Tabaré Cardozo: “Siento que la murga canción ya es como si fuera música de acá"

Por Sebastián Scigliano

Ni se esfuerza en aclarar algunos términos bien uruguayos, como alguna vez hizo la murga de la que fue muchos años director, sabedor de que le sienta bien este tiempo en el que empieza a jugar de local. Tabaré Cardozo “cruza”, como él mismo dice, cada vez con más frecuencia a Buenos Aires a traer esa música que él siente ya casi de acá, pero que nació allá, hija de ese hervidero festivo de creatividad y lucidez que son las murgas montevideanas.  Y viene, y sabe que viene, a continuar ese romance que Agarrate Catalina tuvo y tiene con la ciudad que queda de este lado del río, del que él es, claro, altamente responsable.  Lo que sigue es un repaso por esa historia reciente y cálida, pero también por su mundo de canciones “que lo comunican con el prójimo”.

Viniste, este año, ya  tres veces. ¿Cómo te llevás con Buenos aires?

Me trata muy bien. He venido desde el año 2006 con Agarrate Catalina, igual, pero como solista no había venido tan seguido en el año. Siento que hay una comunicación muy buena, directa, que no precisa traducción, como si ya se hubiera entendido de qué se trata el código de la murga canción, que ya es como si fuera música de acá. Esa es la primera barrera, porque bandas de rock van y vienen siempre. Dependerá del éxito o el fracaso de cada propuesta en particular, si tienen mejor o peor suerte. En mi caso, corre la misma regla, pero tengo que vencer una barrera extra que es la del género. La murga canción no es una banda común de rock.

¿Pero eso es una barrera o una cos que genera expectativa?

Creo que eso hoy por hoy tal vez sea un diferencial y una ventaja, porque es algo que gusta, y estamos en una buena coyuntura para eso. Pasa que yo vengo desde el ´95, en realidad, con la Falta y Resto, y no siempre la coyuntura fue tan favorable, no siempre estuvo de moda la murga. Ahora hay un furor muy grande, cruzan varias murgas e incluso hay muchas murgas estilo uruguayo acá, o hay bandas de rock argentina que incorporan los ritmos de la murga. De cualquier manera siempre es una incertidumbre, porque esto pasa ahora, pero no pasa hace cuatro años atrás.

Tenés una carrera como solista ya consolidada y, al mismo tiempo, está tu participación en Agarrate Catalina, que es por lo que más se te conoce acá. ¿Cómo manejás ese doble juego?

Ese doble juego lo he padecido y disfrutado a lo largo de toda mi carrera, porque yo empecé mi carrera hace once años, que fue cuando empezaba la Catalina. Y conviví desde entonces con esa bilocación. Eso me llevó a sufrirlo por momentos, pero también estaba buenísimo porque podía disfrutar de los dos. Hasta que los dos proyectos se volvieron muy demandantes y la presencia en un significaba la ausencia en el otro. Y tuve que optar. En Uruguay es diferente porque todo el mundo nos conoce y sabe que, desde siempre, yo tengo una banda y estoy en la murga. Acá es diferente, porque no todo el mundo conoce esa historia o conoce el género, e incluso para la gente que lo conoce, se dificulta que yo esté en dos proyectos, parecidos pero distintos, al mismo tiempo. Piensan que empecé mi carrera solista porque dejé la Catalina. En Uruguay eso no pasa. Acá si siento el peso de tener que explicar que no me peleé, con no me fui de la murga y esas cosas. Incluso me cuesta explicar de qué se trata mi proyecto; mucha gente que va a verme cree que yo me fui de la Catalina y armé una murga mía, y quiere ver eso, cuplés, cosas cómicas. Y se encuentra con que son canciones. Eso es difícil de explicar en un país en el que la palabra murga significa otra cosa y en el que no me conocen a mí, pero sí a la Catalina.

Claramente, existe la murga sin el rock, ¿pero existe el rock uruguayo sin la murga?

Definitivamente sí, solo que las bandas que llegan acá tienen esa impronta murguera. Cuatro pesos de propina, por ejemplo, tiene cuatro integrantes que sale en carnaval, o No te va a gustar, que todos sus integrantes salían con una murga que se llama La Mojigata. Los de La Vela Puerca lo mismo, son muy amigos de Falta y Resto. Pero eso es lo que se conoce acá. Allá hay un montón de bandas de rock que funcionan sin la murga. Los Buitres, por ejemplo, que es una banda legendaria, que hace 25 años que tocan, y hacen punk. O Trotsky, por ejemplo. O La Trampa, que llenó cuatro Teatros de Verano. No tienen ese sello, aunque vos las escuchás e inmediatamente te das cuenta de que son bandas uruguayas, aunque no hagan marcha camión.

Uruguay tiene una larga tradición de cantautores. ¿En qué lugar de esa tradición de ubicás?

Creo que este es un camino que compartimos todos, todos caminamos por 18 de Julio. Hay gente que va adelante, lejos, que tiene mucha trayectoria, yo recién arranqué. Lo que sí es que me fijo mucho, escucho músico, como espectador o como colega. Y tuve la suerte de compartir cosa con muchos de ellos.

Tu último disco se llama “El zoológico de mi cabeza” ¿Es verdad eso,de verdad tenés un zoológico en la cabeza?

Es una metáfora un poco antojadiza, pero sí. Me he dado cuenta de que gracias a que existe la música, el arte, yo pude canalizar mi necesidad de expresarme. Ya de niño que dibujo, que canto, que hago obras de teatro. Y esa necesidad es una cosa a la que se ve que hay que hacerle caso. Y menos mal que existe el arte para eso, porque es una comunicación, esa, que no se soluciona hablando, porque es una necesidad de comunicarse con el prójimo, que no es lo mismo que comunicarse con el otro, con un vecino o con tu novia. Es otro tipo de comunicación, con alguien que ni siquiera conocés. Me parece que el artista tiene una necesidad de meterse con el prójimo. Y eso, ¿es una virtud o un defecto? Yo creo que es una característica. Por eso muchos artistas son locos, Van Gogh, Tchaikovsky, y el arte los salvaba. Esa gente tenía un zoológico, también, y por ahí lo exorcizaba. Yo tengo uno mucho más modesto, que no es ni siquiera como el de Palermo, es más bien como el de Villa Dolores, de allá, que no hay elefantes, como acá. Hay un cuis, un chancho… parece más una granja.

¿Qué es la murga?

Es una compañía artística, musical, teatral y, sobre todo, callejera. Es como una zarzuela, o una ópera, pero popular. Y es popular en su origen y en su ejecución, porque se desarrolla en los barrios, en los suburbios y en los acomodados. Es todo completamente popular, aunque se haya acercado gente del arte, últimamente. Pero la raíz es que el canillita, el del puesto de la feria, el laburante, se juntan y cantan las cosas que pasan, hacen una crónica.

¿Y qué es Agarrate Catalina en esa historia?

Es la mirada nuestra, de nuestra generación. Es la visión de las cosas que tenemos nosotros, que va cambiando, porque no somos los mismos tipos que éramos cuando empezamos.

¿Se sienten responsables, un poco, de la dicotomía entre murga tradicional y murga joven?

Esa dicotomía existía antes de nosotros, con nosotros, y después de nosotros. Y digo después porque nosotros no somos más jóvenes, ya. Agarrate Catalina forma parte de una corriente de murga, que se hizo muy fuerte en los años 2000. Incluso el movimiento en sí, de murga joven, nace en otro concurso que no es el oficial, del que llegaron a participar 120 murgas. Y era lógico, porque la cosmovisión que tenían esas murgas atraían a gente de su generación. Es como la diferencia entre los tangueros y los rockeros acá, en la década del ´60. Los mismo pasó allá con la murga en esos 10 años. Ahora nosotros ya pasamos a ser parte, de alguna manera, de lo establecido, derrotamos ese mito. De cualquier manera, no es una confrontación de estilos, sino de generaciones, que en un momento se dio como un choque, y que ahora es un complemento. Una buena palabra para definir el momento actual es síntesis.

¿Es distinto, para vos, componer para tu proyecto solista o para la Catalina?

Yo compongo, y después de que está hecho, me fijo para qué canastito va qué fruta. Muchas veces componer tiene que ver con una cosa instintiva, que fluye, no es demasiado razonado, entonces tampoco pienso para dónde compongo. Hay veces que me doy cuenta para dónde va, y hay veces que no. Por ejemplo con el caso del cuplé de la violencia, de 2011, que se hizo tan conocido, yo lo había pensado como una canción, para tocarla con mi banda, y que tuviera un coro murguero. De hecho, quería invitar a muchos cantantes de rock del under para cantar ahí. Pero cuando se lo mostré a mi hermano Yamandú me dijo “esto es un cuplé”. Y ahora va a volver a ser una canción, porque lo grabamos con No te va a gustar del modo como lo había pensado originalmente, o mejor todavía.

El apoyo de Agarrate Catalina al Pepe Mujica les trajo algunas críticas, sobre todo referidas a la independencia. ¿Cómo las tomaron?

Usaste las palabras adecuadas. Un apoyo de parte de la murga al Pepe, no del Pepe a la murga, porque eso ya te hace pensar en un sponsoreo y esas cosas. La murga decide jugarse y decir que lo va a votar, y que va a colaborar, y que va a hacer el jingle gratis para que gane ese tipo, que fue preso por las ideas que yo defiendo, y que es el tipo más austero, más honesto y es el mejor presidente que podemos tener. Pero nadie nos pagó ni nada, no nos vino nada a cambio, ni queremos, ni hubiéramos aceptado, ni hubiera venido, tampoco, porque la cosa no va por ahí. Además, tampoco fuimos obsecuentes con el gobierno, cuando hubo que criticarlo se lo criticó. Incluso mucha gente se enojó en 2011, cuando criticamos al Pepe, en una crítica que terminaba diciendo “se te dio vuelta hasta la Catalina”. Él no se enojó, por supuesto, pero en mucha gente de su entorno eso no cayó bien. Es muy riesgoso meterse en política, bajo bandera, porque te puede entrar el odio como un parásito. Y nosotros estamos, desde el arte, con la misión de unir, no de dividir. Pero es una coyuntura en que a todas las murgas les pasa lo mismo. Todas las murgas son de izquierda, y de alguna u otra manera operaron para que la izquierda llegara al gobierno. Y nosotros ya habíamos hecho un cuplé sobre Pepe Mujica en 2005, cuando ni era candidato a presidente y ni siquiera mucha gente lo conocía. Es decir, nosotros no hicimos esto para agradar al presidente. Estamos en un sitio incómodo, en el que todas las murgas están. Pero como nosotros hemos ganada muchas veces, sabemos que ese riesgo es mayor, porque toda la prensa te está mirando más: la de izquierda porque quiere que adules todo, la de derecha porque quiere que critiques todo, las murgas que compiten con vos, porque dicen que vos sos la murga del gobierno, para desacreditarte, y vos en el medio, sabiendo que eso viene, no podés enojarte. Sabemos que es así, una especie de todos contra todos.

Pero ustedes no hicieron otra cosa que decir lo que decían siempre. Esa coherencia, ¿no debería ser más materia de respeto que de crítica?

Es cierto, pero la murga tiene una lógica rara: vos tenés que criticar por reglamento. Es absurdo, si te ponés a pensar. Vos tenés un concurso de arte donde uno de lo ítems para valorar, es la crítica política, cuando debería ser “análisis político”, porque suponete que hay un gobierno que hace todo bien, vas a criticar porque sí, hasta lo que está bien, y eso no tiene sentido. Nosotros siempre fuimos piadosos para criticar a los gobiernos con los que no estábamos de acuerdo. Lo mismo hicimos con el gobierno del Frente. Además hay un conflicto de intereses, porque siempre vas a traicionar alguno de tus principios. Porque, por un lado, sos murguista, y entonces tenés que criticar al gobierno, y por otro lado sos militante de izquierda, y entonces tu yo militante está peleado con tu yo murguista. Eso le pasa a todas las murgas, pero nadie lo dice porque no ganan tantas veces como nosotros. Igual, a nadie le gusta que le digan oficialista.

¿Por qué? Eso no debería ser necesariamente malo.

Porque uno está muy mal acostumbrado a que el poder corrompe, soborna y condiciona. Pero nosotros no somos sponsorizados por el Frente Amplio, no existe una dependencia de mecenazgo, nadie nos condiciona. Nosotros somos libres, que es el valor más importante para un artista. Y más con la murga, por eso de denuncia que tiene. Si vos estuvieras casado con el poder, eso te condiciona como artista. Pero yo tengo la conciencia artística absolutamente tranquila; igual, me parece muy interesante estar siempre pendiente de eso, para no caer. Y hasta está buena esa denuncia de que no sos libre, porque te hace hacer gimnasia para no achancharte.

¿Qué esperás que te pase como artista?

La verdad, yo no espero que me pase nada. Trato de ir a provocar, no me quedo esperando a que algo ocurra. Desde siempre, desde que armé mi murga de niños, o las bandas de rock de la adolescencia, o cuando entré a Falta y Resto, o cuando armamos Agarrate Catalina, siempre hice algo para que las cosas me pasaran, nunca me quedé esperando. Va a llegar un tiempo en que no voy a tener más fuerza para buscar más nada; pero se va a equilibrar con que, posiblemente, no tenga más nada para dar. Espero que sea dentro de mucho, mucho tiempo.


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