"Subtes: están jugando al gran bonete", por Daniel Amoroso

Por Daniel Amoroso, Diputado porteño
Presidente del Bloque Unión Federal - Ex titular de la Comisión de Tránsito de la Legislatura

La pelea que vienen sosteniendo los gobiernos de la Nación y la Ciudad de Buenos Aires por el traspaso del subte (apenas una entre tantas otras disputas) ya parece haber sobrepasado varios límites y está complicando seriamente la vida cotidiana de más de un millón de personas, que viajan todos los días en ese medio de transporte.

La verdad, no decimos nada nuevo al señalar que se viaja apretado hasta el extremo, que hay que hacer gala de una destreza física enorme para subir a un coche en las horas pico, y que los andenes, a primera hora de la mañana o última hora de la tarde, están desbordados como la entrada a una cancha de fútbol un día de partido. Ahora también sufrimos la reducción de servicios, con menos coches en funcionamiento. Pero no sólo eso: en las estaciones no se ven casi policías y el deterioro de las instalaciones es alarmante (desde los baños hasta los ascensores y las escaleras mecánicas).

Es triste acostumbrarse a que esto sea una regla y no la excepción. También asomó con fuerza la discusión por los fondos para que la empresa concesionaria pueda cumplir con las tareas de mantenimiento requeridas y todos viajemos seguros. El Gobierno Nacional dice que lleva depositados más de 100 millones de pesos en el Banco Nación y la Ciudad no los usa. La Ciudad dice que no puede usarlos. Y la empresa concesionaria dice que no puede acceder a esos fondos desde que quedó en suspenso el proceso del traspaso de la Nación a la Ciudad.

Mientras tanto, el dinero está ahí, con la falta que hace. ¿Yo señor? ¡No señor! ¿No parece que estuvieran jugando al gran bonete? Junto a la diputada nacional Graciela Ocaña nos hemos presentado ante la Justicia en lo Contencioso Administrativo en mayo último (sí, leyó bien, en mayo) con un recurso de amparo, pidiendo que intervenga en forma urgente para crear un ente que se haga cargo de la gestión y la administración de los subterráneos, ya que nadie parece querer hacerlo. A pesar de haber pedido celeridad y aún teniendo en cuenta que la situación empeora día a día, esa presentación judicial todavía no tuvo respuesta. Seguimos esperando una solución. Como también la siguen esperando los usuarios del subte y el Premetro. Y los trabajadores. Lo único que pedimos, en este caso, es un poco de sensatez y una cuota de generosidad para sentarse a una mesa de diálogo, dejar de lado por una vez las diferencias políticas y pensar en lo que necesita la gente. ¿Será tan difícil?


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