Luciana Jury: “Mi voz pertenece auténticamente a esta región”

Por Sebastián Scigliano
Que sea la sobrina de Leonardo Favio y la hija de Zuahir Jury, hermano y guionista de la mayoría de sus películas, podría alcanzar para que Luciana Jury se acomodara en el cálido reposo de la dinastía. Sin embargo, a fuerza de una voz personalísma y un repertorio y un estilo llenos de sorpresas, su estrella brilla con la luz propia de quienes la buscan, afanosamente. Con dos discos como solista ya en su haber, promete seguir en ese camino, que va “hacia mi hoy, y también hacia el lugar en el que vivo y la realidad que me rodea”.

Desde el nombre, “de canciones brotadas de la raíz crecen flores en desmesura”, este espectáculo parece buscar una síntesis entre tus dos trabajos anteriores, ¿es así?
Sí, pero no voy a dejar de presentar en su mayoría al último disco, En desmesura, aunque también van a quedar temar a fuera de ese trabajo, y vamos a mechar con el disco anterior y también con canciones nuevas, porque no puedo programar tanto una fecha pensando en la explotación de lo que fue, porque me encuentra en el presente con otras ansiedades y con ganas de cantar otras cosas, por eso van a aparecer cosas nuevas y canciones que probablemente estén en un futuro nuevo, o no.

¿Sólo canciones nuevas o estilo nuevo, también?, porque tenés esa tendencia, a buscar estilos diversos.
Estoy tratando de mostrar todo el repertorio que me abarca en mi construcción, entonces aparecen canciones que por ahí no tienen mucho que ver con el género folclórico, como fue en mis comienzos, sino que tienen que ver más con el presente, con el lugar en el que vivo, y por ahí pueden aparecer cumbias, o canciones de otros momentos reversionadas a este. En realidad yo soy muy ecléctica para la música, y quiero poder plasmar con el público y para el público, todo lo que yo tengo para dar en mis canciones, que no tiene que ver mucho que ver con un género, sino con las canciones que a mí me llegaron y me tocaron. En ese plano estoy, y necesito pasar por un momento de tranquilidad y de alegría, y estoy buscando canciones que me den eso. No tienen que ver con la profundidad de un estilo, sino con la profundidad de una historia de vida, que pasa por estados diferentes, y que también se reflejan en una cumbia o un tema de Leo Dan, ponele.

Efectivamente, tenés un estilo ecléctico, desprejuiciado.
Sí, porque el problema no es la canción, sino la que canta, y entonces ahí estoy expuesta yo, no la canción. La canción siempre va a pasar por mí. Yo siempre quise hacer un disco tipo conurbano, porque yo soy conurbano, entonces puedo poner un tema de Lía Crucet, o uno de Leo Dan, o un anónimo o alguno de Rodolfo Zapata, no importa, porque lo que importa es que el tronco central está puesto en la que canta, no en las canciones. Estoy apuntando hacia eso, cada vez más a este estilo que tengo, que además es el lugar que me rodea, el conurbano, que es la mezcla de una cosa con otra en un mismo espacio.

Tu voz también parece estar formada por una mezcla, en la que se puede identificar la impronta de cantoras como Liliana Herrero, Nely Omar o Zuma Paz. ¿Eso es una búsqueda o aparece?
Eso es lo que escucha el otro. Esas son voces que construyeron la identidad de la sonoridad de una región. Es normal que uno lo tome y que suceda eso, pero no es que se lo haga a conciencia, sino que son parte de la construcción de uno. No creo que finalmente termine ninguna de esas voces volcadas de lleno en mi canción, porque yo tengo una voz muy propia, y una sonoridad muy propia. En todo caso, es una centrífuga de todo eso, pero tampoco pretendo que eso aparezca, sino que lo hace naturalmente, siempre tratando de alejarme de todo lo que se “parezca a”.

No es que se tu voz se parezca a una de esas, sino que ubica, en todo caso, en esa tradición de cantoras.
Es que eso es lo que constituye a una región. Mi voz pertenece auténticamente a esta región, porque también en la sonoridad hay una historia y también, por supuesto, referentes. En definitiva, si yo tengo alguna similitud con esas voces, es porque somos todas de la misma región, y también puede ser que la geografía haga que las sonoridades en algún punto se unan, y eso está bien. Es como la tonada de un lugar. Eso marca también el territorio que uno abarca.

Esa forma de pensar la música se asocia mucho a cómo pensaban el arte tu tío y tu papá, anclado a la historia de un lugar. ¿Creés que eso fue una influencia para vos?
Lo que puedo decir con respecto a eso es que mi padre ha sido mi gran escuela, porque es la escuela que te construye todos los días, es más fuerte que cualquier institución. Seguramente la impronta de su vuelo está puesta también en mi forma de tomar las canciones y de interpretarlas. Eso es todo lo que puedo decir al respecto. Pero es natural: como familia, tenés una escuela. Los que te construyeron son tu escuela, los que te criaron. Y a mí me crió la persona que hizo que las películas de Favio tuvieran un color especial, más allá de que Favio con su talento propio también hizo lo suyo con la canción y con el cine, pero mi viejo fue el germen que le sembró ganas de volar a mi tío y a mí. Es una institución muy fuerte, muy poderosa, muy grande. Es un tipo que tiene mucho poder, mucha personalidad, mucho para expresar, y yo estoy tratando de que no me encierre en su maravillosa burbuja, que me ha dado mucho vuelo, pero ahora yo estoy con mi vuelo propio. Aunque ya soy grande, no dejo de sentir a veces que soy como un niño que está aprendiendo, porque mi viejo es un tipo que es dador, y la verdad es que todo ese material a mí me ha servido mucho, justamente, hasta para poder cantar. Es una cantidad de información que incluso me resulta como demasiado abismal, y tal vez se represente en una forma de cantar como abrumadora. También mi voz es un poco abrumadora, como apabullante.

Es una voz de sacar cosas, digamos.
Sí, no lo puedo procesar con suavidad, sino que tengo que hacerlo catárticamente. Entonces sí, debo considerar que esa escuela me ha formado y es muy importante para mí. Y mi tío también, claro, pero desde una relación más familiar, incluso hasta más liviana. Nos reíamos mucho con él, tratábamos de hablar de cosas que no fueran tan importantes, para descargar un poco. Mi viejo en ese sentido fue más fuerte, más rigurosos, como el maestro. Y yo aprendí mucho, y estoy tratando de hacer mi camino propio.

¿Y para dónde va ese camino?
No lo tengo claro. Va hacia mi hoy, hacia mi presente, hacia mi vida y mis circunstancias personales. Va hacia el tiempo que vivo, también, y hacia el lugar que me rodea. Va hacia un trabajo con Gabo Ferro, también, este año. Vamos a hacer un disco juntos, y ahí… ya está. Vino Gabo y me despadró (risas). Me toma de la mano y me lleva a El Calafate, en el invierno de 2014, a hacer un disco que va a ser una bomba.


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