Adrián Camps: "Los principales zoológicos del mundo no se plantean como un negocio"

Con la concesión vencida hace un año y medio, el Zoológico de Buenos Aires se encuentra el virtual estado de abandono. El gobierno porteño convocó a una subasta para una nueva concesión, pero según el diputado Adrián Camps, de Proyecto Sur, eso repetiría los errores cometidos hasta ahora. Sobre ese riesgo y sobre un posible futuro distinto para el zoológico, dialogó con Nueva Ciudad.

¿Cuál es la situación actual del zoológico?

 El zoológico tiene la concesión vencida desde hace un año y medio, y el gobierno de la ciudad ha elaborado un pliego para hacer una nueva concesión de 5 años, y se convocó a una subasta pública para adjudicarla al que ofrezca el mayor canon mensual.

¿Cómo se llegó a esta situación, con la concesión vencida hace tanto tiempo?

Se llegó por imprevisión. Nadie hizo lo suficiente para resolver el problema. Nosotros planteamos, al vencimiento de la concesión, que la Ciudad tenía que hacerse cargo del predio, como todo contrato que llega a su fin, y a partir de allí, tenía que evaluar toda la problemática del zoológico. Para el siglo que estamos viviendo, más allá del tipo de administración, si privada, si del estado, si mixta, lo que hay que replantear es la concepción del zoológico. Es del año 1904, y el mundo, desde entonces, ha cambiado sustancialmente. Hoy en día, los zoológicos son sociedades científicas, no son lugares de exhibición de animales con criterio comercial. Hasta ahora, el gobierno viene insistiendo en que sea así, un centro de entretenimientos basado en la exhibición de especies. Nosotros estamos en contra de ese concepto. Por otro lado, el zoológico tiene un altísimo valor arquitectónico y paisajístico, todos sus edificios están protegidos como patrimonio histórico, y hoy en día están en estado de abandono, luego de veinte años de concesión y luego de un año de contrato vencido, en el que nadie ha puesto un peso. Ese patrimonio debe ser restaurado, debe ser revalaudo, y eso no lo puede hacer un concesionario.

¿Cuáles son los riesgos de la subasta que propone el ejecutivo porteño?

Que invierte todos los términos. El de la ciudad es un zoológico de los que se llaman victorianos, por la Reina Victoria de Inglaterra, en los que los animales están en exhibición y, en lugar de recrear el hábitat de las especias, se recrea la arquitectura del lugar del que provienen; por ejemplo, el lugar de los elefantes recrea paisajes de La India, y así. La concepción moderna de un zoológico es la de recrear el hábitat de los animales, tenerlos en estado de semi libertad, tener mayor cantidad de especies que tienen vida social, como los simios, y tener, además, proyectos científicos y educativos. No tiene nada que ver con la concepción de este zoológico que tenemos ahora, y es de esperar que una nueva concesión privada no revise demasiado ese concepto. Todo eso hay que discutirlo.

¿Qué instancias faltan en esa discusión?

Bueno, nosotros estamos haciendo esfuerzos para impulsarla. Hoy a las 6 de la tarde hacemos una reunión en la Legislatura, a la que hemos invitado a especialistas en patrimonio arquitectónico, en zoológicos, a organizaciones defensoras de los derechos de los animales, para abrir este debate que el gobierno se niega a dar. Estamos haciendo todo el esfuerzo posible para que esto vaya para atrás. No se trata de quién ofrece más plata, como si estuviéramos rematando una confitería, estamos hablando de la concesión de un zoológico, y queremos saber con qué concepción se va a manejar ese zoológico. Hay animales vivos ahí adentro.

¿Es posible pensar en un zoológico público, del estado?

Eso es lo que nosotros queremos. En todas las grandes capitales del mundo, los zoológicos están en manos del estado. En algunos casos, en asociación con otras organizaciones. Y son instituciones científicas, no se basan ya en la exhibición de los animales, sino en la educación en la diversidad de especies, en la cría de especies en extinción, en la reintroducción de especies en la naturaleza.

Hay un modelo exitoso, en nuestro país, que es el modelo Temaikén. Es previsible que un nuevo concesionario privado vaya en esa dirección.  ¿Qué riesgos acarrea esa posibilidad?

Temaikén es un proyecto privado, que cobra una entrada muy cara y muestra animales. Yo no creo que ese sea el modelo de un zoológico como institución pública, que debe tener otros objetivos. En ese caso se estaría privilegiando la función comercial por sobre la función social que debería tener un zoológico en el tiempo en que vivimos. Hoy en día, los principales zoológicos del mundo no se plantean eso, no se plantean un negocio.


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