A 40 años de la muerte de Mugica, curas villeros piden por la "integración urbana" de las villas

El equipo de sacerdotes para las villas de emergencia de la Ciudad afirmó que el desafío que se plantea es la "integración urbana" de los barrios más empobrecidos y, aunque destacó la "mayor presencia territorial del Estado", consideró que es "todavía insuficiente y no del todo articulada".

Así lo señalaron en un documento firmado por los 25 curas que integran el equipo, titulado "En la Iglesia, la vida por Dios, la vida por el pueblo", y difundido con motivo del aniversario del asesinato de Mugica, del que ayer se cumplieron 40 años, en el que también criticaron la estigmatización que los medios de comunicación hacen de las villas.

Tras señalar que Mugica se convirtió en un "icono de la lucha por la justicia social", los curas repasan los desafíos actuales con los habitantes de las villas, citando palabras del papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.

"Hoy el desafío que nos presentan las villas es la integración urbana. Para nosotros es un concepto superador al de urbanización, que hace referencia a lo que la ciudad le da o le puede aportar a la villa. El concepto de integración urbana quiere proponer una ‘cultura del encuentro’ ya que también las villas le aportan y le pueden aportar mucho al todo de la ciudad", señalan en la declaración.

Asimismo, los curas villeros consideran que si bien "empieza a aparecer mayor presencia territorial del Estado", tanto de la ciudad como de la Nación, esta presencia "aún es todavía insuficiente y no del todo articulada" y advirtieron que "siempre está latente la tentación de confundir la presencia del Estado con el accionar voluntario de una ONG o de reducirla a un espacio partidista".

En contraposición, recordaron que en las épocas del padre Mugica y durante mucho tiempo después "el mundo de las villas era negado y ocultado" y el Estado "estaba ausente"; y señalaron que ante el crecimiento de estas barriadas "cobró auge el punterismo político, donde casi todo se cerraba dentro de la villa, muchas veces a espaldas de los mismos vecinos".

El equipo de curas consideró que "se necesita una conducción estratégica que tenga una mirada de conjunto de las aspiraciones centrales" de los habitantes de las villas, que pueda "proyectarse en el tiempo de manera sostenida, trabajando con convicciones claras y con tenacidad".

"Acompañar procesos que construyan pueblo es darle prioridad al tiempo. Todo lo contrario a preocuparse por poseer espacios, desatando esas peleas que buscan el rédito político fácil. El único ‘rival’ a vencer es la exclusión social grave que hipoteca el futuro de los niños y adolescentes de las villas, dejándolos a merced de los hijos de las tinieblas", añadieron.

Los curas dedicaron también algunos párrafos del documento a señalar que los medios de comunicación "hablan de las villas, muchas veces desde la lejanía, con un tratamiento de las noticias que estigmatiza" y "se asocia sin más a las personas que sufren la pobreza con el delito".

"No tendríamos que olvidar que los vecinos y vecinas de las villas tienen una vivencia más profunda de la inseguridad, que también es no saber dónde se va a vivir dentro de unas semanas, o cuándo se va a lograr un trabajo estable, o dónde conseguir el medicamento que se necesita y no se puede comprar, o dónde van a ir los hijos a la escuela, o el temor a que los hijos adolescentes puedan quedar sumergidos en la droga", agregan.

Por último, entre las prioridades que ellos observan en su trabajo cotidiano, los sacerdotes mencionan la necesidad de dar prioridad a las viviendas sociales, tener mayor cantidad de vacantes para el nivel inicial y primer grado, asegurar el ingreso de ambulancias, y una mayor presencia del mundo empresario para garantizar más fuentes de trabajo, entre otras cuestiones.


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