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¿Cómo se vive en los edificios donde se cortó el gas?

Cientos de hogares están sin gas en la Ciudad, algunos pasan meses y hasta dos años para que se les reestablezca el servicio. Un problema que no se soluciona fácilmente.


El corte de suministro de gas es una pesadilla cotidiana que viven miles de porteños. Lo más habitual en estos casos es pasar seis meses, en promedio, sin servicio. Muchos optan por comprar horno y ducha eléctricos.
 
Alexis Panozzo, vecino de Palermo, cuenta a La Nación que "Mi encargado me dijo que esto iba para largo... Y tenía razón. Metrogas vino porque un vecino los llamó después de sentir olor a gas. La empresa descubrió la pérdida y nos cortaron el servicio", se queja.
 
No hay cifras que especifiquen cuántos hogares no tienen hoy gas en la Ciudad de Buenos Aires que son abastecidos por Metrogas. Voceros de la empresa señalaron que solamente el 0,02% de sus 2,5 millones de clientes resulta afectado: es decir, 500 hogares.
 
Las denuncias anónimas suelen desencadenar los cortes. "Tenemos la facultad de suspender la distribución sin previo aviso porque responde a un criterio de seguridad", explicaron desde Metrogas a La Nación.
 
Metrogas deja a los clientes una serie de pasos por seguir para recomponer el suministro, son demandas avaladas por la regulación vigente. Los requerimientos son diversos: puede ser colocar una ventilación para que rote el aire en la cocina, cambiar caños viejos, o medir la distancia entre la llave de gas y las hornallas. "El hogar tiene que ser 100% seguro", se defendió la compañía.
 
"Lo que hace Metrogas es abusivo. Cada vez que aprueba nuevas medidas sobre la instalación pretende que la Ciudad se adecue e invade la competencia del Gobierno porteño. Deberían hacer saber a todos los propietarios cuáles son las nuevas normas de seguridad de instalación y, más allá de la existencia o no de fuga, que estos puedan decidir. Es como impedir que un vehículo circule porque no tiene airbag", consideró a La Nación Sergio Abrevaya, diputado porteño por GEN, quien presentó un proyecto de ley que busca quitarle competencias a la distribuidora. Por el momento, está en la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura.
 
Un edificio sin gas provoca una suerte de laberinto en el que los vecinos quedan atrapados. Las reformas edilicias suelen ser costosas. Para cubrir los gastos, los consorcios cobran expensas extraordinarias. Entre los residentes no acuerdan rápido al momento de elegir al gasista: piden presupuestos, analizan y solo después contratan al matriculado.
 
En un PH situado en el barrio de Floresta, donde vive Virginia Vera Alonso, hubo una pérdida en el caño que conectaba a todos los departamentos, la compañía cortó el suministro. Cada una de las 30 viviendas debía desembolsar $8000 para afrontar la obra. Algunos no alcanzaban a juntar la plata, otros peleaban por los presupuestos presentados por los gasistas: "Y así estamos, sin gas hace seis meses. Al final compramos una garrafa", se lamenta a La Nación.
 
Para los propietarios más pudientes o para los inquilinos, la salida más fácil es la mudanza. Vera Alonso está pensando en vender su casa. En el edificio de Alexis Panozzo cuatro departamentos quedaron deshabitados tras el corte del gas.
 
María José Del Bó alquilaba en Montserrat, debió transformar el departamento en un hogar electrointensivo para combatir el corte. Durante un año, invirtió en horno eléctrico, termotanque pequeño y pava eléctrica. El propietario no le reconoció los gastos. En muchas ocasiones, los dueños no devuelven el dinero invertido en artefactos vitales para paliar la falta de gas o directamente no se hacen cargo de la situación. María José se hartó de pelear con el propietario, como también se hartó del frío del invierno porque no le quisieron comprar una estufa eléctrica y se mudó.
 
Metrogas pone el foco de la demora en los gasistas matriculados: "Se atrasan en entregar los pedidos de inspección. Una vez que lo hacen, nosotros tenemos hasta 10 días hábiles para hacer los chequeos correspondientes y, si todo está en condiciones, reponer el servicio. Ese periodo está regulado", argumentaron voceros de la distribuidora.
 
En el intervalo la empresa se corre del escenario y los gasistas toman el control. Son los responsables de trabajar los arreglos y de contactar a la compañía para que hagan los controles. Desde la Cámara Argentina de las Instalaciones para Fluidos (CAIF), que entre otros nuclea a los gasistas matriculados, denunciaron que "muchas veces los usuarios contratan a gasistas no matriculados cuyos arreglos están en contravención con la reglamentación vigente, lo que provoca serias irregularidades. En otras oportunidades, el consorcio demora en tomar la decisión final de a quién encomendarle el trabajo".


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