JUSTICIA

El padre de Rodrigo y Rolando pidió "justicia" por sus hijos

El padre de los dos niños que murieron en un taller clandestino de Flores pidió "justicia" por sus hijos tras la declaración del empresario coreano dueño del taller.


Esteban Mur, el padre de Rodrigo y Rolando, los niños que murieron en un taller clandestino de Flores, reclamó "que se haga justicia" por sus hijos, tras la declaración de Lee Sung Yop, el empresario coreano dueño del taller e imputado por trata de persona con fines laborales.

"Trabajamos muchos años para él y nunca nos terminó de pagar un año completo, siempre hubo deudas. Quisiéramos que se haga justicia contra él y que se lo impute bien fuerte porque perdimos dos grandes hijos", dijo Mur visiblemente conmocionado.

El trabajador textil afirmó en diálogo con Agencia Télam que "la cruda realidad" en ese rubro "es grave en la Argentina" y que "hay talleres clandestinos en todo Buenos Aires".

"En la mayoría de ellos trabajan extranjeros que son muy maltratados y cobran un salario que no alcanza, además de vivir en un galpón compartido con otras personas, por lo que las condiciones son muy malas. Quisiéramos que haya una ley como se hizo para las amas de casa, que proteja a los hermanos costureros que sabemos y queremos seguir trabajando"
, aseguró durante una conferencia de prensa.

Por su parte Gabriela Carpineti, abogada de la familia, sostuvo en diálogo con esta agencia que "en este caso, el juez (Rodolfo) Canicoba Corral entendió que hay motivos suficientes para imputar a Lee Sung Yop como presunto autor del delito 145 bis, trata de personas con fines de explotación laboral".

"En pocos días se cumplen siete meses del hecho ocurrido el 27 de abril en la calle Páez 2796 del barrio de Flores y hoy declaró por ello el empresario imputado, ya que pudimos demostrar el vínculo que lo unía con la familia Mur y los engaños típicos de este tipo de delito",
apuntó.

La mañana del 27 de abril Rodrigo de diez años y Adair Rolando de cinco estaban durmiendo en el taller junto con Amparo cuando una vela prendió fuego un colchón y desató el incendio.


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