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- 09.03.2012
Juan Pablo Arenaza: “Hay sectores en la Legislatura que creen que hacer política es votar todo en contra”
Juan Pablo Arenaza es Presidente del Bloque de Bases para la Unión, el espacio político que, a nivel nacional, responde a Patricia Bullrich. En diálogo con Nueva Ciudad, habla del traspaso del subte, de la ruptura del bloque de la Coalición Cívica y de la relación de su bloque con el macrismo: “en lo que estamos de acuerdo, acompañamos; en lo que no, no”, aclara.
¿Cuál va a ser tu agenda legislativa para este año?
Uno de los temas que vamos a encarar y que hoy está en el tope de la agenda, es el de transporte, especialmente, el del subte, que es un tema del que yo me había ocupado. Ya habíamos presentado una serie de pedidos de informe, por ejemplo, para que en el subte haya refrigeración, que se habían votado pero sobre lo que no pudimos avanzar. Ahora, frente a este conflicto del traspaso, presentamos una comisión en la tendría participación la Legislatura, el Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad y la Secretaría de Transporte de la Nación, para estudiar el traspaso.
¿Qué te parece que debería pasar con el traspaso?
En primer lugar, está mal que el gobierno haya firmado el acta sin tener en cuenta que podía pasar lo que terminó ocurriendo. Lo que habría que haber hecho es crear una comisión, o un grupo de trabajo, con los sectores involucrados, como la Legislatura, de la que Macri se acordó de golpe que era importante, sobre lo que ya habíamos advertido desde varios bloques, y lo habían obviado.
Cuando fue la suba de la tarifa, algunos bloques reclamaron que es decisión necesitaba de la aprobación de la Legislatura.
Sí, obviamente, y cuando se firmó el acta, también. En la Legislatura están expresadas todas las fuerzas políticas de la ciudad, y su participación le da fundamentos al traspaso. Por otro lado, la crítica que le hago al Gobierno Nacional es que no se puede tirar por la cabeza un servicios público de un día para el otro; es un proceso, para el que hay que darse un tiempo, seis meses, por ejemplo, en el que quede claro que la ciudad tiene que hacerse cargo del subte, por ejemplo, pero fijar los requisitos que tiene que cumplir Metrovías, hacer auditorías. Cuando alguien compra una casa, uno se fija cómo están los caños, cómo está el gas, cómo está el edificio; uno se toma un tiempo. Entre que se elije la casa y hasta que se escritura, pasan como tres meses.
El problema es que Macri firmó el boleto.
Sí, firmó el boleto y no se fijó qué era lo que le estaban entregando. Después, se asustó. Eso fue un error. Lo bueno y extraño de la política argentina es que está reconocido por él, porque ningún político se hace cargo de una macana semejante. Es una desprolijidad, y en el medio estamos los usuarios, que padecemos el servicio, en temas fundamentales; ni siquiera estoy hablando de grandes inversiones, sino de cosas como la mugre que hay en es subte, que son cosa fundamentales, que no tienen que ver con inversiones millonarias, sino con el día a día de un servicio público.
¿Qué otros temas tenés en agenda, además del transporte?
Seguridad. Yo soy Vicepresidente de la Comisión de Seguridad, y ahí estamos trabajando en algunas cosas. Si uno mira los números de las fuerzas de seguridad que hay en las calles de la Ciudad, Policía Federal, Metropolitana y Gendarmería, los números están bien; lo que está faltando es la coordinación. Pasa lo mismo que lo que ocurre con el subte: falta coordinación entre las fuerzas. En Buenos Aires está también el Aeroparque, en la que trabaja la Policía de Seguridad Aeroportuaria, está el puerto. Hay muchas fuerzas de seguridad que actúan en el territorio, por eso es fundamental la coordinación. El año pasado estuve en Río de Janeiro, en la que tuvieron como política pública, en 10, 15 años, pacificar las favelas. Trabajaron el gobierno local, el gobierno estadual y el gobierno nacional en forma coordinada; pusieron todos los recursos: planes sociales, de fuerzas de seguridad, y llevaron a cabo esa política. Acá eso falla. El Gobierno de la Ciudad y el Nacional no se ponen de acuerdo ni en lo mínimo; la coordinación es fundamental, y en eso estamos fallando.
La separación del bloque de la Coalición Cívica, ¿tuvo que ver con la crisis a nivel nacional de la fuerza o también con cuestiones locales?
La Coalición Cívica en sí no existe más. Se fundó en 2007 y estaba integrada por Unión por Todos, que es el partido que yo presido, por el ARI, por otros partidos provinciales y movimientos sociales. Estaba pensada con un espíritu de ampliar esa coalición. De hecho, en el 2009 ganamos las elecciones con el Acuerdo Cívico, que estaba integrado también por el socialismo y el radicalismo. Después, hubo sectores de la Coalición Cívica – ARI - porque hay que aclarar que el ARI cambió de nombre y pasó a llamarse Coalición Cívica – ARI, lo que se prestaba a la confusión -, que pensaron que había que cerrarse, que había que limitar la integración de gente, y eso creemos que es un error. De hecho, yo creo que la gente castigó la desunión, no sólo de la Coalición Cívica: también Unión – PRO formó una coalición en el 2009 y después se pelearon todos y los resultados están a la vista. Las coaliciones que se habían logrado integrar en el 2009 se rompieron, y los resultados están a la vista. El Gobierno Nacional hizo lo que todos los oficialismos hacen, querer ganar una elección, y la ganaron muy bien. Y en la oposición nos saboteamos. Más allá de eso, no hubo ninguna pelea personal, yo tengo una muy buena relación con Fernando Sánchez, que era el presidente del bloque, pero ellos creen que hay que volver a las fuentes, cerrarse, y nosotros creemos que hay que armar una coalición que gane las elecciones en 2013 y que gobierne en el 2015. Nosotros entendemos que esa coalición tiene que estar integrada por el PRO, y algunos sectores de la Coalición Cívica – ARI creían que no. Yo creo que dentro del PRO hay gente muy valiosa, y hay cosas que están bien y otras que están mal, como en todos los partidos. Pero mi límite no es el PRO. Yo quiero construir una agenda pública con el PRO y ver qué leyes puedo acompañar y cuáles no, o ver qué leyes presentan y yo puedo modificar. Esa es nuestra forma de trabajar, si no, nos hubiéramos pasado al PRO, pero no es nuestra intención. Se trata de formar una fuerza de centro que lidere las elecciones en 2013 y gobierne el país en 2015, una fuerza de centro como siempre existió en la Argentina, en la que habrá matices.
Esa definición política, ¿cómo va a jugar en una legislatura en la que el PRO necesita algunos votos más para tener mayoría?
Mi postura no va a variar de lo que pasó el año pasado, ni la mía ni la de la diputada (Adriana) Montes. El año pasado acompañamos las leyes que creíamos que eran necesarias, y las que no, no las acompañamos. De hecho, la ley de “trapitos”, la famosa ley de “trapitos”, salió con los votos que nosotros aportamos para la oposición, porque éramos parte de la oposición. Yo me senté personalmente con diputados del PRO que estaban de acuerdo con el proyecto, porque ellos habían presentado uno, de Helio Rebot, que era muy parecido al nuestro. Esa ley salió con nuestros votos, entonces a mí nadie me puede venir a decir que nos pasamos al PRO. Yo voto las cosas que creo que son buenas a la ciudad; las que no, no. Lo que pasa es que hay sectores en la Legislatura que creen que hacer política es votar todo en contra. La verdad, es que con muchas leyes que llegaban del ejecutivo, nos sentamos a conversar con los ministros, o con los secretarios, para conversar sobre las cosas con las que me parecían bien o mal, y la verdad es que hubo una disposición de muchas áreas de modificar cosas. Obviamente, hubo otros que no aceptaban modificaciones, y en esos casos yo no acompañaba. No nos pueden decir que estamos con el PRO; estamos, cuando creemos la leyes son buenas para la ciudad; si no, no.
En el caso de avanzar en la construcción de un espacio con el PRO, ¿qué margen te parece que les queda para esa independencia?
Nosotros vamos a seguir trabajando igual. Estamos trabajando para construir esa gran coalición. Pero, ¿cómo funciona, por ejemplo, el Frente Amplio, en Uruguay? A veces, el Partido Comunista no está de acuerdo con tal ley, y no la vota. Así funcionan las coaliciones en el mundo. Hay que terminar con ese “pase” de la política: “ahora, como estoy acá, voto todo a favor, y antes votaba todo en contra”. Y hago una crítica, también, a la oposición a nivel nacional. No todo lo que hizo el Gobierno Nacional, estaba mal. Por ahí, las formas, los métodos, no dejaban mucho espacio para acompañar, por ejemplo, con el presupuesto, que en los últimos años, llega cerrado y no se puede discutir nada. En la Ciudad, durante dos meses, cada ministro viene a presentar lo que va a figurar en el presupuesto, y hasta los legisladores de del oficialismo proponen modificaciones. Son dos maneras diferentes de ver las políticas.
¿Cuál es tu posición en relación con los vetos del ejecutivo porteño?
Para mí es tanto un error del poder ejecutivo como de la legislatura. Algo falló en el diálogo, que tiene que existir. Vi un informe en el que, más o menos, el 65 por ciento de los vetos son por problemas técnicos, incluso del mismo oficialismo. Diputados del PRO que trabajaban temas por un camino, cuando el ejecutivo estaba yendo por otro. Eso no puede ser. En enero me junté con María Eugenia Vidal, y quedamos en crear una comisión que, desde el ejecutivo, trabaje más integradamente con la Legislatura. Si vamos a sacar una ley, hagamos la mejor ley, pero pongámonos de acuerdo. Es un fracaso de la política de la Ciudad de Buenos Aires, y más del PRO, que son el oficialismo y tienen la mayoría en la Legislatura. No es que se veta una ley y no pasa nada; detrás de esa ley hay gente que por ahí trabaja años, hay muchos recursos económicos y humanos usados, y eso significa impuestos gastados en asesores, en estructura, y la ley se veta de un día para el otro, sin más. Con el caso de Observatorio Meteorológico, que es un proyecto que yo había presentado en 2009, cuando el ejecutivo ahora lo quiso sacar, me junté con el ministro Chain y le dije que el proyecto ya estaba, que todo el conocimiento que yo había acumulado sobre eso, no era mío, era de los vecinos de la Ciudad, que me pagan el sueldo a mí a mis asesores. Eso es algo muy delicado, porque el conocimiento que se genera detrás de una ley, no es de los diputados, es de los vecinos que nos pagan el sueldo; por eso es una locura los vetos.
¿Qué leyes te parece que le faltan a la Ciudad?
Todas las leyes que le den a la Ciudad mayor autonomía y la fortalezcan en su independencia, le van a dar más gobernabilidad, más previsibilidad. Por ejemplo, en el tema transporte, para cambiar de cuadra una parada de colectivo, hay que pedírselo al gobierno nacional. No basta con sacar nuevas leyes, porque si no terminás de definir cuáles son las áreas de injerencia, esas leyes no sirven para nada.
No, para nada, no están dadas las condiciones. Alcanza con mirar lo que acaba de pasar con el primer gran experimento sobre eso, con el subte. Hay mucha inmadurez de los dos gobiernos, y estilos gobiernos confrontativos, del Gobierno Nacional, y del Gobierno de la Ciudad, que no acepta el desafío. Nos votan para gobernar y hay que hacerse cargo de eso.
¿Cuál va a ser tu agenda legislativa para este año?
Uno de los temas que vamos a encarar y que hoy está en el tope de la agenda, es el de transporte, especialmente, el del subte, que es un tema del que yo me había ocupado. Ya habíamos presentado una serie de pedidos de informe, por ejemplo, para que en el subte haya refrigeración, que se habían votado pero sobre lo que no pudimos avanzar. Ahora, frente a este conflicto del traspaso, presentamos una comisión en la tendría participación la Legislatura, el Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad y la Secretaría de Transporte de la Nación, para estudiar el traspaso.
¿Qué te parece que debería pasar con el traspaso?
En primer lugar, está mal que el gobierno haya firmado el acta sin tener en cuenta que podía pasar lo que terminó ocurriendo. Lo que habría que haber hecho es crear una comisión, o un grupo de trabajo, con los sectores involucrados, como la Legislatura, de la que Macri se acordó de golpe que era importante, sobre lo que ya habíamos advertido desde varios bloques, y lo habían obviado.
Cuando fue la suba de la tarifa, algunos bloques reclamaron que es decisión necesitaba de la aprobación de la Legislatura.
Sí, obviamente, y cuando se firmó el acta, también. En la Legislatura están expresadas todas las fuerzas políticas de la ciudad, y su participación le da fundamentos al traspaso. Por otro lado, la crítica que le hago al Gobierno Nacional es que no se puede tirar por la cabeza un servicios público de un día para el otro; es un proceso, para el que hay que darse un tiempo, seis meses, por ejemplo, en el que quede claro que la ciudad tiene que hacerse cargo del subte, por ejemplo, pero fijar los requisitos que tiene que cumplir Metrovías, hacer auditorías. Cuando alguien compra una casa, uno se fija cómo están los caños, cómo está el gas, cómo está el edificio; uno se toma un tiempo. Entre que se elije la casa y hasta que se escritura, pasan como tres meses.
El problema es que Macri firmó el boleto.
Sí, firmó el boleto y no se fijó qué era lo que le estaban entregando. Después, se asustó. Eso fue un error. Lo bueno y extraño de la política argentina es que está reconocido por él, porque ningún político se hace cargo de una macana semejante. Es una desprolijidad, y en el medio estamos los usuarios, que padecemos el servicio, en temas fundamentales; ni siquiera estoy hablando de grandes inversiones, sino de cosas como la mugre que hay en es subte, que son cosa fundamentales, que no tienen que ver con inversiones millonarias, sino con el día a día de un servicio público.
¿Qué otros temas tenés en agenda, además del transporte?
Seguridad. Yo soy Vicepresidente de la Comisión de Seguridad, y ahí estamos trabajando en algunas cosas. Si uno mira los números de las fuerzas de seguridad que hay en las calles de la Ciudad, Policía Federal, Metropolitana y Gendarmería, los números están bien; lo que está faltando es la coordinación. Pasa lo mismo que lo que ocurre con el subte: falta coordinación entre las fuerzas. En Buenos Aires está también el Aeroparque, en la que trabaja la Policía de Seguridad Aeroportuaria, está el puerto. Hay muchas fuerzas de seguridad que actúan en el territorio, por eso es fundamental la coordinación. El año pasado estuve en Río de Janeiro, en la que tuvieron como política pública, en 10, 15 años, pacificar las favelas. Trabajaron el gobierno local, el gobierno estadual y el gobierno nacional en forma coordinada; pusieron todos los recursos: planes sociales, de fuerzas de seguridad, y llevaron a cabo esa política. Acá eso falla. El Gobierno de la Ciudad y el Nacional no se ponen de acuerdo ni en lo mínimo; la coordinación es fundamental, y en eso estamos fallando.
La separación del bloque de la Coalición Cívica, ¿tuvo que ver con la crisis a nivel nacional de la fuerza o también con cuestiones locales?
La Coalición Cívica en sí no existe más. Se fundó en 2007 y estaba integrada por Unión por Todos, que es el partido que yo presido, por el ARI, por otros partidos provinciales y movimientos sociales. Estaba pensada con un espíritu de ampliar esa coalición. De hecho, en el 2009 ganamos las elecciones con el Acuerdo Cívico, que estaba integrado también por el socialismo y el radicalismo. Después, hubo sectores de la Coalición Cívica – ARI - porque hay que aclarar que el ARI cambió de nombre y pasó a llamarse Coalición Cívica – ARI, lo que se prestaba a la confusión -, que pensaron que había que cerrarse, que había que limitar la integración de gente, y eso creemos que es un error. De hecho, yo creo que la gente castigó la desunión, no sólo de la Coalición Cívica: también Unión – PRO formó una coalición en el 2009 y después se pelearon todos y los resultados están a la vista. Las coaliciones que se habían logrado integrar en el 2009 se rompieron, y los resultados están a la vista. El Gobierno Nacional hizo lo que todos los oficialismos hacen, querer ganar una elección, y la ganaron muy bien. Y en la oposición nos saboteamos. Más allá de eso, no hubo ninguna pelea personal, yo tengo una muy buena relación con Fernando Sánchez, que era el presidente del bloque, pero ellos creen que hay que volver a las fuentes, cerrarse, y nosotros creemos que hay que armar una coalición que gane las elecciones en 2013 y que gobierne en el 2015. Nosotros entendemos que esa coalición tiene que estar integrada por el PRO, y algunos sectores de la Coalición Cívica – ARI creían que no. Yo creo que dentro del PRO hay gente muy valiosa, y hay cosas que están bien y otras que están mal, como en todos los partidos. Pero mi límite no es el PRO. Yo quiero construir una agenda pública con el PRO y ver qué leyes puedo acompañar y cuáles no, o ver qué leyes presentan y yo puedo modificar. Esa es nuestra forma de trabajar, si no, nos hubiéramos pasado al PRO, pero no es nuestra intención. Se trata de formar una fuerza de centro que lidere las elecciones en 2013 y gobierne el país en 2015, una fuerza de centro como siempre existió en la Argentina, en la que habrá matices.
Esa definición política, ¿cómo va a jugar en una legislatura en la que el PRO necesita algunos votos más para tener mayoría?
Mi postura no va a variar de lo que pasó el año pasado, ni la mía ni la de la diputada (Adriana) Montes. El año pasado acompañamos las leyes que creíamos que eran necesarias, y las que no, no las acompañamos. De hecho, la ley de “trapitos”, la famosa ley de “trapitos”, salió con los votos que nosotros aportamos para la oposición, porque éramos parte de la oposición. Yo me senté personalmente con diputados del PRO que estaban de acuerdo con el proyecto, porque ellos habían presentado uno, de Helio Rebot, que era muy parecido al nuestro. Esa ley salió con nuestros votos, entonces a mí nadie me puede venir a decir que nos pasamos al PRO. Yo voto las cosas que creo que son buenas a la ciudad; las que no, no. Lo que pasa es que hay sectores en la Legislatura que creen que hacer política es votar todo en contra. La verdad, es que con muchas leyes que llegaban del ejecutivo, nos sentamos a conversar con los ministros, o con los secretarios, para conversar sobre las cosas con las que me parecían bien o mal, y la verdad es que hubo una disposición de muchas áreas de modificar cosas. Obviamente, hubo otros que no aceptaban modificaciones, y en esos casos yo no acompañaba. No nos pueden decir que estamos con el PRO; estamos, cuando creemos la leyes son buenas para la ciudad; si no, no.
En el caso de avanzar en la construcción de un espacio con el PRO, ¿qué margen te parece que les queda para esa independencia?
Nosotros vamos a seguir trabajando igual. Estamos trabajando para construir esa gran coalición. Pero, ¿cómo funciona, por ejemplo, el Frente Amplio, en Uruguay? A veces, el Partido Comunista no está de acuerdo con tal ley, y no la vota. Así funcionan las coaliciones en el mundo. Hay que terminar con ese “pase” de la política: “ahora, como estoy acá, voto todo a favor, y antes votaba todo en contra”. Y hago una crítica, también, a la oposición a nivel nacional. No todo lo que hizo el Gobierno Nacional, estaba mal. Por ahí, las formas, los métodos, no dejaban mucho espacio para acompañar, por ejemplo, con el presupuesto, que en los últimos años, llega cerrado y no se puede discutir nada. En la Ciudad, durante dos meses, cada ministro viene a presentar lo que va a figurar en el presupuesto, y hasta los legisladores de del oficialismo proponen modificaciones. Son dos maneras diferentes de ver las políticas.
¿Cuál es tu posición en relación con los vetos del ejecutivo porteño?
Para mí es tanto un error del poder ejecutivo como de la legislatura. Algo falló en el diálogo, que tiene que existir. Vi un informe en el que, más o menos, el 65 por ciento de los vetos son por problemas técnicos, incluso del mismo oficialismo. Diputados del PRO que trabajaban temas por un camino, cuando el ejecutivo estaba yendo por otro. Eso no puede ser. En enero me junté con María Eugenia Vidal, y quedamos en crear una comisión que, desde el ejecutivo, trabaje más integradamente con la Legislatura. Si vamos a sacar una ley, hagamos la mejor ley, pero pongámonos de acuerdo. Es un fracaso de la política de la Ciudad de Buenos Aires, y más del PRO, que son el oficialismo y tienen la mayoría en la Legislatura. No es que se veta una ley y no pasa nada; detrás de esa ley hay gente que por ahí trabaja años, hay muchos recursos económicos y humanos usados, y eso significa impuestos gastados en asesores, en estructura, y la ley se veta de un día para el otro, sin más. Con el caso de Observatorio Meteorológico, que es un proyecto que yo había presentado en 2009, cuando el ejecutivo ahora lo quiso sacar, me junté con el ministro Chain y le dije que el proyecto ya estaba, que todo el conocimiento que yo había acumulado sobre eso, no era mío, era de los vecinos de la Ciudad, que me pagan el sueldo a mí a mis asesores. Eso es algo muy delicado, porque el conocimiento que se genera detrás de una ley, no es de los diputados, es de los vecinos que nos pagan el sueldo; por eso es una locura los vetos.
¿Qué leyes te parece que le faltan a la Ciudad?
Todas las leyes que le den a la Ciudad mayor autonomía y la fortalezcan en su independencia, le van a dar más gobernabilidad, más previsibilidad. Por ejemplo, en el tema transporte, para cambiar de cuadra una parada de colectivo, hay que pedírselo al gobierno nacional. No basta con sacar nuevas leyes, porque si no terminás de definir cuáles son las áreas de injerencia, esas leyes no sirven para nada.
No, para nada, no están dadas las condiciones. Alcanza con mirar lo que acaba de pasar con el primer gran experimento sobre eso, con el subte. Hay mucha inmadurez de los dos gobiernos, y estilos gobiernos confrontativos, del Gobierno Nacional, y del Gobierno de la Ciudad, que no acepta el desafío. Nos votan para gobernar y hay que hacerse cargo de eso.
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