- Archivo
- 26.03.2012
Llega a su fin el emblemático juicio por el plan sistemático de apropiación de bebés
La existencia de un "plan sistemático" para el robo de bebés nacidos cuando sus madres estaban en ilegal cautiverio durante la última dictadura militar, fue el eje de la argumentación de los abogados de Abuelas de Plaza de Mayo durante la primera jornada de alegatos en el juicio oral que se sigue a ocho represores por la apropiación de menores. "Hay innumerables pruebas de la sistematicidad de los robos de niños que luego fueron criados en la mentira”, dijo esta mañana el abogado Alan Iud, quien acusó a los responsables del “terrorismo de Estado” por el “plan general de exterminio de militantes políticos” y, en ese marco, los “perversos y crueles métodos” implementados por los represores.
El letrado enfatizó que “la suerte de los niños” apropiados “estaba atada a la de sus padres” por lo que los represores recurrían “a la aberrante práctica de hacer desaparecer a las madres para que los bebés jamás llegaran a manos de sus familiares”.
En la introducción de su alegato –que culminará mañana por la tarde cuando solicite la pena para los imputados- Iud ponderó el trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de “memoria, verdad y justicia” y que, en el pasado, muchas veces debieron hacerlo “sin respaldo institucional”.
En ese sentido, aludió a la “excesiva demora” de trámite del juicio, en referencia a los 15 años que transcurrieron desde que Estela de Carlotto realizó la denuncia sobre el “plan sistemático” para el robo de bebés; y sostuvo que ello permitió que “fallecieran impunes” los represores Eduardo Emilio Massera, Carlos Suárez Mason y Cristino Nicolaides, entre otros.
También se lamentó que “abuelas murieran sin conocer el destino de sus nietos” y puntualizó que el robo de bebés formó parte de un “plan general de exterminio” perpetrado por una “maquinaria de horror” que se comenzó a gestar en 1975, durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, cuando los represores se organizaron para usurpar el poder el 24 de marzo de 1976.
En este juicio están acusados los represores Jorge Rafael Videla, Reynaldo Benito Bignone, el ex general Santiago Omra Riveros, el ex almirante Antonio Vañek, el ex capitán de la Marina Jorge "Tigre" Acosta, el ex prefecto Jorge Azic, el ex marino Rubén Franco y el ex médico del hospital Naval acusado de haber asistido a los partos en la maternidad clandestina de la ESMA, Jorge Magnacco.
El letrado enfatizó que “la suerte de los niños” apropiados “estaba atada a la de sus padres” por lo que los represores recurrían “a la aberrante práctica de hacer desaparecer a las madres para que los bebés jamás llegaran a manos de sus familiares”.
En la introducción de su alegato –que culminará mañana por la tarde cuando solicite la pena para los imputados- Iud ponderó el trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de “memoria, verdad y justicia” y que, en el pasado, muchas veces debieron hacerlo “sin respaldo institucional”.
En ese sentido, aludió a la “excesiva demora” de trámite del juicio, en referencia a los 15 años que transcurrieron desde que Estela de Carlotto realizó la denuncia sobre el “plan sistemático” para el robo de bebés; y sostuvo que ello permitió que “fallecieran impunes” los represores Eduardo Emilio Massera, Carlos Suárez Mason y Cristino Nicolaides, entre otros.
También se lamentó que “abuelas murieran sin conocer el destino de sus nietos” y puntualizó que el robo de bebés formó parte de un “plan general de exterminio” perpetrado por una “maquinaria de horror” que se comenzó a gestar en 1975, durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, cuando los represores se organizaron para usurpar el poder el 24 de marzo de 1976.
En este juicio están acusados los represores Jorge Rafael Videla, Reynaldo Benito Bignone, el ex general Santiago Omra Riveros, el ex almirante Antonio Vañek, el ex capitán de la Marina Jorge "Tigre" Acosta, el ex prefecto Jorge Azic, el ex marino Rubén Franco y el ex médico del hospital Naval acusado de haber asistido a los partos en la maternidad clandestina de la ESMA, Jorge Magnacco.
- SECCIÓN
- Archivo
COMENTARIOS