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- 11.06.2015
¿Por qué viajamos mal en el Subte?
Este año aumentó la cantidad de pasajeros del Subte. ¡Albricias! Así lo demuestra un informe reciente elaborado por Hernán González Badián para el Programa Subte.Data del Laboratorio de Políticas Públicas.
En el primer cuatrimestre de 2015 la cantidad de pasajeros transportados alcanzó 78 millones, un 6% más que en el mismo período de 2014, alrededor de 5 millones más de usuarios (ver gráfico). Sin embargo, todavía estamos muy lejos de los 91 millones de pasajeros transportados en el mismo período del 2011, último año de gestión del subterráneo bajo la órbita nacional.
Según el Informe, esta recuperación de los pasajeros transportados respecto a 2014 responde principalmente al achicamiento de la brecha entre la tarifa del colectivo y el subte.
Como se señala en un Informe anterior de Subte.Data, la tarifa promedio del subte producto del sistema de descuentos se encuentra en torno a $4,35 por viaje (ver aquí), mientras que la tarifa de colectivo se encuentra en $3,25. Este achicamiento de la brecha entre ambos servicios explicaría, según González Badián, la recuperación de pasajeros que experimento el subte en esta primera parte del año. De la misma manera que el aumento de la brecha, a partir de la decisión de Mauricio Macri de aumentar la tarifa del subte un 127% por encima de la tarifa del colectivo, implicó la expulsión de una masa significativa de usuarios del subte y la consecuente necesidad de aumentar el monto total de subsidios destinados al mismo.
Desagregado por líneas surge que la Línea A aumentó su participación en el total de pasajeros transportados, en un 2%, mientras que la Línea B lo perdió en el mismo porcentaje. Las demás líneas mantuvieron la incidencia sobre el total que registraron en 2013, con un pequeñísimo incremento en la Línea H.
Estos datos son alentadores porque muestran la capacidad del subte para ganar pasajeros, sacándolos de los transportes de superficie con los consecuentes beneficios en cuanto a polución ambiental y congestión del tránsito. Sin embargo, en el marco de la gestión actual del servicio puede terminar siendo preocupante si no va acompañado de un refuerzo de formaciones.
Para que tengan una idea, en el 2000 Metrovias tenía en circulación, en las horas pico (de lunes a viernes de 8 a 10 hs. y de 18 a 20 hs.) 96 trenes entre todas las líneas.
En estos catorce años se agregaron nuevas estaciones en casi todas las líneas y se incorporó la Línea H, pero las formaciones que circulan en hora pico son 93, tres menos que en el 2000.
Para completar el cuadro tenemos que en el primer cuatrimestre del año 2000 el subte transportó 76 millones de pasajeros contra los 78 millones transportados entre enero y abril de este año.
O sea: + Pasajeros, - Formaciones = Peores viajes.
El gobierno local anunció para este año la incorporación de nuevas formaciones (ya sea las usadas compradas al Metro de Madrid para la Línea B o las nuevas adquiridas a China para la Línea A). Probablemente, en el transcurso de la campaña electoral por la Presidencia de la Nación en las que compite el jefe de gobierno, tengamos novedades. Sin embargo, es saludable resaltar que llegamos a esta situación por la conjunción de decisiones que comprometen tanto al gobierno nacional y al gobierno de la Ciudad y cuyo denominador común fue el desinterés por mejorar el servicio.
Por un lado, desde 2003 hasta el 2011 el gobierno nacional no invirtió recursos en el subte, lo que trajo aparejado un empeoramiento paulatino y sostenido del servicio, aunque con un aumento persistente en la cantidad de pasajeros transportados (a raíz del congelamiento de la tarifa y de su equivalencia con la colectivo). Por el otro, el gobierno de la Ciudad se desentendió de la promesa de campaña que formulara Mauricio Macri en 2007 de construir 10km de subte por año, y en sus primeros cinco años de gestión se limitó a inaugurar perezosamente estaciones hechas prácticamente por las gestiones anteriores. Y cuando se hizo cargo del servicio, decidió sacar formaciones de circulación y expulsar pasajeros con sucesivos aumentos de tarifa.
Probablemente, la situación mejore. Bienvenido. Sin embargo, eso no debe hacernos perder de vista que todo (incluyo también los trenes) podría haber mejorado antes. Y si no sucedió fue porque los que ahora se ufanan de las mejoras son los mismos que antes decidieron no hacer nada.
En el primer cuatrimestre de 2015 la cantidad de pasajeros transportados alcanzó 78 millones, un 6% más que en el mismo período de 2014, alrededor de 5 millones más de usuarios (ver gráfico). Sin embargo, todavía estamos muy lejos de los 91 millones de pasajeros transportados en el mismo período del 2011, último año de gestión del subterráneo bajo la órbita nacional.
Según el Informe, esta recuperación de los pasajeros transportados respecto a 2014 responde principalmente al achicamiento de la brecha entre la tarifa del colectivo y el subte.
Como se señala en un Informe anterior de Subte.Data, la tarifa promedio del subte producto del sistema de descuentos se encuentra en torno a $4,35 por viaje (ver aquí), mientras que la tarifa de colectivo se encuentra en $3,25. Este achicamiento de la brecha entre ambos servicios explicaría, según González Badián, la recuperación de pasajeros que experimento el subte en esta primera parte del año. De la misma manera que el aumento de la brecha, a partir de la decisión de Mauricio Macri de aumentar la tarifa del subte un 127% por encima de la tarifa del colectivo, implicó la expulsión de una masa significativa de usuarios del subte y la consecuente necesidad de aumentar el monto total de subsidios destinados al mismo.
Desagregado por líneas surge que la Línea A aumentó su participación en el total de pasajeros transportados, en un 2%, mientras que la Línea B lo perdió en el mismo porcentaje. Las demás líneas mantuvieron la incidencia sobre el total que registraron en 2013, con un pequeñísimo incremento en la Línea H.
Estos datos son alentadores porque muestran la capacidad del subte para ganar pasajeros, sacándolos de los transportes de superficie con los consecuentes beneficios en cuanto a polución ambiental y congestión del tránsito. Sin embargo, en el marco de la gestión actual del servicio puede terminar siendo preocupante si no va acompañado de un refuerzo de formaciones.
Para que tengan una idea, en el 2000 Metrovias tenía en circulación, en las horas pico (de lunes a viernes de 8 a 10 hs. y de 18 a 20 hs.) 96 trenes entre todas las líneas.
En estos catorce años se agregaron nuevas estaciones en casi todas las líneas y se incorporó la Línea H, pero las formaciones que circulan en hora pico son 93, tres menos que en el 2000.
Para completar el cuadro tenemos que en el primer cuatrimestre del año 2000 el subte transportó 76 millones de pasajeros contra los 78 millones transportados entre enero y abril de este año.
O sea: + Pasajeros, - Formaciones = Peores viajes.
El gobierno local anunció para este año la incorporación de nuevas formaciones (ya sea las usadas compradas al Metro de Madrid para la Línea B o las nuevas adquiridas a China para la Línea A). Probablemente, en el transcurso de la campaña electoral por la Presidencia de la Nación en las que compite el jefe de gobierno, tengamos novedades. Sin embargo, es saludable resaltar que llegamos a esta situación por la conjunción de decisiones que comprometen tanto al gobierno nacional y al gobierno de la Ciudad y cuyo denominador común fue el desinterés por mejorar el servicio.
Por un lado, desde 2003 hasta el 2011 el gobierno nacional no invirtió recursos en el subte, lo que trajo aparejado un empeoramiento paulatino y sostenido del servicio, aunque con un aumento persistente en la cantidad de pasajeros transportados (a raíz del congelamiento de la tarifa y de su equivalencia con la colectivo). Por el otro, el gobierno de la Ciudad se desentendió de la promesa de campaña que formulara Mauricio Macri en 2007 de construir 10km de subte por año, y en sus primeros cinco años de gestión se limitó a inaugurar perezosamente estaciones hechas prácticamente por las gestiones anteriores. Y cuando se hizo cargo del servicio, decidió sacar formaciones de circulación y expulsar pasajeros con sucesivos aumentos de tarifa.
Probablemente, la situación mejore. Bienvenido. Sin embargo, eso no debe hacernos perder de vista que todo (incluyo también los trenes) podría haber mejorado antes. Y si no sucedió fue porque los que ahora se ufanan de las mejoras son los mismos que antes decidieron no hacer nada.
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