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- 05.02.2015
La librería Helena de Buenos Aires en alerta por inundaciones
Se trata de una de las librerías más antiguas de la ciudad que viene sufriendo una serie de inundaciones producto de las obras de peatonalización de la calle Esmeralda. Ya se arruinaron más de mil libros y los daños son incalculables.
La librería Helena de Buenos Aires, ubicada en pleno microcentro porteño, en la planta baja de un edificio declarado Patrimonio Histórico de la Ciudad y donde funcionó durante 50 años la emblemática librería anticuaria L'Amateur viene sufriendo una serie de inundaciones producto de las obras de peatonalización de la calle Esmeralda.
El saldo de este infortunio fue el de más de 1000 libros arruinados y más de 15.000 volúmenes con hongos y en estado de humedad. Desde la vidriera de este emblemático negocio puede verse con claridad un cartel que reza: "Esta librería se inundó nueve veces por la negligencia de la obra de la peatonal. Ni a Macri, ni a Lombardi, ni a la empresa Dalco S.A. les importa nada”.
La imagen en cuestión empezó a recorrer las redes sociales de manera exponencial, generando una actitud solidaria entre los vecinos de Buenos Aires, que atendieron a la situación de Helena de Buenos Aires, una de las pocas librerías porteñas anticuarias cuyo sótano con 20.000 libros se inundó por primera vez el 9 de diciembre pasado a las 4 de la madrugada, tras la rotura de un caño maestro.
Elena Padín Olinik es dueña hace tres años y medio de la librería. En diálogo con Agencia Télam relató: "Hace dos meses que no puedo parar de llorar". Cargando cajas y atendiendo con amabilidad a los clientes, reflexiona: "El libro es un objeto al que todos amamos, es una pasión, por eso mucha gente se ha solidarizado, gente que ni conozco. Esto no le pasó a una librería, sino a la cultura del país, los políticos han desoído todo".
Apenas se inundó la librería, la mujer envió cartas de reclamo a Claudio Cané, Director General de obras de Arquitectura de la Ciudad de Buenos Aires, al jefe de gobierno, Mauricio Macri y, además, abrió un expediente. Sin embargo, no obtuvo respuesta. Recién ayer -"después de todo este lío"- aparecieron algunas autoridades secundarias para ver "en qué podían ayudar".
"Tiré cerca de mil libros pero todavía no terminé. Ayer empecé a descubrir una doble fila de volúmenes, llena de hongos, porque fueron sucediendo inundaciones y era una pileta. El día de la inundación, la empresa Dalco llamó a Aysa, quienes trajeron una bomba de achique, que duró encendida un minuto", recuerda de forma "tragicómica" sobre el desastre que le dejó agujereado el piso del sótano.
"La primera desesperación -cuenta- fue sacar los libros, hacer salvatajes, se mojó una carpeta con mapas y grabados de los siglos XVI, XVII y XVIII. Las patas de las bibliotecas estuvieron sumergidas, los estantes cedieron y se cayeron en dominó. Los libros estaban caídos, aplastados y monté en cólera. Hice los carteles y eso hizo fuerza. Recién ayer vinieron de Cultura de la Ciudad"
Entre las pérdidas, aunque aún falta registrar la gran mayoría y "el lucro cesante es incalculable", hay una colección completa de una bibliografía jesuítica, otra de Bellas Artes, mapas antiguos, opúsculos peronistas, la obra completa de Sarmiento, 22 tomos de la enciclopedia Summa Artis, grabados del siglo XVIII, un mapa Houndius (que vale 1.500 dólares) y mapas franceses.
Elena Padín Olinik no pierde su norte: "A mí me toca preservar libros raros y díficiles de conseguir. Acá todos hemos perdido un patrimonio cultural espectacular, es de un valor incalculable", se despide con cierta tristeza pero con la energía que la motiva a seguir su camino, el de proteger y preservar tesoros que son parte de la historia librera de la ciudad.
La librería Helena de Buenos Aires, ubicada en pleno microcentro porteño, en la planta baja de un edificio declarado Patrimonio Histórico de la Ciudad y donde funcionó durante 50 años la emblemática librería anticuaria L'Amateur viene sufriendo una serie de inundaciones producto de las obras de peatonalización de la calle Esmeralda.
El saldo de este infortunio fue el de más de 1000 libros arruinados y más de 15.000 volúmenes con hongos y en estado de humedad. Desde la vidriera de este emblemático negocio puede verse con claridad un cartel que reza: "Esta librería se inundó nueve veces por la negligencia de la obra de la peatonal. Ni a Macri, ni a Lombardi, ni a la empresa Dalco S.A. les importa nada”.
La imagen en cuestión empezó a recorrer las redes sociales de manera exponencial, generando una actitud solidaria entre los vecinos de Buenos Aires, que atendieron a la situación de Helena de Buenos Aires, una de las pocas librerías porteñas anticuarias cuyo sótano con 20.000 libros se inundó por primera vez el 9 de diciembre pasado a las 4 de la madrugada, tras la rotura de un caño maestro.
Elena Padín Olinik es dueña hace tres años y medio de la librería. En diálogo con Agencia Télam relató: "Hace dos meses que no puedo parar de llorar". Cargando cajas y atendiendo con amabilidad a los clientes, reflexiona: "El libro es un objeto al que todos amamos, es una pasión, por eso mucha gente se ha solidarizado, gente que ni conozco. Esto no le pasó a una librería, sino a la cultura del país, los políticos han desoído todo".
Apenas se inundó la librería, la mujer envió cartas de reclamo a Claudio Cané, Director General de obras de Arquitectura de la Ciudad de Buenos Aires, al jefe de gobierno, Mauricio Macri y, además, abrió un expediente. Sin embargo, no obtuvo respuesta. Recién ayer -"después de todo este lío"- aparecieron algunas autoridades secundarias para ver "en qué podían ayudar".
"Tiré cerca de mil libros pero todavía no terminé. Ayer empecé a descubrir una doble fila de volúmenes, llena de hongos, porque fueron sucediendo inundaciones y era una pileta. El día de la inundación, la empresa Dalco llamó a Aysa, quienes trajeron una bomba de achique, que duró encendida un minuto", recuerda de forma "tragicómica" sobre el desastre que le dejó agujereado el piso del sótano.
"La primera desesperación -cuenta- fue sacar los libros, hacer salvatajes, se mojó una carpeta con mapas y grabados de los siglos XVI, XVII y XVIII. Las patas de las bibliotecas estuvieron sumergidas, los estantes cedieron y se cayeron en dominó. Los libros estaban caídos, aplastados y monté en cólera. Hice los carteles y eso hizo fuerza. Recién ayer vinieron de Cultura de la Ciudad"
Entre las pérdidas, aunque aún falta registrar la gran mayoría y "el lucro cesante es incalculable", hay una colección completa de una bibliografía jesuítica, otra de Bellas Artes, mapas antiguos, opúsculos peronistas, la obra completa de Sarmiento, 22 tomos de la enciclopedia Summa Artis, grabados del siglo XVIII, un mapa Houndius (que vale 1.500 dólares) y mapas franceses.
Elena Padín Olinik no pierde su norte: "A mí me toca preservar libros raros y díficiles de conseguir. Acá todos hemos perdido un patrimonio cultural espectacular, es de un valor incalculable", se despide con cierta tristeza pero con la energía que la motiva a seguir su camino, el de proteger y preservar tesoros que son parte de la historia librera de la ciudad.
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