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- 15.11.2013
Secundarios porteños dialogaron con científicos en la Villa 21-24
Cientos de estudiantes secundarios de distintas escuelas públicas del sur de la ciudad de Buenos Aires participaron de charlas y talleres a cargo de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Las actividades se desarrollaron en la sede de la secretaría de Cultura de la villa 21.24 del barrio porteño de Barracas, donde los chicos escucharon a especialistas en física, química y biología, y participaron de talleres en los que se aplicaban algunos de esos conceptos.
Gisela tiene 17 años y está terminando el secundario en una escuela de Boedo. Ella contó a Télam que "las charlas están buenísimas, porque uno no se da cuenta de cómo la ciencia está siempre en nuestra vida cotidiana, cuando cocinamos o cuando nos bañamos". "Yo ya tengo decidido estudiar derecho, pero hoy me di cuenta que la ciencia no es algo para genios, y que hay un montón de cosas para hacer además de encerrarse en un laboratorio", añadió.
Jonathan tiene 18 y espera terminar el secundario este año en una escuela de Barracas, contó que "hoy los científicos nos contaron un montón de cosas que no sabíamos, la ciencia es mucho más divertida que lo que no enseñan en la escuela". "A mí me gustó la charla sobre las plantas, me pareció re interesante y tengo ganas de saber más, así que voy a tener que preguntarle a mis profesores del colegio de dónde puedo sacar más material", agregó.
Claudio Fernández, director del laboratorio de la sociedad científica Max Planck de Rosario, dijo que "para los científicos que nos formamos en la educación pública y que investigamos con fondos públicos, que aportan cada uno de los argentinos con sus impuestos, es un placer poder venir a los barrios más humildes a promover las vocaciones científicas y mostrar un futuro para la ciencia que hoy es más real que nunca".
Fernández explicó: "yo nací en Rosario, en una villa como esta, y si progresé fue porque mis padres me apoyaron y el Estado me garantizó los estudios, por eso cuando vuelvo a estos barrios quiero que los chicos se den cuenta que pueden llegar hasta donde les dé la gana".
"Hoy los chicos nos escucharon con mucho respeto y preguntaban con mucho interés, está claro que hoy la ciencia es atractiva, y eso es porque todos se dan cuenta que hay un modelo de país que apuesta al desarrollo científico", añadió.
Fernández es uno de los científicos repatriados y su grupo de estudio trabaja en el diseño de fármacos para atacar distintas enfermedades, en ese sentido, apuntó que "volver al país que me formó era una deuda pendiente, yo tenía la vida resuelta en Alemania, pero tenía la necesidad de devolver todo lo que me dio mi formación y ni bien hubo un proyecto serio me volví".
"A los chicos, contarles esa parte los emociona, yo creo que es porque escuchan que hay adultos que no sólo piensan en sí mismos y es escuchar a alguien que tiene fe en el futuro de este país, que es en definitiva su futuro", concluyó.
La subsecretaria de Políticas Universitarias, Laura Alonso, contó a Télam que "Argentina tiene necesidad de vocaciones científicas, y estos chicos tienen necesidad de que se les muestre que hay un montón de cosas que pueden hacer de su vida, y hacerlo en este barrio es hacer una fuerte apuesta a la igualdad de oportunidades".
"Acá se integran programas del ministerio de Educación, científicos del CONICET, las organizaciones del barrio, las escuelas y la secretaría de Cultura que nos abre las puertas, esto en sí mismo es un ejemplo de la integración de políticas públicas y de la fuerte apuesta a la educación de nuestros pibes que se está haciendo", agregó.
"Acá los chicos acceden de primera mano a conocimientos a los que de otra manera quizás no hubieran llegado, y además es una propuesta estratégica, que busca promover todas esas vocaciones que hoy necesita el desarrollo industrial de nuestro país".
Las actividades se desarrollaron en la sede de la secretaría de Cultura de la villa 21.24 del barrio porteño de Barracas, donde los chicos escucharon a especialistas en física, química y biología, y participaron de talleres en los que se aplicaban algunos de esos conceptos.
Gisela tiene 17 años y está terminando el secundario en una escuela de Boedo. Ella contó a Télam que "las charlas están buenísimas, porque uno no se da cuenta de cómo la ciencia está siempre en nuestra vida cotidiana, cuando cocinamos o cuando nos bañamos". "Yo ya tengo decidido estudiar derecho, pero hoy me di cuenta que la ciencia no es algo para genios, y que hay un montón de cosas para hacer además de encerrarse en un laboratorio", añadió.
Jonathan tiene 18 y espera terminar el secundario este año en una escuela de Barracas, contó que "hoy los científicos nos contaron un montón de cosas que no sabíamos, la ciencia es mucho más divertida que lo que no enseñan en la escuela". "A mí me gustó la charla sobre las plantas, me pareció re interesante y tengo ganas de saber más, así que voy a tener que preguntarle a mis profesores del colegio de dónde puedo sacar más material", agregó.
Claudio Fernández, director del laboratorio de la sociedad científica Max Planck de Rosario, dijo que "para los científicos que nos formamos en la educación pública y que investigamos con fondos públicos, que aportan cada uno de los argentinos con sus impuestos, es un placer poder venir a los barrios más humildes a promover las vocaciones científicas y mostrar un futuro para la ciencia que hoy es más real que nunca".
Fernández explicó: "yo nací en Rosario, en una villa como esta, y si progresé fue porque mis padres me apoyaron y el Estado me garantizó los estudios, por eso cuando vuelvo a estos barrios quiero que los chicos se den cuenta que pueden llegar hasta donde les dé la gana".
"Hoy los chicos nos escucharon con mucho respeto y preguntaban con mucho interés, está claro que hoy la ciencia es atractiva, y eso es porque todos se dan cuenta que hay un modelo de país que apuesta al desarrollo científico", añadió.
Fernández es uno de los científicos repatriados y su grupo de estudio trabaja en el diseño de fármacos para atacar distintas enfermedades, en ese sentido, apuntó que "volver al país que me formó era una deuda pendiente, yo tenía la vida resuelta en Alemania, pero tenía la necesidad de devolver todo lo que me dio mi formación y ni bien hubo un proyecto serio me volví".
"A los chicos, contarles esa parte los emociona, yo creo que es porque escuchan que hay adultos que no sólo piensan en sí mismos y es escuchar a alguien que tiene fe en el futuro de este país, que es en definitiva su futuro", concluyó.
La subsecretaria de Políticas Universitarias, Laura Alonso, contó a Télam que "Argentina tiene necesidad de vocaciones científicas, y estos chicos tienen necesidad de que se les muestre que hay un montón de cosas que pueden hacer de su vida, y hacerlo en este barrio es hacer una fuerte apuesta a la igualdad de oportunidades".
"Acá se integran programas del ministerio de Educación, científicos del CONICET, las organizaciones del barrio, las escuelas y la secretaría de Cultura que nos abre las puertas, esto en sí mismo es un ejemplo de la integración de políticas públicas y de la fuerte apuesta a la educación de nuestros pibes que se está haciendo", agregó.
"Acá los chicos acceden de primera mano a conocimientos a los que de otra manera quizás no hubieran llegado, y además es una propuesta estratégica, que busca promover todas esas vocaciones que hoy necesita el desarrollo industrial de nuestro país".
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