Los clubes de barrio resisten el paso del tiempo

En la Ciudad de Buenos Aires existen 197 clubes de barrio que resisten a los cambios barriales y la merma de sus socios.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene inscriptos en el RUID (Registro Único de Instituciones Deportivas) 197 clubes de barrio. A través de este registro, los clubes pueden acceder a subsidios, participar de eventos que organiza el gobierno y acceder a tarifas sociales para servicios públicos. Además, pueden solicitar la exención del pago de Ingresos Brutos y recibir asesoramiento legal y contable. Según datos de la Secretaría de Deportes del gobierno porteño, la masa societaria de los clubes de barrio se multiplicó tres veces en los últimos 50 años.

El Club Barracas Juniors, General Hornos 1850, es uno de los clubes de barrio que resisten el paso del tiempo, el boom inmobiliario y el desinterés de los socios que se fueron alejando por falta de tiempo o de ganas.

Los socios recuerdan que por la cancha de tenis del Club Barracas pasaron Guillermo Vilas y otras figuras; conserva también una de paddle, deporte que tuvo su auge en los años 90, una de básquet y un quincho para las actividades de los jubilados.

El Barracas Juniors es uno de los clubes más viejos de la Ciudad, fue fundado en 1912, "el año en que se hundió el Titanic y se hizo famoso el asesino llamado «el Petiso Orejudo»", aclara a La Nación Ricardo Castorina, el presidente. Las instalaciones son rudimentarias, pero acogedoras y alberga a cerca de 600 socios que pagan 30 pesos por mes. La mayoría, hinchas de Boca Juniors. La mayoría son jugadores de dados y naipes, es decir especialistas en truco, chinchón y generala. El Barracas Juniors es uno de los 13 clubes de la Comuna 4.

Otro tradicional club es El Bochín, Julián Alvarez 2355, lugar de encuentro para los vecinos de la Comuna 14 del barrio de Palermo. Fundado en 1925, este espacio tiene unos 70 socios que pagan sólo 40 pesos mensuales.

En la cancha de pelota-paleta que el club tiene en el fondo del predio, entrenan Gabriel, Jorge y Alfredo Villegas, los campeones mundiales de México 2006 de pelota-paleta que son el orgullo del club.

"Aunque parezca increíble, en este predio había caballerizas y aljibes. Se jugaba a las cartas bajo una parra que había en el medio de lo que hoy es el salón. Era el clásico club inglés, donde sólo entraban los hombres", cuenta Roberto Cappiello a La Nación.

Los clubes de barrio conservan las actividades tradicionales que reunían a los socios de varias décadas atrás como juegos de mesa, actividades al aire libre y cenas familiares. Según afirma el historiador Daniel Balmaceda a La Nación: "Además de reinventarse, los clubes deben salir a la superficie. Es necesario que realicen actividades que integren al resto del barrio. Que los socios antiguos entiendan que el club es un legado que debe transmitirse entre generaciones. Que las escuelas visiten los clubes y ese día los socios no sean meros espectadores, sino anfitriones".

En el barrio de Villa Devoto, se erige el Círculo de Villa Devoto, Pedro Morán 4151, un espacio tradicional que data de 1913. Pertenece a la Comuna 11, que tiene la mayor cantidad de clubes de barrio, con un total de 26. Tiene 778 socios que pagan 350 pesos la cuota y se caracteriza por sus múltiples actividades abiertas también a los no socios: fútbol, tenis, taekwondo, squash y patín, entre otros.

Todos los viernes por la tarde se organiza el gran Burako, en el que más de 100 mujeres se congregan entre fichas blancas y tés saborizados. Ni en éste ni en ninguno de los clubes se juega por plata: el ganador se lleva un premio donado por la comisión directiva y los perdedores invitan el café o el taxi de vuelta a casa.

En cuanto al boom inmobiliario en Villa Devoto y la ciudad en general, el presidente del club, Diego Losada, aclara a La Nación que "Nunca vinieron a ofrecernos nada para comprar el club, saben que los sacaríamos corriendo. El gobierno porteño nos da un subsidio que suma para mantener los costos fijos, que son muy altos".

El Club Italiano, Av. Rivadavia al 4700, un ícono del barrio de Caballito, imponente por su arquitectura colonial y su mobiliario antiguo. Fue fundando en 1898, y su presidenta, Diana Álvarez de Bisso, es la primera mujer que asume la conducción del club.

Esta institución tiene una clara tradición social y cultural, fue fundada por inmigrantes italianos que pensaron el club como un espacio para la clase alta porteña. Fútbol, rugby, hockey, tenis y natación. En el Club Italiano se pueden practicar éstas y otras actividades como las clases de danzas.


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