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- 28.11.2013
Tomás Escobar, sobre Acámica, su nueva propuesta: Nos gusta referenciarnos como “átomos de conocimiento”
Por Sebastián De Toma
Tomás Escobar, sanjuanino devenido en porteño, desarrolló un site que revolucionó la forma de ver películas y series en Internet a través de una plataforma de streaming atractiva, simple y gratis: Cuevana. En 2011, la página fue uno de los 20 sitios web más visitados de Argentina, con medio millón de visitas diarias. Pero no todo fue color de rosa, ya que le trajo aparejado una serie de problema judiciales relacionados con la presunta violación de la propiedad intelectual.
Luego de afrontar estas dificultades, y sin resignar lo hecho en Cuevana, Escobar regresó con una nueva propuesta bajo el brazo: Acámica, un proyecto educativo realizado junto a Juan Badino, Gonzalo Orsi e Ignacio Puig Moreno, bajo el ala protectora de Wayra.
Nueva Ciudad lo entrevistó para hablar de sus nuevos proyectos pero también de aquel que lo hizo conocido. Entre otras cosas, habló sobre el rol que él cree que las nuevas tecnologías de información y comunicación ocupan en la educación actual y la que vendrá, así como el clima que brinda la Ciudad para los emprededores.
¿De dónde surgió la idea de hacer Acámica?
Bueno, surgió un poco entre todos. Somos cuatro los co-fundadores. Por nuestra pasión por la educación, por el aprendizaje, el conocimiento, pero también porque veíamos – lo experimentamos también como estudiantes – las falencias del sistema educativo tradicional, de las complicaciones que tiene en adaptarse a las nuevas carreras y nuevos oficios: la tecnología principalmente, los trabajos más tecnológicos orientados a la tecnología y cómo la tecnología puede ayudarnos a hacer mucho más efectivo el aprendizaje, tanto para el alumno como para el profesor, también más divertido, más ameno, más fácil, más rápido. En definitiva, presentaba muchas ventajas y dijimos, “bueno, la verdad que se puede hacer mucho en éste ámbito” y decidimos intentarlo.
Con respecto a las cuestiones formales, ¿pensaron en articular con el Ministerio de Educación o similares?
No. Si bien estamos analizando trabajar con gobiernos de distintas ciudades o países, la realidad es que si bien en una etapa intentamos contactar universidades y llevar el mismo tipo de contenido, después nos vimos ante ciertas complicaciones en torno a que nadie sabía muy bien qué queríamos hacer o cómo queríamos cambiar la manera en que educábamos. No queríamos simplemente llevar el profesor de un aula de 30 o 100 alumnos a hacerlo igual, pero en Internet. Realmente había que repensar el contenido, la comunicación, la interacción entre el usuario y profesor. Los tiempos de atención en Internet son muy cortos, o sea, estás compitiendo con demasiadas cosas que le llaman la atención al usuario, muchas veces más de cinco o diez minutos no lo podés mantener si no tenés cierta interacción. Entonces decidimos crear nuestro propio contenido que pudiera capitalizar la fortaleza de nuestra tecnología y de nuestra visión.
¿Qué los diferencia de otros tipos de iniciativas similares o incluso los cursos a distancia que dan algunas universidades?
Principalmente lo abordamos de una manera distinta a la educación tradicional, en el sentido de cómo vemos nosotros a la universidad o la educación tradicional. Vendría a ser lo que es el “macro-aprendizaje”, y a nosotros nos gusta definirnos como “micro-aprendizaje”, en el sentido de que en la universidad primero tenés que elegir qué querés estudiar - una carrera - y después ahondarte en eso y durante cinco años tenés que permanecer ahí. En cambio nuestro enfoques es todo lo contrario: “qué querés hacer hoy, qué te gusta”, y luego ir adquiriendo pequeños conocimientos que van perfeccionando y evolucionando tu concepto general pero nunca estás atado a una carrera. Entonces en cualquier momento podés virar, “che, yo necesito nada más que dos cosas de acá”, entonces también nos gusta referenciarnos como “átomos de conocimiento”. Nosotros tenemos átomos de conocimiento que vendrían a ser los cursos particulares. Yo puedo tomar los átomos que quiera y formo moléculas, pero yo no tomo moléculas y luego voy rellenándolas, sino que es más como crear un árbol ramificado donde yo puedo ir para cualquier rama que quiera.
¿Planean agregarle otras utilidades más allá de las que ya tienen? ¿Cuáles son los próximos planes a seguir?
Hasta este mes veníamos con cursos específicos, ahora nos focalizamos exclusivamente en cinco ramas: Programación Web, Programación Mobile, Diseño, Desarrollo de Juegos, y Emprendedorismo específico de tecnología.
Estamos focalizados en esas ramas porque consideramos que este tipo de contenido es lo más demandado hoy en día y lo que menos abastecido está en el sistema tradicional. Hace cinco o seis años no existían los trabajos relacionados con Facebook o con Google y hoy son un montón, pero las universidades tienen currículas más tradicionales que no se inventaron hace cinco años, sino hace diez o veinte. Hay un montón de oportunidades, herramientas y habilidades que se pueden aprender que hoy están desatendidas. Hay muchos usuarios que necesitan de esto y no tienen de donde acceder, entonces estamos focalizándonos en eso y estamos trabajando mucho en nuestra tecnología también. Tenemos una tecnología interactiva, entonces como la mayoría de nuestros cursos son para aprender a programar, para aprender a manipular algún lenguaje de programación o similares, tenemos muchos ejercicios interactivos donde vos vas interactuando con la computadora y te va corrigiendo automáticamente, te va proponiendo ejercicios con juegos de reordenar códigos, detectar el error. En definitiva aprendés jugando, aprendes y querés seguir. Y todos los cursos tienen una temática, por ejemplo tenemos un curso que es “Maquetando el Monstruo Web” en el que cuando ingresás el profesor es el Dr. Frankenstein quien te enseña a maquetar tu primer monstruo web, haciendo la analogía con las páginas web que también tienen cabeza, cuerpo y pies. Entonces tenés tu laboratorio, es mucho más ameno, y a la gente la motiva aprender con algo más divertido.
¿El apoyo Wayra vino antes o después de que ustedes empezaran el proyecto?
Nosotros empezamos antes. El primer acercamiento de lo que terminó siendo Acámica empezó el año pasado en agosto, recién en febrero nos dedicamos full time a esto. Entonces ahí empezamos a crear mucho más rápido el producto y en junio entramos en Wayra y lo aceleramos con ellos acá. Llevamos dos o tres meses, por lo que el proyecto ya venía formado de antes pero nos ayudó a focalizarnos también un poco más.
¿Creés que en los próximos años van a terminar enseñando programación en las escuelas?
Cuando empezamos este proyecto visionamos eso, que en los próximos diez o quince años – esto es muy a largo plazo – las escuelas secundarias y primarias ya deberían enseñar Programación como si fuese Matemática, porque es una herramienta muy útil: te enseña a pensar, te enseña a abrir la mente, a resolver problemas de distintas maneras utilizando herramientas conocidas – como tranquilamente podría hacer la Matemática –. Además vivimos en un mundo – y cada día más hacia el futuro - que está manejado por computadoras, y uno necesita por lo menos entender la base de cómo piensan, cómo funcionan, qué es posible hacer con una computadora y qué no. La programación te abre esa capacidad. De hecho ya hoy estamos en tratativas con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para llevar éste programa a la mayor cantidad de gente posible, sean escuelas o universidades y también a ciudadanos normales que, si quieren acceder a través de Internet, lo puedan hacer. Entonces estamos viendo de hacer algo que sirva para el ciudadano.
Para llevar adelante este tipo de proyectos, más que nada en las escuelas e incluso también a nivel privado, ¿a vos te parece que son mejores las herramientas del software privativo o del software libre?
Creo que no depende exclusivamente de qué puede ser mejor, si el software tiene que ser privado o libre, open o cerrado, sino más bien si la herramienta es buena, si sirve, si tiene la capacidad de permitir suficiente libertad a los profesores y los alumnos para aprender y enseñar, medir un progreso y realmente mejorar el aprendizaje tradicional. Que sea una mejora y no un adorno que quiere uno “vamos a hacer algo más moderno simplemente porque es a través de una computadora”, esa no es la solución. Creo que la solución está realmente en proveer un servicio que antes no hubiese sido posible y que realmente mejore nuestra calidad de vida y nuestra calidad educativa. Lo puede hacer tanto un servicio abierto como uno cerrado, depende mucho también de la visión de los creadores de eso.
Cambiando de tema: ¿Qué pasó con Cuevana?
Cuevana sigue funcionando estable, los usuarios siguen compartiendo. Sigue activo, con mucho tráfico, con muchos millones de usuarios y la gente sigue usándola. Por ahora no hay pronósticos de que cambie nada.
¿Hay intenciones de llevarlo a pago? Ahora está Netflix…
Se barajaron todas esas opciones, todavía se barajan opciones, pero todavía no puedo confirmarte nada.
¿Respecto a las causas penales?
No se ha avanzado nada tampoco, por ahora no hay novedades. Te diría que hace un año que no hay novedades, así que no estoy enterado.
¿Y Musicuo -una aplicación de streaming de música que lanzó hace dos años Escobar-?
Estamos por lanzar la nueva versión. De hecho estoy con un grupo… ellos se acercaron, yo tenía la plataforma y se las proveí para desarrollarlo como negocio sustentable y, justamente, ahora está en etapa de su lanzamiento en un par de meses.
¿Qué te parece que ofrece Buenos Aires a los desarrolladores que no ofrece el resto de los lugares del país y por qué?
Sí. Considero que Buenos Aires tiene una oferta que lamentablemente no existe en otras partes del país – también obviamente por ser la capital - . De hecho es una de las razones principales por las que vivo acá, me mudé acá. Yo soy de San Juan, estudié en Córdoba, estuve en distintas partes y la verdad que nunca vi un ecosistema tan rico y desarrollado en lo que es Internet como es en Buenos Aires. Realmente hay una diferencia muy grande entre el resto de las provincias y Buenos Aires, te diría que Córdoba es la segunda más grande y aún así hay una diferencia muy grande. Acá hay muchas más oportunidades, hay mucha más gente involucrada y gente creativa en todo lo que es Internet, emprendedorismo y desarrollo. Al mismo tiempo se fomenta mucho esto, se ayuda: hay distintos planes para fomentarlo. Está buenísimo que más gente se sume porque en Argentina hay mucha capacidad creativa y para generar cosas muy buenas. Recién estamos descubriendo lo que puede permitir Internet, entonces hay un montón de cosas por hacer y, de aquí a los próximos veinte años, se van a hacer muchas cosas más.
¿Hay un clima de desarrolladores acá en Buenos Aires, se conocen entre todos?
A ver, hay círculos de emprendedores que cada día tratan de ampliarse, de abarcar más gente. Lo cual está bueno porque a veces hay gente que no los conoce, no conoce que existe este mundo donde puede venir y nutrirse de conocimiento, de tips, de ayudas para animarse a emprender, a sacarse sus dudas y para colaborar con otros en lo que es su idea, su emprendimiento, su negocio. Hay mucha gente dispuesta a hablar, a ayudar, a compartir y eso considero que está muy bueno. Creo que cada vez más gente empieza a notarlo y cada vez se ve más. Pero sí, somos medio repetidos, más o menos ves siempre las mismas caras.
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