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- 26.07.2013
Paula Maroni: La ex ESMA “se puede transitar con memoria y con justicia, pero también con vida”
Por Sebastián De Toma
Paula Maroni, de 37 años, es hija del militante Juan Patricio Maroni, estudiante de sociología, que fue secuestrado el 5 de abril de 1977. Es, además, militante de H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) desde el año 1995. Fue directora del Ente Público Espacio para la Memoria (ex ESMA), y hoy es la representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación frente a ese mismo Ente, lugar en el que vino a reemplazar a Carlos Pisoni, presidente de H.I.J.O.S. y ahora Subsecretario de Promoción de Derechos Humanos de la Nación.
La encontramos en una oficina dentro de lo que supo ser el "Pabellón Delta" y hoy, luego que esa ESMA tenebrosa fuera recuperada por y para la sociedad, es la "Casa de la Militancia" de H.I.J.O.S., un espacio abierto a las diferentes organizaciones políticas, sociales y culturales dedicadas a la formación militante y la difusión de las políticas de la memoria, en donde además funciona -de manera provisoria- el Ente.
En la oficina, que tiene unos pocos muebles y un televisor enfrentando al escritorio, resaltan dos fotografías enmarcadas. Una es la de una protesta solitaria de las Madres de Plaza de Mayo frente a la ESMA. La otra es de cuando se llevó a cabo el acto en el que el entonces presidente Néstor Kirchner, el 24 de marzo de 2004, al cumplirse el 28° aniversario del golpe, anunció la creación del Espacio Memoria y DDHH en aquel predio que presenció tanto horror, tanta muerte. El contraste es impactante.
Tras una breve espera comenzamos la entrevista, que solo se verá interrumpida por el festejo de un cumpleaños y la posterior degustación de una porción de torta.
Quería saber de qué se trata el puesto que asumiste hace poco y qué hacen.
Mi nombre es Paula Maroni, pertenezco a la Secretaría de Derechos Humanos y representó, como tal, a la Secretaría de Derechos Humanos en el Ente. ¿Qué es el Ente? El Ente vendría a ser el órgano, la institución, que administra y que piensa al Espacio para la Memoria en su conjunto. ¿Qué quiere decir esto? Nosotros tenemos acá 32 edificios, 17 hectáreas. Cada uno de los edificios están asignados a distintas instituciones, por ejemplo: Canal Encuentro, Archivo Nacional de la Memoria, Centro Cultural Haroldo Conti, ECUNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo), el IEM (Instituto Espacio para la Memoria) y distintas instituciones que responden a diferentes ámbitos institucionales y del Estado.
Cada institución se piensa a sí misma: Canal Encuentro tiene su director, Archivo tiene el suyo y así sucesivamente. Ahora, el Ente es la institución que piensa en el conjunto, piensa en la ESMA en su totalidad, piensa en el plan de re-funcionalización de todo el predio, piensa en los espacios comunes. Piensa una política que trascienda la particularidad de cada uno y posiciona el espacio ante la sociedad. Y, por sobre todas las cosas, tiene la facultad, que no la tiene nadie, de mantener el núcleo duro de lo que fue el centro clandestino de este lugar y generar las visitas guiadas, los contenidos, es una facultad propia del Ente y es un lugar que no se puede perder de vista en ningún momento.
¿En el predio se hacen eventos variados relacionados a organismos del Estado?
Sí.
Quizás con tantos eventos se puede perder de vista ese lugar que mencionabas recien.
A ver, son varias caras de la misma moneda. Este lugar, que fue históricamente de la Armada, fue una usina de políticas, desde nuestra visión política, contrarias al pueblo. Sin ir más lejos, esto te sintetiza todo: los aviones de la Armada, su bautismo de fuego lo tuvieron bombardeando la Plaza de Mayo del ´55. De ahí para adelante un montón de cuestiones que culminan en el ´76, digamos como paradigmáticamente, cuando este lugar se convierte en un centro clandestino de detención. Al recuperarse este espacio, se recupera por un lado con la firme decisión y compromiso de mantener el núcleo duro de lo que fue el centro clandestino, que fue el Casino de Oficiales, como un museo, como un lugar de visita permanente de testimonios para los juicios de lesa humanidad; por otro lado, mantenerlo intacto y abierto a la sociedad para que sea un espacio donde se pueda procesar socialmente la memoria. Y ese lugar es el que nosotros vamos a preservar a como dé lugar. Ahora bien, el resto del predio es un lugar que, por una decisión política de la presidenta y los organismos de derechos humanos, porque las dos cosas fueron de la mano, tienen que estar abiertos para todos los argentinos y argentinas, para que el pueblo pueda, de a poco, irse apropiando de éste lugar. En ese sentido, lo que vamos a tener en este predio son muchísimas actividades de distinta índole, pero son todas gratuitas en su mayoría. Si vos vas a un encuentro de, por ejemplo, directivos de educación es porque responden a políticas de estado. Acá no viene una empresa privada a hacer un “encuentro de”. Acá no se alquilan lugares.
¿No se alquilan bajo ningún punto de vista?
No. Todo son políticas de estado. Todo es política de estado. Acá pueden traer a cualquiera, puede salir quien quiera. Digo, esto está abierto: esto es del pueblo argentino. Acá no se venden cosas para fines de lucro, no se alquilan lugares, nada. Todo lo que sucede acá son actividades gratuitas y, por tanto, abiertas. Y si se hacen encuentros de algún tipo, son encuentros de distintos agentes dentro del Estado que sirven para mejorar sus políticas en sus diferentes ámbitos.
Es un espacio que utiliza el Estado…
Absolutamente. Y que siempre son en pos de mejorar las políticas de estado, ya sea desde acá o porque usa las instalaciones. Bueno, hacen un “encuentro de reflexión sobre educadores populares”. Como también está abierta para las organizaciones sociales. Digo, este es un lugar abierto.
Pero sin fines de lucro.
Claro. Acá no te va a venir la empresa a decir “mirá tengo la cena de fin de año”, ¿entendés? No, no, esto es del pueblo argentino, no es nuestro, de los organismos o de la Secretaría...del pueblo. Entonces, todo lo que sucede acá es “puertas abiertas”, digamos. Y en pos de una política de estado.
Cuando ingresé al predio noté que están en obras… ¿Cuáles son los planes? ¿Van a abrir un lugar más?
Nosotros encontramos un predio de 7 hectáreas con 32 edificios, devastado. Estamos hablando de edificios de 5 mil metros cuadrados.
¿Lo utilizaban?
Si, lo utilizaban pero en algún momento dejaron de recibir dinero, evidentemente. Pero por otro lado hubo una clara intención, cuando se fueron, de dejarlo destruido: se llevaron las griferías, los inodoros, arrancaron las cosas de las paredes; entonces, también hubo una intencionalidad, no solamente fue por falta de financiamiento. La idea fue dejarlo en las peores condiciones posibles. Bien, había que empezar a reconstruir, y es importante decir que la ley 26.415, que le da creación a este ente, a este espacio, es muy compleja en su conducción. Porque en la ley dice que tiene que estar financiado 50 por ciento por la Ciudad y 50 por la Nación. Te imaginarás que hay un 50 que acá no pone el dinero suficiente...
¿La Ciudad no aporta?
Ciudad pone plata ¿en qué? En, por ejemplo, Ciudad mantiene los espacios comunes: corta el pasto. Es 1 millón de pesos al año. Ciudad paga los servicios, ¿sí? Tenemos luz, gas, agua. Ahora, lo que hace a la inversión que significa levantar 32 edificios de 5000 metros cuadrados cada uno, estamos hablando de millones y millones, ahí no pone plata.
Nación está poniendo en pie el predio de diferente manera. Canal Encuentro es el Ministerio de Educación, tuvo sus propias licitaciones, el Centro Cultural Haroldo Conti y el Archivo Nacional de la Memoria es Secretaría de Derechos Humanos. Ahora se está por inaugurar en agosto el Museo de Malvinas.
No es que la Nación ha tenido una única política de financiamiento donde dice, “bueno, te bajo tanto y es para todo”. No, cada institución ha financiado y ha buscado las maneras de encontrar los recursos y eso se fue desarrollando de manera dispar. La realidad es que ahora los edificios que restan los estamos haciendo con el programa Argentina Trabaja del Ministerio de Desarrollo Social, que para nosotros es un orgullo muy grande. Digo, tal vez no es lo ideal en términos de sacar los edificios adelante, en términos de construcción. Es mucho más fácil licitar a una empresa privada, la empresa privada venga y te diga “bueno, en seis meses lo hago” y, de repente, tenés un edificio.
Acá tenés que coordinar todo.
El plan Argentina Trabaja tiene que ver con este concepto de que este lugar es del pueblo argentino y es donde, tal vez, se arma el círculo. El plan Argentina Trabaja no tiene gente que sabe de construcción sino que se capacita gente que está fuera del mercado laboral, es un servicio social. Toda esta gente, mientras viene, aprende a construir. Entonces son otros tiempos. Aun así, estamos muy orgullosos de cómo se está avanzando.
Y esto se da a través de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social, la Secretaría de Derechos Humanos y la Facultad de Arquitectura. Estos tres actores, que cada uno cumple un rol específico: Desarrollo Social son los que tienen el programa, las cooperativas, el seguimiento de todo lo que es lo psicosocial; la Facultad de Arquitectura actúa como un ente ejecutor y, a la vez, conduce las obras y capacita; y la Secretaría de Derechos Humanos, como representante de Nación en el predio, es la que conduce el predio políticamente y las obras. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, este edificio es prioritario, este edificio puede estar en un segundo plano, este edificio se incorpora, este edificio no; como que va planteado las prioridades y demás.
Y la verdad que estamos muy orgullosos del proceso que no es el más fácil pero, de alguna manera, cierra conceptualmente.
Me habías comentado que lo que hacían ustedes era como “dar la cara” a la sociedad, o sea, mostrar lo que hacen… diagramar las comunicaciones, diagramar algunos eventos macro y difundir el resto. Más que nada en cuanto a la educación, ¿ van a los colegios, a las escuelas, reciben muchos llamados...?
La realidad es que es un anhelo salir. La realidad es que el barrio que nos rodea (Nuñez) no es un barrio muy sencillo. Es un barrio que, de salir, tenés que salir de una manera… particular.
¿Con los tapones de punta?
No, no. Digo, no es que salís y encontrás de por sí muchas organizaciones con las cuales no articular. Sí, existen. Sí tenemos articulaciones con las comunas y demás. No toda la que nos gustaría, está más en el debe que en el haber el salir para afuera…
¿Más allá del barrio, en las provincias, por ejemplo?
No. La realidad es que todavía tenemos un funcionamiento bastante centralizado, que no signifique que queremos tener una política mucho más activa en relación a salir. Este predio es tan grande y presenta tantas complejidades, que todavía es algo que el atender el hoy de este lugar, que está en construcción permanente de verdad, construcción no solamente edilicia sino también en lo programático… Recibimos mucho más de lo que “salimos”.
Hemos salido, claro. Articulamos con las escuelas Raggio, que están al lado nuestro. Hemos dado muchísimos talleres. Hemos ido a centros culturales, a bibliotecas, pero todavía falta… Porque creemos que tiene que ser ocupado este predio, todavía no está lo suficientemente ocupado. Entonces también que ellos vengan significa algo que también se adeuda acá: abrir más las puertas, que venga más gente, convocarlos... Poder transmitir que este es un lugar donde también se puede transitar con alegría, con memoria, con verdad, con justicia, pero también con vida. Digo, todavía hay mucha gente que le choca si alguien le dice: “che, venite a ver un recital a la ex ESMA”. Bueno, estamos en todo un trabajo que tiene que ver con lo cultural para que la gente se anime a venir…
Hay quienes dicen que este espacio “es un lugar para recordar, no para hacer eventos”. ¿Cómo lidian con esto?
Es un debate cultural y nuevo que, por lo tanto, va a llevar tiempo. O sea, no nos da miedo hoy ser una parte, y no todos, los que tengamos ese discurso, porque es una disputa simbólica también. Y que tiene que ver con el avance en materia de derechos humanos. Cuando no había juicios este debate del asunto de la memoria no existía, porque había algo por sobre todo eso que era necesidad de justicia a donde había que apuntar. Hoy los juicios no están clausurados pero sí están transcurriendo.
Ahora, esto permite tener nuevos debates que entre los mismos organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares no estaba saldado, porque no era un tema de agenda. Hoy la ESMA es una realidad, ya que es un espacio para la memoria. Entonces acá hay un nuevo debate y que, en términos históricos, va a haber que transitarlo. Y no nos da miedo que haya mucha gente que no quiera todavía venir, o que no quiera venir porque no pueda, o porque piensen que no es correcto. Es una batalla cultural también que hay que dar.
No lo pensaba tanto desde esta gente sino que quizás, cómo decirlo… Desde la que está en desacuerdo con la forma en que este gobierno lleva adelante las políticas de derecho humanos
Te entendí perfecto, de hecho estoy pensando en esa gente. Por eso te digo, son nuevos debates dentro del ámbito de los derechos humanos. El Casino de Oficiales que es el núcleo del centro clandestino… de hecho hay debates en torno a “¿se llevan fotos de los desaparecidos? No, no se llevan fotos. ¿Por qué no se llevan fotos? No, porque ese lugar fue de muerte y el desaparecido está vivo”. Bueno, está, yo pienso algo distinto. Y yo también soy hija de desaparecidos y vos también sos hijo de desaparecidos. ¿Vos tenés la verdad absoluta? ¿Yo tengo la verdad absoluta? No.
Algunos creen que sí.
Bueno, nosotros estamos dispuestos a debatir, tenemos una posición en relación a eso pero entendemos que no somos los dueños de la verdad. Hablamos con la legitimidad que puede tener cualquiera. Somos hijos de desaparecidos, madres de desaparecidos, tanto como otros.
Les tocó estar adelante del desarrollo de este espacio y lo llevan de la manera que les parece correcta.
Puede ser. Tenemos una posición al respecto y con la legitimidad que te da y con la tranquilidad que te da. Yo en mi caso, milito. El 60 por ciento de mi vida total fui militante. Tengo 37 años y militó desde los 17 en H.I.J.O.S. ¿A mí quién me puede decir que no tengo posibilidades de dar una opinión? Yo tengo mi opinión. Entiendo que es una entre muchas, eso es lo bueno. Entiendo que alguien puede pensar distinto… ¿Cuál es la biblia donde dice qué se hace en un centro recuperado de memoria y qué no? ¿Quién escribe esa biblia? Nadie.
Es una disputa cultural, es una batalla simbólica, una disputa de sentido y me parece que hay que transitarla. A nosotros no nos da miedo eso, está bien. Tenemos nuestra posición que es: estos lugares se ocupan, se ocupan con vida, con alegría. Porque desde la alegría también se reivindica, también se piensa en ellos, también se lucha y creemos que es la mejor manera. ¿Quién dijo que hay que hacerlo de otra manera? ¿Por qué? Es un debate.
Cuando le planteé a una conocida lo mismo, planteé algo similar de por qué no, ¿Por qué no se puede hacer así? La respuesta que me dieron fue: “no se te va a ocurrir poner algo así en Auschwitz”. Mi respuesta es ¿por qué no? ¿Solo por qué no lo hacen ellos?
¡Claro! Y aparte, como si nosotros pudiéramos comparar los procesos políticos latinoamericanos, argentinos, con Europa.
O los pueblos, o las formas…
Exactamente. Y aparte, en este país tan particular se dio un hecho que lo distingue del resto del mundo, acá existen los organismos de derechos humanos. Eso le ha dado un tinte a toda la historia argentina absolutamente distinto. El poder simbólico, a favor o en contra, no importa... la marca que han dejado los organismos de derechos humanos hace que haya una cicatriz, una marca distintiva de la Argentina y de cómo se construye la memoria, distinta a todo lo demás que lo hace incomparable.
Yo en lo único en que no estoy de acuerdo es en transmitir la opinión de uno como una máxima moral. En ese punto no acuerdo. Si a mí un sobreviviente me dice, “la verdad que yo no puedo esto, esto y esto” está muy bien: vos no podés. Ahora, de eso a pretender que el mundo sienta como vos... El monopolio de la verdad o el monopolio de cómo se debe sentir, es ahí donde yo no acuerdo. Después las diferencias, me parece que es una disputa que está bien que se de y sobre todo la celebro por esto que te digo: porque da cuenta de un montón de otras cosas. Si acá no hubiera estado transitando el proceso de juicio y castigo no podríamos estar hablando de la recuperación de un sitio. Entonces desde ese sentido me parece un avance y lo celebro, no me da miedo.
Estamos hablando de la gente que no está de acuerdo con la forma en llevar a cabo las políticas de derechos humanos, pero levanta las banderas de la lucha en sí. Ahora, llevándolo un poco más lejos, la gente que realmente no está de acuerdo, la que dice que este gobierno es “montonero”... ¿Hay gente que se toma el tiempo de escribirles? ¿De llamar?
Bueno, hemos recibido muchas amenazas de bomba. Se han tomado bastante el tiempo últimamente en relación a eso. Hay gente que hace una visita guiada y lo hace de una manera muy provocadora, como diciendo “y a ver ¿qué me vas a decir vos?”
Pero vienen igual…
Vienen igual, con una posición tomada… está bien.
¿Nunca han tenido un tipo de incidente?
No, incidentes no. A ver, hemos tenido situaciones, pero incidentes no. Sí esto que te digo de las visitas guiadas, que haya gente que no está de acuerdo, cosas muy complejas. En la visita guiada te puede pasar que viene un hijo de un “milico”, que él no es culpable de nada y te das cuenta que se va desarmando. Viene gente que es recontra “milica”. Y viene mucha gente que quiere saber. Hay de todo.
En algún momento, sea 2015, 2019 o no sé cuándo, este proceso político va a dar paso a otro. ¿Crees que ya está instalado este espacio como para que no venga otro a desarmarlo?
Estamos haciendo todo lo posible, estamos llegando con la lengua afuera. Es un objetivo clarísimo que tenemos de cara al 2015: dejar todo este espacio lo más instalado y fortalecido posible para que no haya una vuelta atrás, como en los juicios, digamos. Estamos trabajando para eso.
Es una posibilidad.
Es una posibilidad, pero más que nada por esto que te digo: creo que la historia no se la compró nadie a futuro, entonces digo, es una posibilidad en tanto eso. Yo lo creo muy improbable, porque hay un proceso político e histórico que caló en la sociedad. Y aun así, aunque haya gente que no esté de acuerdo para nada o que todavía falten un montón de cuestiones, hay cosas de las cuales ya no se vuelve. Digo, que está mal desaparecer gente en un proceso por diferencias políticas está mal. Y casi te diría que sobre eso, algo tan básico, ya hay un acuerdo muy grande en la sociedad.
Después, tal vez de ahí en adelante, tenés una discusión que todavía no se saldó, y que no se si se va a saldar, porque está bien tener diferentes miradas. Pero yo creo que ya hemos construido, entre lo que es los organismos de derechos humanos y lo que ha hecho este gobierno con la política de estado, creo que un piso tenemos que es bien distinto. Desde ese lugar, te digo, me parece que es muy difícil retroceder porque creo que hay una marca que la sociedad ya la tiene y ya la hizo propia. Pero bueno, los matices y las formas que esto va a ir tomando, lo van a hacer los movimientos propios de la vida misma y la sociedad.
Un saldo muy positivo que tiene este proceso político es que, justamente, la política volvió a ser una herramienta de muchos. Y eso le da valor a todo. Cuando la política puede estar en la mano de un joven, de un militante de un barrio, de una organización, que ya trasciende la política de expertos: la política ya caló, para donde sea. Me parece que eso le da sentido a todo y me da un piso de confianza que esto lo va a dirimir la sociedad, no lo van a hacer un par de esclarecidos.
Paula Maroni, de 37 años, es hija del militante Juan Patricio Maroni, estudiante de sociología, que fue secuestrado el 5 de abril de 1977. Es, además, militante de H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) desde el año 1995. Fue directora del Ente Público Espacio para la Memoria (ex ESMA), y hoy es la representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación frente a ese mismo Ente, lugar en el que vino a reemplazar a Carlos Pisoni, presidente de H.I.J.O.S. y ahora Subsecretario de Promoción de Derechos Humanos de la Nación.
La encontramos en una oficina dentro de lo que supo ser el "Pabellón Delta" y hoy, luego que esa ESMA tenebrosa fuera recuperada por y para la sociedad, es la "Casa de la Militancia" de H.I.J.O.S., un espacio abierto a las diferentes organizaciones políticas, sociales y culturales dedicadas a la formación militante y la difusión de las políticas de la memoria, en donde además funciona -de manera provisoria- el Ente.
En la oficina, que tiene unos pocos muebles y un televisor enfrentando al escritorio, resaltan dos fotografías enmarcadas. Una es la de una protesta solitaria de las Madres de Plaza de Mayo frente a la ESMA. La otra es de cuando se llevó a cabo el acto en el que el entonces presidente Néstor Kirchner, el 24 de marzo de 2004, al cumplirse el 28° aniversario del golpe, anunció la creación del Espacio Memoria y DDHH en aquel predio que presenció tanto horror, tanta muerte. El contraste es impactante.
Tras una breve espera comenzamos la entrevista, que solo se verá interrumpida por el festejo de un cumpleaños y la posterior degustación de una porción de torta.
Quería saber de qué se trata el puesto que asumiste hace poco y qué hacen.
Mi nombre es Paula Maroni, pertenezco a la Secretaría de Derechos Humanos y representó, como tal, a la Secretaría de Derechos Humanos en el Ente. ¿Qué es el Ente? El Ente vendría a ser el órgano, la institución, que administra y que piensa al Espacio para la Memoria en su conjunto. ¿Qué quiere decir esto? Nosotros tenemos acá 32 edificios, 17 hectáreas. Cada uno de los edificios están asignados a distintas instituciones, por ejemplo: Canal Encuentro, Archivo Nacional de la Memoria, Centro Cultural Haroldo Conti, ECUNHI (Espacio Cultural Nuestros Hijos, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo), el IEM (Instituto Espacio para la Memoria) y distintas instituciones que responden a diferentes ámbitos institucionales y del Estado.
Cada institución se piensa a sí misma: Canal Encuentro tiene su director, Archivo tiene el suyo y así sucesivamente. Ahora, el Ente es la institución que piensa en el conjunto, piensa en la ESMA en su totalidad, piensa en el plan de re-funcionalización de todo el predio, piensa en los espacios comunes. Piensa una política que trascienda la particularidad de cada uno y posiciona el espacio ante la sociedad. Y, por sobre todas las cosas, tiene la facultad, que no la tiene nadie, de mantener el núcleo duro de lo que fue el centro clandestino de este lugar y generar las visitas guiadas, los contenidos, es una facultad propia del Ente y es un lugar que no se puede perder de vista en ningún momento.
¿En el predio se hacen eventos variados relacionados a organismos del Estado?
Sí.
Quizás con tantos eventos se puede perder de vista ese lugar que mencionabas recien.
A ver, son varias caras de la misma moneda. Este lugar, que fue históricamente de la Armada, fue una usina de políticas, desde nuestra visión política, contrarias al pueblo. Sin ir más lejos, esto te sintetiza todo: los aviones de la Armada, su bautismo de fuego lo tuvieron bombardeando la Plaza de Mayo del ´55. De ahí para adelante un montón de cuestiones que culminan en el ´76, digamos como paradigmáticamente, cuando este lugar se convierte en un centro clandestino de detención. Al recuperarse este espacio, se recupera por un lado con la firme decisión y compromiso de mantener el núcleo duro de lo que fue el centro clandestino, que fue el Casino de Oficiales, como un museo, como un lugar de visita permanente de testimonios para los juicios de lesa humanidad; por otro lado, mantenerlo intacto y abierto a la sociedad para que sea un espacio donde se pueda procesar socialmente la memoria. Y ese lugar es el que nosotros vamos a preservar a como dé lugar. Ahora bien, el resto del predio es un lugar que, por una decisión política de la presidenta y los organismos de derechos humanos, porque las dos cosas fueron de la mano, tienen que estar abiertos para todos los argentinos y argentinas, para que el pueblo pueda, de a poco, irse apropiando de éste lugar. En ese sentido, lo que vamos a tener en este predio son muchísimas actividades de distinta índole, pero son todas gratuitas en su mayoría. Si vos vas a un encuentro de, por ejemplo, directivos de educación es porque responden a políticas de estado. Acá no viene una empresa privada a hacer un “encuentro de”. Acá no se alquilan lugares.
¿No se alquilan bajo ningún punto de vista?
No. Todo son políticas de estado. Todo es política de estado. Acá pueden traer a cualquiera, puede salir quien quiera. Digo, esto está abierto: esto es del pueblo argentino. Acá no se venden cosas para fines de lucro, no se alquilan lugares, nada. Todo lo que sucede acá son actividades gratuitas y, por tanto, abiertas. Y si se hacen encuentros de algún tipo, son encuentros de distintos agentes dentro del Estado que sirven para mejorar sus políticas en sus diferentes ámbitos.
Es un espacio que utiliza el Estado…
Absolutamente. Y que siempre son en pos de mejorar las políticas de estado, ya sea desde acá o porque usa las instalaciones. Bueno, hacen un “encuentro de reflexión sobre educadores populares”. Como también está abierta para las organizaciones sociales. Digo, este es un lugar abierto.
Pero sin fines de lucro.
Claro. Acá no te va a venir la empresa a decir “mirá tengo la cena de fin de año”, ¿entendés? No, no, esto es del pueblo argentino, no es nuestro, de los organismos o de la Secretaría...del pueblo. Entonces, todo lo que sucede acá es “puertas abiertas”, digamos. Y en pos de una política de estado.
Cuando ingresé al predio noté que están en obras… ¿Cuáles son los planes? ¿Van a abrir un lugar más?
Nosotros encontramos un predio de 7 hectáreas con 32 edificios, devastado. Estamos hablando de edificios de 5 mil metros cuadrados.
¿Lo utilizaban?
Si, lo utilizaban pero en algún momento dejaron de recibir dinero, evidentemente. Pero por otro lado hubo una clara intención, cuando se fueron, de dejarlo destruido: se llevaron las griferías, los inodoros, arrancaron las cosas de las paredes; entonces, también hubo una intencionalidad, no solamente fue por falta de financiamiento. La idea fue dejarlo en las peores condiciones posibles. Bien, había que empezar a reconstruir, y es importante decir que la ley 26.415, que le da creación a este ente, a este espacio, es muy compleja en su conducción. Porque en la ley dice que tiene que estar financiado 50 por ciento por la Ciudad y 50 por la Nación. Te imaginarás que hay un 50 que acá no pone el dinero suficiente...
¿La Ciudad no aporta?
Ciudad pone plata ¿en qué? En, por ejemplo, Ciudad mantiene los espacios comunes: corta el pasto. Es 1 millón de pesos al año. Ciudad paga los servicios, ¿sí? Tenemos luz, gas, agua. Ahora, lo que hace a la inversión que significa levantar 32 edificios de 5000 metros cuadrados cada uno, estamos hablando de millones y millones, ahí no pone plata.
Nación está poniendo en pie el predio de diferente manera. Canal Encuentro es el Ministerio de Educación, tuvo sus propias licitaciones, el Centro Cultural Haroldo Conti y el Archivo Nacional de la Memoria es Secretaría de Derechos Humanos. Ahora se está por inaugurar en agosto el Museo de Malvinas.
No es que la Nación ha tenido una única política de financiamiento donde dice, “bueno, te bajo tanto y es para todo”. No, cada institución ha financiado y ha buscado las maneras de encontrar los recursos y eso se fue desarrollando de manera dispar. La realidad es que ahora los edificios que restan los estamos haciendo con el programa Argentina Trabaja del Ministerio de Desarrollo Social, que para nosotros es un orgullo muy grande. Digo, tal vez no es lo ideal en términos de sacar los edificios adelante, en términos de construcción. Es mucho más fácil licitar a una empresa privada, la empresa privada venga y te diga “bueno, en seis meses lo hago” y, de repente, tenés un edificio.
Acá tenés que coordinar todo.
El plan Argentina Trabaja tiene que ver con este concepto de que este lugar es del pueblo argentino y es donde, tal vez, se arma el círculo. El plan Argentina Trabaja no tiene gente que sabe de construcción sino que se capacita gente que está fuera del mercado laboral, es un servicio social. Toda esta gente, mientras viene, aprende a construir. Entonces son otros tiempos. Aun así, estamos muy orgullosos de cómo se está avanzando.
Y esto se da a través de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social, la Secretaría de Derechos Humanos y la Facultad de Arquitectura. Estos tres actores, que cada uno cumple un rol específico: Desarrollo Social son los que tienen el programa, las cooperativas, el seguimiento de todo lo que es lo psicosocial; la Facultad de Arquitectura actúa como un ente ejecutor y, a la vez, conduce las obras y capacita; y la Secretaría de Derechos Humanos, como representante de Nación en el predio, es la que conduce el predio políticamente y las obras. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, este edificio es prioritario, este edificio puede estar en un segundo plano, este edificio se incorpora, este edificio no; como que va planteado las prioridades y demás.
Y la verdad que estamos muy orgullosos del proceso que no es el más fácil pero, de alguna manera, cierra conceptualmente.
Me habías comentado que lo que hacían ustedes era como “dar la cara” a la sociedad, o sea, mostrar lo que hacen… diagramar las comunicaciones, diagramar algunos eventos macro y difundir el resto. Más que nada en cuanto a la educación, ¿ van a los colegios, a las escuelas, reciben muchos llamados...?
La realidad es que es un anhelo salir. La realidad es que el barrio que nos rodea (Nuñez) no es un barrio muy sencillo. Es un barrio que, de salir, tenés que salir de una manera… particular.
¿Con los tapones de punta?
No, no. Digo, no es que salís y encontrás de por sí muchas organizaciones con las cuales no articular. Sí, existen. Sí tenemos articulaciones con las comunas y demás. No toda la que nos gustaría, está más en el debe que en el haber el salir para afuera…
¿Más allá del barrio, en las provincias, por ejemplo?
No. La realidad es que todavía tenemos un funcionamiento bastante centralizado, que no signifique que queremos tener una política mucho más activa en relación a salir. Este predio es tan grande y presenta tantas complejidades, que todavía es algo que el atender el hoy de este lugar, que está en construcción permanente de verdad, construcción no solamente edilicia sino también en lo programático… Recibimos mucho más de lo que “salimos”.
Hemos salido, claro. Articulamos con las escuelas Raggio, que están al lado nuestro. Hemos dado muchísimos talleres. Hemos ido a centros culturales, a bibliotecas, pero todavía falta… Porque creemos que tiene que ser ocupado este predio, todavía no está lo suficientemente ocupado. Entonces también que ellos vengan significa algo que también se adeuda acá: abrir más las puertas, que venga más gente, convocarlos... Poder transmitir que este es un lugar donde también se puede transitar con alegría, con memoria, con verdad, con justicia, pero también con vida. Digo, todavía hay mucha gente que le choca si alguien le dice: “che, venite a ver un recital a la ex ESMA”. Bueno, estamos en todo un trabajo que tiene que ver con lo cultural para que la gente se anime a venir…
Hay quienes dicen que este espacio “es un lugar para recordar, no para hacer eventos”. ¿Cómo lidian con esto?
Es un debate cultural y nuevo que, por lo tanto, va a llevar tiempo. O sea, no nos da miedo hoy ser una parte, y no todos, los que tengamos ese discurso, porque es una disputa simbólica también. Y que tiene que ver con el avance en materia de derechos humanos. Cuando no había juicios este debate del asunto de la memoria no existía, porque había algo por sobre todo eso que era necesidad de justicia a donde había que apuntar. Hoy los juicios no están clausurados pero sí están transcurriendo.
Ahora, esto permite tener nuevos debates que entre los mismos organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares no estaba saldado, porque no era un tema de agenda. Hoy la ESMA es una realidad, ya que es un espacio para la memoria. Entonces acá hay un nuevo debate y que, en términos históricos, va a haber que transitarlo. Y no nos da miedo que haya mucha gente que no quiera todavía venir, o que no quiera venir porque no pueda, o porque piensen que no es correcto. Es una batalla cultural también que hay que dar.
No lo pensaba tanto desde esta gente sino que quizás, cómo decirlo… Desde la que está en desacuerdo con la forma en que este gobierno lleva adelante las políticas de derecho humanos
Te entendí perfecto, de hecho estoy pensando en esa gente. Por eso te digo, son nuevos debates dentro del ámbito de los derechos humanos. El Casino de Oficiales que es el núcleo del centro clandestino… de hecho hay debates en torno a “¿se llevan fotos de los desaparecidos? No, no se llevan fotos. ¿Por qué no se llevan fotos? No, porque ese lugar fue de muerte y el desaparecido está vivo”. Bueno, está, yo pienso algo distinto. Y yo también soy hija de desaparecidos y vos también sos hijo de desaparecidos. ¿Vos tenés la verdad absoluta? ¿Yo tengo la verdad absoluta? No.
Algunos creen que sí.
Bueno, nosotros estamos dispuestos a debatir, tenemos una posición en relación a eso pero entendemos que no somos los dueños de la verdad. Hablamos con la legitimidad que puede tener cualquiera. Somos hijos de desaparecidos, madres de desaparecidos, tanto como otros.
Les tocó estar adelante del desarrollo de este espacio y lo llevan de la manera que les parece correcta.
Puede ser. Tenemos una posición al respecto y con la legitimidad que te da y con la tranquilidad que te da. Yo en mi caso, milito. El 60 por ciento de mi vida total fui militante. Tengo 37 años y militó desde los 17 en H.I.J.O.S. ¿A mí quién me puede decir que no tengo posibilidades de dar una opinión? Yo tengo mi opinión. Entiendo que es una entre muchas, eso es lo bueno. Entiendo que alguien puede pensar distinto… ¿Cuál es la biblia donde dice qué se hace en un centro recuperado de memoria y qué no? ¿Quién escribe esa biblia? Nadie.
Es una disputa cultural, es una batalla simbólica, una disputa de sentido y me parece que hay que transitarla. A nosotros no nos da miedo eso, está bien. Tenemos nuestra posición que es: estos lugares se ocupan, se ocupan con vida, con alegría. Porque desde la alegría también se reivindica, también se piensa en ellos, también se lucha y creemos que es la mejor manera. ¿Quién dijo que hay que hacerlo de otra manera? ¿Por qué? Es un debate.
Cuando le planteé a una conocida lo mismo, planteé algo similar de por qué no, ¿Por qué no se puede hacer así? La respuesta que me dieron fue: “no se te va a ocurrir poner algo así en Auschwitz”. Mi respuesta es ¿por qué no? ¿Solo por qué no lo hacen ellos?
¡Claro! Y aparte, como si nosotros pudiéramos comparar los procesos políticos latinoamericanos, argentinos, con Europa.
O los pueblos, o las formas…
Exactamente. Y aparte, en este país tan particular se dio un hecho que lo distingue del resto del mundo, acá existen los organismos de derechos humanos. Eso le ha dado un tinte a toda la historia argentina absolutamente distinto. El poder simbólico, a favor o en contra, no importa... la marca que han dejado los organismos de derechos humanos hace que haya una cicatriz, una marca distintiva de la Argentina y de cómo se construye la memoria, distinta a todo lo demás que lo hace incomparable.
Yo en lo único en que no estoy de acuerdo es en transmitir la opinión de uno como una máxima moral. En ese punto no acuerdo. Si a mí un sobreviviente me dice, “la verdad que yo no puedo esto, esto y esto” está muy bien: vos no podés. Ahora, de eso a pretender que el mundo sienta como vos... El monopolio de la verdad o el monopolio de cómo se debe sentir, es ahí donde yo no acuerdo. Después las diferencias, me parece que es una disputa que está bien que se de y sobre todo la celebro por esto que te digo: porque da cuenta de un montón de otras cosas. Si acá no hubiera estado transitando el proceso de juicio y castigo no podríamos estar hablando de la recuperación de un sitio. Entonces desde ese sentido me parece un avance y lo celebro, no me da miedo.
Estamos hablando de la gente que no está de acuerdo con la forma en llevar a cabo las políticas de derechos humanos, pero levanta las banderas de la lucha en sí. Ahora, llevándolo un poco más lejos, la gente que realmente no está de acuerdo, la que dice que este gobierno es “montonero”... ¿Hay gente que se toma el tiempo de escribirles? ¿De llamar?
Bueno, hemos recibido muchas amenazas de bomba. Se han tomado bastante el tiempo últimamente en relación a eso. Hay gente que hace una visita guiada y lo hace de una manera muy provocadora, como diciendo “y a ver ¿qué me vas a decir vos?”
Pero vienen igual…
Vienen igual, con una posición tomada… está bien.
¿Nunca han tenido un tipo de incidente?
No, incidentes no. A ver, hemos tenido situaciones, pero incidentes no. Sí esto que te digo de las visitas guiadas, que haya gente que no está de acuerdo, cosas muy complejas. En la visita guiada te puede pasar que viene un hijo de un “milico”, que él no es culpable de nada y te das cuenta que se va desarmando. Viene gente que es recontra “milica”. Y viene mucha gente que quiere saber. Hay de todo.
En algún momento, sea 2015, 2019 o no sé cuándo, este proceso político va a dar paso a otro. ¿Crees que ya está instalado este espacio como para que no venga otro a desarmarlo?
Estamos haciendo todo lo posible, estamos llegando con la lengua afuera. Es un objetivo clarísimo que tenemos de cara al 2015: dejar todo este espacio lo más instalado y fortalecido posible para que no haya una vuelta atrás, como en los juicios, digamos. Estamos trabajando para eso.
Es una posibilidad.
Es una posibilidad, pero más que nada por esto que te digo: creo que la historia no se la compró nadie a futuro, entonces digo, es una posibilidad en tanto eso. Yo lo creo muy improbable, porque hay un proceso político e histórico que caló en la sociedad. Y aun así, aunque haya gente que no esté de acuerdo para nada o que todavía falten un montón de cuestiones, hay cosas de las cuales ya no se vuelve. Digo, que está mal desaparecer gente en un proceso por diferencias políticas está mal. Y casi te diría que sobre eso, algo tan básico, ya hay un acuerdo muy grande en la sociedad.
Después, tal vez de ahí en adelante, tenés una discusión que todavía no se saldó, y que no se si se va a saldar, porque está bien tener diferentes miradas. Pero yo creo que ya hemos construido, entre lo que es los organismos de derechos humanos y lo que ha hecho este gobierno con la política de estado, creo que un piso tenemos que es bien distinto. Desde ese lugar, te digo, me parece que es muy difícil retroceder porque creo que hay una marca que la sociedad ya la tiene y ya la hizo propia. Pero bueno, los matices y las formas que esto va a ir tomando, lo van a hacer los movimientos propios de la vida misma y la sociedad.
Un saldo muy positivo que tiene este proceso político es que, justamente, la política volvió a ser una herramienta de muchos. Y eso le da valor a todo. Cuando la política puede estar en la mano de un joven, de un militante de un barrio, de una organización, que ya trasciende la política de expertos: la política ya caló, para donde sea. Me parece que eso le da sentido a todo y me da un piso de confianza que esto lo va a dirimir la sociedad, no lo van a hacer un par de esclarecidos.
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