que se realizan desde el 8 de febrero todos los viernes a las 18 en la Mutual Sentimiento, ubicada en Lacroze 4100.

Este año se dio una disputa que parecía se presenta como nueva, pero tiene olor a otras épocas: las Radfem y su feminismo excluyente. En la segunda asamblea que se llevó adelante un grupo de mujeres cis comenzó un discurso con mensajes de odio hacia el colectivo travesti-trans. Luego de soportar varios insultos, una travestis les quitó el micrófono ocasionando griterío y empujones. Las Radfem, entonces, se dedicaron a utilizar esa reacción como acusación certera de que son “varones con pollera” que ejercen la violencia.

Pero, ¿qué es violencia y qué no? El discurso de que la travesti que tomó el micrófono es violenta, es parecido, por no decir igual, a Horacio Rodríguez Larreta diciendo que el fotógrafo Bernardino Ávila le pegó a un policía mientras éste lo reprimía. Entonces, nos piden la sumisión aun cuando estamos siendo objeto de una violencia.

La asamblea del 8M se definió por mayoría como “no biologicista”, es decir, que reconoce la existencia de otros géneros además del binomio hombre-mujer. También significa que se reconoce que una mujer heterosexual tiene más privilegios en esta sociedad que una lesbiana, una travestis, une trans. Desde ese lugar se discute y se participa. Decirle “varón con pollera” a una travesti es violento, defenderse de una violencia es legítimo.

En las siguientes asambleas, se ratificó la decisión de ser “no biologicista” y se continúo con el debate como el resto de los años. Restará abrazar bien fuerte al colectivo travesti trans en este nuevo paro para reparar y seguir construyendo juntes.

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