COMUNA 15

Cerró una fábrica en La Paternal dejando a sus empleados en la calle

La marroquinería Tres G, ubicada en el barrio de La Paternal, cerró de un día para el otro dejando a sus trabajadores en la calle.


El viernes pasado los trabajadores de la marroquinera Tres G, ubicada en Seguí 2262, en el barrio de La Paternal, decidieron tomar la fábrica de manera pacífica luego de que se les informara que se cerraba. Son 25 las familias que dependen de esta empresa.
 
El dueño, de nombre Juan, les adeuda sueldos, vacaciones y aguinaldos. Además, intentó vaciar la fábrica llevándose maquinaria. Los trabajadores decidieron tomar el edificio y están pensando qué camino seguir.
 
Los vecinos del barrio se acercaron durante el fin de semana para ayudarlos en lo que se pueda. La comunera del FpV, Camila Rodríguez estuvo acompañando a los trabajadores y expresó “el avance del proyecto macrista para destruir el empleo y el mercado interno está por cobrarse una nueva víctima en Paternal. Otra Pyme vaciada, 25 familias a punto de quedar en la calle”. También, estuvieron miembros de la Federación de Trabajadores por la Economía Social (FETRAES).
 
Los trabajadores de Tres G se encuentran en estado de alerta para preservar su fuente de trabajo, están dispuestos a luchar y organizarse. La empresa produjo hasta hace muy pocos días una gran variedad de elementos de marroquinería para marcas de alta gama.
 
“El ajuste de Macri se paga con desempleo, pobreza y fabricas cerradas. Necesitamos que cambien las políticas económicas para que las fabricas dejen de cerrar y para que los dueños no tengan la impunidad de vaciar las fábricas a la vista de todos”, continúo la comunera Rodríguez.
 
Los trabajadores denuncian que “De un día para el otro nos dejaron en la calle. Hace un año que ese ladrón llamado Juan, el dueño de la marroquinería, roba y evade los aportes de sus trabajadores. Realizamos denuncias en el Ministerio de Trabajo, pero la inoperancia y complicidad de los funcionarios facilitaron su enriquecimiento a costa del sacrificio de sus operarios”.
 
“Además este señor maltrataba a sus empleados descalificándolos, tratándolos de inútiles, inservibles, humillándolos delante de los demás compañeros y gritándoles desaforadamente para imponer miedo. Jamás le importo un ápice de los trabajadores que formaban parte de esta fábrica ni pensó en las familias que venían detrás de ellos. Él sacaba partida tras partida de carteras para que su hijo Gabriel y su mujer Silvia puedan vivir a costa de los sueldos impagos de los trabajadores. Ahora que se pare frente a ellos y que responda como corresponde”, concluyen los trabajadores.


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