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- 10.03.2014
Empiezan hoy las clases en el recuperado colegio Guido Spano
El Colegio Guido Spano, cuyo cierre evitaron este verano sus trabajadores al conformar una cooperativa que asumió la gestión del establecimiento, iniciará hoy las clases en sus tres niveles con la misma matrícula y el mismo plantel de profesores que tenía hasta el 2 de enero, lo que es considerado “un gran logro” de toda la comunidad educativa.
La matrícula es la misma que había el 2 de enero: "La recuperamos totalmente y esperamos aumentarla pues aún hay posibilidades de pase y suele haber un efecto rebote de inscripciones en marzo", dijo a Télam el presidente de la cooperativa, Javier Lamónica. "Esperamos el inicio de clases con mucha ansiedad y trabajo", dijo.
El ciclo lectivo comenzará formalmente con un acto convocado para las 12.45 hs en las puertas del Guido Spano, Billinghurst 1355, al que invitaron a funcionarios de distintas reparticiones. "Para nosotros será muy especial porque condensa todo lo que trabajamos hasta acá", dijo Lamónica, que es además profesor de Historia.
La confianza que los padres depositaron en este nuevo proyecto se explica, según el docente, tanto por el peso de la "tradición" del casi centenario colegio como por el compromiso asumido por toda la comunidad educativa para su rescate.
"Es un colegio con 92 años de historia, con una tradición y un equipo de docentes que ha demostrado una entrega absoluta con el proyecto. Además, la comunidad educativa apareció desde el principio muy fuerte y muy unida", fundamentó.
Y para dar cuenta de su transformación de un colegio de gestión privada con subsidio estatal a uno de gestión cooperativa, cambió su nombre a Instituto Educativo Nuevo Guido Spano y el logo sumó la figura de dos pinos, símbolo internacional del cooperativismo. "Fundado en 1922/Refundado en 2014", puede leerse en el nuevo estandarte de la institución.
Marcelo Dagnillo, que es abogado y tiene dos hijos que inician 1°y 7° grado, aseguró que padres y chicos están "felices" por empezar otra vez las clases y por la resolución "en tiempo récord" del conflicto suscitado por el cierre intempestivo del Guido Spano.
"Los chicos están muy contentos de tener otra vez su colegio, sus amigos, sus profesores. Todo sigue igual, sólo que ahora se va a valorar más el lugar, como ocurre siempre cuando las cosas se pierden. Pero ellos tuvieron la suerte de recuperarlo", dijo. La noticia del cierre había golpeado de manera más dura a su hijo mayor, Gonzalo, que con 12 años mañana inicia el séptimo grado.
Si "hasta a nosotros, los grandes, nos costaba entender que por intereses económicos se avanzara así sobre la educación, imaginate para un chico. Gonzalo "fue elegido abanderado y el planteo era que todo el esfuerzo de todos estos años sería borrado de un plumazo, porque tenía que irse a otro colegio donde nadie conoce su esfuerzo", expuso.
Además, los chicos de séptimo "este año tienen el viaje de egresados que ya están pagando. ¿Cómo hacían para organizarlo, se encontrarían en una plaza? Realmente era insostenible el cambio", describió Dagnillo, quien reconoció que el proceso ha sido de mucho aprendizaje para todos.
El 31 de diciembre, sin previo aviso, un camión de mudanza intentó llevarse mobiliario y documentación del colegio tras la orden de desalojo por un litigio entre dos sociedades anónimas. Dos días después, la empresa que alquilaba el inmueble comunicó el cierre.
Inmediatamente docentes, no docentes y padres comenzaron a debatir formas de continuidad. La idea de hacerlo como cooperativa cobró forma cuando se reunieron con autoridades del INAES que los asesoró sobre los pasos a seguir.
El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) les otorgó además un subsidio para reacondicionar el edificio; el gobierno porteño se comprometió a seguir subsidiando el 60% de los salarios y el Ministerio de Trabajo de la Nación les otorgó un subsidio a las personas para empresas en crisis, por dos meses.
El 8 de enero el Guido Spano se constituyó como cooperativa; el 30 firmaron un contrato de locación por 6 años con los dueños del edificio y el 14 de febrero la Justicia levantó la clausura y entregó las llaves del inmueble a la nueva conducción del colegio.
"Todo esto me ha dado la posibilidad única de mostrarle a mis chicos con hechos lo que normalmente les transmito con palabras: ellos vieron que su papá nunca bajó los brazos, que peleó por ellos, por sus amigos, por la comunidad educativa y el mensaje es que nunca hay que rendirse, siempre en un marco de acción pacífica y conforme a derecho", concluyó Dagnillo.
La matrícula es la misma que había el 2 de enero: "La recuperamos totalmente y esperamos aumentarla pues aún hay posibilidades de pase y suele haber un efecto rebote de inscripciones en marzo", dijo a Télam el presidente de la cooperativa, Javier Lamónica. "Esperamos el inicio de clases con mucha ansiedad y trabajo", dijo.
El ciclo lectivo comenzará formalmente con un acto convocado para las 12.45 hs en las puertas del Guido Spano, Billinghurst 1355, al que invitaron a funcionarios de distintas reparticiones. "Para nosotros será muy especial porque condensa todo lo que trabajamos hasta acá", dijo Lamónica, que es además profesor de Historia.
La confianza que los padres depositaron en este nuevo proyecto se explica, según el docente, tanto por el peso de la "tradición" del casi centenario colegio como por el compromiso asumido por toda la comunidad educativa para su rescate.
"Es un colegio con 92 años de historia, con una tradición y un equipo de docentes que ha demostrado una entrega absoluta con el proyecto. Además, la comunidad educativa apareció desde el principio muy fuerte y muy unida", fundamentó.
Y para dar cuenta de su transformación de un colegio de gestión privada con subsidio estatal a uno de gestión cooperativa, cambió su nombre a Instituto Educativo Nuevo Guido Spano y el logo sumó la figura de dos pinos, símbolo internacional del cooperativismo. "Fundado en 1922/Refundado en 2014", puede leerse en el nuevo estandarte de la institución.
Marcelo Dagnillo, que es abogado y tiene dos hijos que inician 1°y 7° grado, aseguró que padres y chicos están "felices" por empezar otra vez las clases y por la resolución "en tiempo récord" del conflicto suscitado por el cierre intempestivo del Guido Spano.
"Los chicos están muy contentos de tener otra vez su colegio, sus amigos, sus profesores. Todo sigue igual, sólo que ahora se va a valorar más el lugar, como ocurre siempre cuando las cosas se pierden. Pero ellos tuvieron la suerte de recuperarlo", dijo. La noticia del cierre había golpeado de manera más dura a su hijo mayor, Gonzalo, que con 12 años mañana inicia el séptimo grado.
Si "hasta a nosotros, los grandes, nos costaba entender que por intereses económicos se avanzara así sobre la educación, imaginate para un chico. Gonzalo "fue elegido abanderado y el planteo era que todo el esfuerzo de todos estos años sería borrado de un plumazo, porque tenía que irse a otro colegio donde nadie conoce su esfuerzo", expuso.
Además, los chicos de séptimo "este año tienen el viaje de egresados que ya están pagando. ¿Cómo hacían para organizarlo, se encontrarían en una plaza? Realmente era insostenible el cambio", describió Dagnillo, quien reconoció que el proceso ha sido de mucho aprendizaje para todos.
El 31 de diciembre, sin previo aviso, un camión de mudanza intentó llevarse mobiliario y documentación del colegio tras la orden de desalojo por un litigio entre dos sociedades anónimas. Dos días después, la empresa que alquilaba el inmueble comunicó el cierre.
Inmediatamente docentes, no docentes y padres comenzaron a debatir formas de continuidad. La idea de hacerlo como cooperativa cobró forma cuando se reunieron con autoridades del INAES que los asesoró sobre los pasos a seguir.
El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) les otorgó además un subsidio para reacondicionar el edificio; el gobierno porteño se comprometió a seguir subsidiando el 60% de los salarios y el Ministerio de Trabajo de la Nación les otorgó un subsidio a las personas para empresas en crisis, por dos meses.
El 8 de enero el Guido Spano se constituyó como cooperativa; el 30 firmaron un contrato de locación por 6 años con los dueños del edificio y el 14 de febrero la Justicia levantó la clausura y entregó las llaves del inmueble a la nueva conducción del colegio.
"Todo esto me ha dado la posibilidad única de mostrarle a mis chicos con hechos lo que normalmente les transmito con palabras: ellos vieron que su papá nunca bajó los brazos, que peleó por ellos, por sus amigos, por la comunidad educativa y el mensaje es que nunca hay que rendirse, siempre en un marco de acción pacífica y conforme a derecho", concluyó Dagnillo.
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