- Archivo
- 08.01.2014
Brian Chambouleyron: “Me guío por el principio del placer, voy a buscar aquello que me moviliza”
Por Sebastián Scigliano
Viajera como él, su voz tranquila y reposada le da vida, en versiones personalísimas, tanto a tangos y milongas como a viejos sambas o clásicas de la chanson française, aunque “acriolladas”, según el mismo confiesa. Brian Chambouleyron vuelve a presentar ese repertorio ecléctico y, al mismo tiempo armonioso, por los escenarios porteños, después de un 2013 que lo vio poco por acá. “Sí, esta es una especie de vuelta, una linda vuelta”, confiesa.
El Show que presentás se llama “Por la vuelta”. ¿Es solo en alusión al título del tango o hay algo más?
Primero apareció en función de que yo hago una versión de ese tango, que quedó muy buena, y a partir de eso me empezó como a sonar, y me pareció que era un lindo título, que tiene que ver con lo que me pasa. Yo vengo trabajando últimamente un repertorio internacional que, si bien está el tango, con mis versiones, poco tradicionales o milongas, sí se había corrido un poco de ese lugar. Este año toqué poco en Argentina, además, porque estuve trabajando mucho sobre todo en Norteamérica, y sí, esta es una especie de vuelta, una linda vuelta.
¿Te considerás un cantor de tangos?
Pienso que soy un cantor de tango, también. Siempre necesito incluir el tango dentro de mi repertorio, hay una parte de eso con la que me identifico muchísimo estéticamente. Pero siempre me gusta tener lo que yo llamo fugas, ir hacia otros lugares, buscar otros repertorios. Yo tuve una vida, además, itinerante, y me he nutrido de esas otras geografías.
Tu repertorio también tiene ese carácter viajero, llevás música de acá para afuera y traés de afuera para acá. ¿Cómo te sentís en ese rol?
Es lo que más me cuadra, lo que más me funciona, a lo que mejor me acomodo estéticamente, porque en realidad yo soy un poquito de cada lugar en el que he estado. Y me llevo la manera de interpretar, la a memoria de los cantadores, que he incorporado a mi personalidad vocal y trato de respetar. Lo que sí me parece es que hago una especie de “acriollamiento” del repertorio que traigo de afuera, me han dicho eso. Como que lo hago de una manera más criolla, como una especie de traducción, aún sin pensarlo.
Hay una versión de una música de Cartola, el célebre cambista brasileño, que hacés en un disco y en la que es difícil identificar a Cartola, por más que esté presente todo el tiempo.
No es una cosa deliberada, en realidad es la manera que más me gusta cantarlo. Es un poco también personalizar las versiones, traerlas un poco acá. Sin dudas las canciones toman una geografía muy especial. Pueden estar cantadas en otro idioma, pero siempre es como que tienen un tinte bastante local. La versión de esa canción de Cartola está bastante tangueda, sí.
¿Cómo elegís en repertorio que cantás?
Normalmente, yo trabajo como los artistas plásticos, tengo esa manera, voy trabajando sobre varias canciones, como si fueran varios lienzos al mismo tiempo. Voy avanzando, voy profundizando en cada canción, y de una manera bastante reposada, con tiempo, para encontrarle a cada pieza el tono justo, y también para acomodarme yo a cada pieza, para saber la manera más acertada de interpretarla. También el trabajo de arreglos me lleva bastante tiempo. Voy haciendo un acopio de repertorio antes de cada producción, y una vez que tengo ese cuerpo de canciones, ahí me lanzo a presentarlo, como si fuese una exposición.
¿Buscás una idea que las una, como un motivo del repertorio?
Sí, pero de eso me doy cuenta después. Yo trabajo de manera un poco inconsciente el repertorio, pero después me doy cuenta de que hay una búsqueda común, una intención.
¿Y por qué te pasa eso?
Me parece que me guío por el principio del placer, voy a buscar aquello que me gusta, que me moviliza, y eso uno no necesariamente se lo puede explicar demasiado. Tiene que ver con un momento, con algo que a uno lo está inquietando, lo está llamando o lo está conquistando. Y después tiene una línea conductora.
Hablamos de tu perfil viajero. ¿Qué significa Buenos Aires para vos?
Me siento completamente porteño. Pero a la vez conservo una cierta distancia, una capacidad de mirar de afuera. No se si es bueno o malo, pero es así.
Esa parece ser una condición tanguera; uno de los tangos más lindos sobre Buenos Aires está escrito desde París.
Es una linda idea, porque en realidad siempre el tango ha tenido eso de mirar de afuera a Buenos Aires.
¡Qué querés que te pase como artista?
Me siento contento, estoy en un lindo momento, con las cosas que estoy haciendo, con los proyectos. Estoy al día conmigo, hago lo que realmente me gusta. Sí quiero seguir moviéndome, y por eso sigo en este camino en el que siempre hay que estar adelantándose, que es como la tarea del artista, adelantarse un poco al futuro, y fijar una línea.
Viajera como él, su voz tranquila y reposada le da vida, en versiones personalísimas, tanto a tangos y milongas como a viejos sambas o clásicas de la chanson française, aunque “acriolladas”, según el mismo confiesa. Brian Chambouleyron vuelve a presentar ese repertorio ecléctico y, al mismo tiempo armonioso, por los escenarios porteños, después de un 2013 que lo vio poco por acá. “Sí, esta es una especie de vuelta, una linda vuelta”, confiesa.
El Show que presentás se llama “Por la vuelta”. ¿Es solo en alusión al título del tango o hay algo más?
Primero apareció en función de que yo hago una versión de ese tango, que quedó muy buena, y a partir de eso me empezó como a sonar, y me pareció que era un lindo título, que tiene que ver con lo que me pasa. Yo vengo trabajando últimamente un repertorio internacional que, si bien está el tango, con mis versiones, poco tradicionales o milongas, sí se había corrido un poco de ese lugar. Este año toqué poco en Argentina, además, porque estuve trabajando mucho sobre todo en Norteamérica, y sí, esta es una especie de vuelta, una linda vuelta.
¿Te considerás un cantor de tangos?
Pienso que soy un cantor de tango, también. Siempre necesito incluir el tango dentro de mi repertorio, hay una parte de eso con la que me identifico muchísimo estéticamente. Pero siempre me gusta tener lo que yo llamo fugas, ir hacia otros lugares, buscar otros repertorios. Yo tuve una vida, además, itinerante, y me he nutrido de esas otras geografías.
Tu repertorio también tiene ese carácter viajero, llevás música de acá para afuera y traés de afuera para acá. ¿Cómo te sentís en ese rol?
Es lo que más me cuadra, lo que más me funciona, a lo que mejor me acomodo estéticamente, porque en realidad yo soy un poquito de cada lugar en el que he estado. Y me llevo la manera de interpretar, la a memoria de los cantadores, que he incorporado a mi personalidad vocal y trato de respetar. Lo que sí me parece es que hago una especie de “acriollamiento” del repertorio que traigo de afuera, me han dicho eso. Como que lo hago de una manera más criolla, como una especie de traducción, aún sin pensarlo.
Hay una versión de una música de Cartola, el célebre cambista brasileño, que hacés en un disco y en la que es difícil identificar a Cartola, por más que esté presente todo el tiempo.
No es una cosa deliberada, en realidad es la manera que más me gusta cantarlo. Es un poco también personalizar las versiones, traerlas un poco acá. Sin dudas las canciones toman una geografía muy especial. Pueden estar cantadas en otro idioma, pero siempre es como que tienen un tinte bastante local. La versión de esa canción de Cartola está bastante tangueda, sí.
¿Cómo elegís en repertorio que cantás?
Normalmente, yo trabajo como los artistas plásticos, tengo esa manera, voy trabajando sobre varias canciones, como si fueran varios lienzos al mismo tiempo. Voy avanzando, voy profundizando en cada canción, y de una manera bastante reposada, con tiempo, para encontrarle a cada pieza el tono justo, y también para acomodarme yo a cada pieza, para saber la manera más acertada de interpretarla. También el trabajo de arreglos me lleva bastante tiempo. Voy haciendo un acopio de repertorio antes de cada producción, y una vez que tengo ese cuerpo de canciones, ahí me lanzo a presentarlo, como si fuese una exposición.
¿Buscás una idea que las una, como un motivo del repertorio?
Sí, pero de eso me doy cuenta después. Yo trabajo de manera un poco inconsciente el repertorio, pero después me doy cuenta de que hay una búsqueda común, una intención.
¿Y por qué te pasa eso?
Me parece que me guío por el principio del placer, voy a buscar aquello que me gusta, que me moviliza, y eso uno no necesariamente se lo puede explicar demasiado. Tiene que ver con un momento, con algo que a uno lo está inquietando, lo está llamando o lo está conquistando. Y después tiene una línea conductora.
Hablamos de tu perfil viajero. ¿Qué significa Buenos Aires para vos?
Me siento completamente porteño. Pero a la vez conservo una cierta distancia, una capacidad de mirar de afuera. No se si es bueno o malo, pero es así.
Esa parece ser una condición tanguera; uno de los tangos más lindos sobre Buenos Aires está escrito desde París.
Es una linda idea, porque en realidad siempre el tango ha tenido eso de mirar de afuera a Buenos Aires.
¡Qué querés que te pase como artista?
Me siento contento, estoy en un lindo momento, con las cosas que estoy haciendo, con los proyectos. Estoy al día conmigo, hago lo que realmente me gusta. Sí quiero seguir moviéndome, y por eso sigo en este camino en el que siempre hay que estar adelantándose, que es como la tarea del artista, adelantarse un poco al futuro, y fijar una línea.
- SECCIÓN
- Archivo
COMENTARIOS