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- 09.04.2014
Inauguraron nuevos laboratorios en el 70 aniversario del instituto creado por Houssay
Flamantes laboratorios del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme), fundado hace 70 años por el premio Nobel Bernardo Houssay y un pequeño grupo de científicos, fueron inaugurados por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en teleconferencia con importantes investigadores de la entidad que nuclea a unos 350 especialistas.
"Es un día de cosecha, recuerdos y agradecimiento, en estos 70 años que nos refuerzan el compromiso de hacer cada vez mejor ciencia para orgullo del país y devolver a la sociedad la confianza que ha depositado en nosotros", expresó la directora del Ibyme e investigadora principal del Conicet, Damasia Becu.
En una celebración realizada en la sede del Instituto -Vuelta de Obligado al 2400, en el barrio porteño de Belgrano-, se reunieron varias camadas de investigadores que hicieron una semblanza de los desafíos atravesados en siete décadas, junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el presidente del Conicet, Roberto Salvarezza.
En enlace por teleconferencia con el edificio histórico en el que trabajaron dos premios Nobel -Houssay y Luis Federico Leloir-, Cristina enfatizó que se hayan incorporado recientemente al Ibyme, primer instituto de investigaciones biológicas que tuvo el país, "diez científicos que investigaban en el exterior".
"Estamos haciendo el aguante económico entre las fundaciones (aportantes del Ibyme) y el Estado, para desarrollar" estas acciones, dijo Cristina al personal del Instituto, a quienes agradeció "el compromiso con la ciencia y el país".
La Fundación Ibyme, que diera origen al Instituto de Biología y Medicina Experimental en julio de 1949, es una entidad sin fines de lucro que realiza tareas de investigación y docencia.
Eduardo Charreau, investigador superior del Conicet y presidente de la Fundación Ibyme, historió las "crisis de crecimiento" que atravesó el Instituto para incrementar recursos y equipamiento de modo de pasar de "un puñado de pioneros -los doctores Houssaay, Eduardo Braun Menéndez, Oscar Orías, Juan T. Lewis y Virgilio G. Foglia- a los 350 miembros actuales liderados por Becu".
"Esta esquina de 50 metros por 50 es la más poblada de la ciencia", describió Charreau al lugar en el que funcionan, en 700 metros cuadrados, 35 laboratorios de oncología molecular, biotecnología farmacéutica, fisiopatología y desarrollo del sistema nervioso, entre otros.
El acto incluyó un reconocimiento a investigadores y al Personal de Apoyo que se desempeña en el Instituto hace más de 35 años. "Seguimos el principio de Houssay, que decía que primero tiene que haber hombres y recién entonces hay que hacer laboratorios", señaló Becú.
La directora del Ibyme reafirmó la necesidad de "hombres sobresalientes y luego aparatos: investigadores talentosos movidos por la pasión y que tengan como pregunta los misterios de la naturaleza".
A modo de "biografía no autorizada", Barañao refirió un vivo anecdotario del Instituto al que ingresó en 1975 con una "primera tarea que fue pintar el laboratorio de celeste y azul" y de los períodos de escaséz de recursos a los que se sometió a la ciencia.
La política de sostenimiento presupuestario "es reciente, y no hay garantías de que subsista a menos que nosotros defendamos lo hecho en estos años", afirmó el ministro. "Houssay sabía que sin instituciones fuertes la ciencia difícilmente crece y fructifica, y hay que seguir con esa tradición de Houssay: que la ciencia no sólo sea buena, sino que beneficie a la gente", concluyó Barañao.
"Es un día de cosecha, recuerdos y agradecimiento, en estos 70 años que nos refuerzan el compromiso de hacer cada vez mejor ciencia para orgullo del país y devolver a la sociedad la confianza que ha depositado en nosotros", expresó la directora del Ibyme e investigadora principal del Conicet, Damasia Becu.
En una celebración realizada en la sede del Instituto -Vuelta de Obligado al 2400, en el barrio porteño de Belgrano-, se reunieron varias camadas de investigadores que hicieron una semblanza de los desafíos atravesados en siete décadas, junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el presidente del Conicet, Roberto Salvarezza.
En enlace por teleconferencia con el edificio histórico en el que trabajaron dos premios Nobel -Houssay y Luis Federico Leloir-, Cristina enfatizó que se hayan incorporado recientemente al Ibyme, primer instituto de investigaciones biológicas que tuvo el país, "diez científicos que investigaban en el exterior".
"Estamos haciendo el aguante económico entre las fundaciones (aportantes del Ibyme) y el Estado, para desarrollar" estas acciones, dijo Cristina al personal del Instituto, a quienes agradeció "el compromiso con la ciencia y el país".
La Fundación Ibyme, que diera origen al Instituto de Biología y Medicina Experimental en julio de 1949, es una entidad sin fines de lucro que realiza tareas de investigación y docencia.
Eduardo Charreau, investigador superior del Conicet y presidente de la Fundación Ibyme, historió las "crisis de crecimiento" que atravesó el Instituto para incrementar recursos y equipamiento de modo de pasar de "un puñado de pioneros -los doctores Houssaay, Eduardo Braun Menéndez, Oscar Orías, Juan T. Lewis y Virgilio G. Foglia- a los 350 miembros actuales liderados por Becu".
"Esta esquina de 50 metros por 50 es la más poblada de la ciencia", describió Charreau al lugar en el que funcionan, en 700 metros cuadrados, 35 laboratorios de oncología molecular, biotecnología farmacéutica, fisiopatología y desarrollo del sistema nervioso, entre otros.
El acto incluyó un reconocimiento a investigadores y al Personal de Apoyo que se desempeña en el Instituto hace más de 35 años. "Seguimos el principio de Houssay, que decía que primero tiene que haber hombres y recién entonces hay que hacer laboratorios", señaló Becú.
La directora del Ibyme reafirmó la necesidad de "hombres sobresalientes y luego aparatos: investigadores talentosos movidos por la pasión y que tengan como pregunta los misterios de la naturaleza".
A modo de "biografía no autorizada", Barañao refirió un vivo anecdotario del Instituto al que ingresó en 1975 con una "primera tarea que fue pintar el laboratorio de celeste y azul" y de los períodos de escaséz de recursos a los que se sometió a la ciencia.
La política de sostenimiento presupuestario "es reciente, y no hay garantías de que subsista a menos que nosotros defendamos lo hecho en estos años", afirmó el ministro. "Houssay sabía que sin instituciones fuertes la ciencia difícilmente crece y fructifica, y hay que seguir con esa tradición de Houssay: que la ciencia no sólo sea buena, sino que beneficie a la gente", concluyó Barañao.
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