ESPACIO PÚBLICO

Los comercios usan las veredas como vidrieras

Las veredas de la Ciudad son ocupadas diariamente por distintos comercios que utilizan el espacio público como vidriera. ¿Por qué el Gobierno porteño persigue a los manteros de Once?


El Gobierno de la Ciudad desalojó a cientos de manteros de la zona de Once para liberar las veredas. Pero la ocupación del espacio público no se limita solamente a la presencia de los puesteros informales, una amplia variedad de rubros usan las veredas como vidriera, showroom o depósito: locales gastronómicos, mueblerías, concesionarias de motos y autos y verdulerías.
 
“Los restaurantes y bares son los únicos que cuentan con habilitaciones para la ubicación de mesas, sillas y cartelería. En el resto de los casos, se trataría de contravenciones. La supervisión y aplicación de sanciones le corresponde a la Dirección General de Fiscalización en Vía Pública”, explicaron  La Nación voceros del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño.
 
“Si no tenés habilitación, te dan un aviso de 60 o 90 días. La siguiente vez te cae una multa. En realidad, ahora no tenés que habilitar, sino que pagás un canon. Por ejemplo, yo pago $ 350 por mes por una mesa y dos sillas afuera”, comentó a La Nación el dueño de un bar en Palermo.
 
“También tenés límite horario. Los días de semana es hasta la 1 y los viernes y sábados se extiende hasta las 2 o 3. Una noche había dos turistas y a las 3 cayeron dos personas del Ministerio de Ambiente y Espacio Público y me dijeron que tenía que cerrar. Incluso les fueron a hablar a los clientes para que se fueran. Ahí fue cuando me intimaron”, contó.
 
El permiso para colocar mesas y sillas en las veredas se puede gestionar de manera gratuita desde el sitio web del Gobierno porteño, en la sección de permisos de uso. Una vez aprobado, se abona un canon por metro cuadrado, que varía de acuerdo con la zona de la ciudad y el ancho de la acera. Esos cánones se pagan de manera semestral y van desde los $ 260 por metro cuadrado sobre veredas de más de cuatro metros cuadrados de ancho hasta los $ 1560 por metro cuadrado en la denominada zona 1, que incluye los barrios más turísticos.
 
La Dirección General de Fiscalización en Vía Pública, que depende del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, es la oficina encargada de ejercer el control y la verificación del ordenamiento de las actividades instaladas sobre las veredas. En total, entre enero y noviembre pasado se labraron más de 5300 actas de secuestro de mercaderías y de mobiliario. La gran mayoría de las actas fue en locales gastronómicos, verdulerías y negocios de venta de indumentaria y afines. Las actas de secuestro de los puestos de comida totalizaron 1240, y en verdulerías, 305; las restantes no fueron especificadas por la oficina de control.
 
En la esquina de la avenida Córdoba y Thames funciona una verdulería, los cajones están expuestos sobre la vereda. “Sí, han venido alguna vez a decirnos que no se pueden tener los cajones en la vereda, pero las veces que yo estuve vino la policía directamente. Te hacen firmar el acta y se llevan mercadería también”, comentó uno de los jóvenes que atienden el local. “Lo que pasa es que no cabe la mercadería en el local y tampoco se puede pagar cualquier alquiler“, agregó.
 
Fuentes ministeriales dijeron que durante el año pasado realizaron relevamientos tanto para el rubro de concesionarias de autos como en el caso de la ubicación indebida de mesas y sillas en las zonas más críticas. Los funcionarios atendieron reclamos puntuales de vecinos y planifican inspecciones en estos rubros. En los casos en que encuentran comercios en falta, la Dirección General intima para que cesen las faltas y orienta al comerciante sobre cómo gestionar los permisos.
 
Las cuadras de avenida de Los Incas, entre Triunvirato y Constituyentes, están pobladas de autos. En esa parte de Villa Urquiza, las concesionarias ya son parte del paisaje urbano, como ocurre con los talleres mecánicos ubicados en la avenida Warnes. “No tenemos muchas quejas de vecinos, porque llevamos años acá; es una zona de concesionarias”, dijo a La Nación Demián desde un estacionamiento que desbordaba de vehículos, en la esquina de la avenida de los Incas y Torrent. “Vinieron de la Ciudad alguna vez para pedirnos que sacáramos los autos de la avenida, especialmente. Siempre dejamos paso, pero alguna multa tuvimos que pagar”, concluyó.

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