CIUDAD

Por la crisis cierra un emblemático café de la política porteña

Se trata del Gran Victoria, que abrió sus puertas en 1987. Néstor Kirchner, Mauricio Macri y hasta Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, pasaron por sus mesas.


La gastronomía no puede escapar de la crisis que tiene entrampada a la economía argentina. Hasta septiembre pasado eran 260 los locales porteños que habían bajado la persiana, según datos del gremio. A partir de la semana próxima habrá que agregar un nuevo nombre a la lista. Se trata de la confitería Gran Victoria.

El bar, con ese nombre, abrió sus puertas en 1987 y por sus mesas pasaron infinidad de políticos. "Es un lugar histórico de rosca, pero de rosca pública", le dijo a Nueva Ciudad un asesor peronista. La cercanía con la Casa Rosada convirtió al bar en uno de los preferidos de los eventuales visitantes del palacio de gobierno.

"(Néstor) Kirchner venía cuando era gobernador. Al principio decíamos que era el hermano de Tristán", bromea uno de los mozos que conoce el local de Hipólito Yrigoyen y Bolívar como si hubiera nacido allí. Mauricio Macri también supo visitar el café en sus tiempos de alcalde de la Ciudad. Aníbal Ibarra solía pasar por la cafetería que luego se convirtió agregó una casa de comidas para abastecer a los miles de oficinistas que almuerzan en el centro.

El mozo señala una ventana sobre la calle Yrigoyen. "En la mesa que está allá se sentaba Jorge Bergoglio", rememora casi con nostalgia. Él y sus compañeros deberán buscarse otro destino a partir de la semana próxima. "La crisis no ayuda en nada. A algunos nos indemnizan y otros van a trabajar para otros comercios que pertenecen al mismo dueño", explica.

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