Julio Raffo: “Vamos a trabajar para consolidar la oposición al macrismo en la Legislatura”

Julio Raffo es presidente del bloque de Proyecto Sur en la Legislatura porteña, que viene de sufrir el desprendimiento de Buenos Aires para todos, que constituyó un nuevo bloque. De esa ruptura, de las perspectivas legislativas para este año y de la relación con el resto de los bloques de la oposición habla en esta entrevista con Nueva Ciudad. También de sus proyectos para regular el acceso a la cultura por internet, sobre lo que elaboró un proyecto para que presenten los diputados de Proyecto Sur en el Congreso Nacional.

¿Cuáles son las perspectivas de Proyecto Sur para este año legislativo?

Venimos con el ánimo de impulsar y sacar algunas leyes importantes, algunas que ya están en trámite, e impedir algunos latrocinios que también están en trámite. Está por verse una reestructuración de la Policía Metropolitana, creada a imagen y semejanza de la Federal, organizada por una “runfla” de la Federal, que encabezaba el “Fino” Palacios, con la actuación estelar de Ciro James. Se creó a imagen y semejanza de la Federal, y ahora nos sorprendemos de que tenga las mismas deficiencias; si se hace el mismo recorrido, se llega al mismo resultado. La ciudad necesitaba una policía, y necesita, diferente a la Federal, cuyas patologías fueron muy bien señaladas, y con coraje, por la ministra Nilda Garré, que avanzó bastante, pero falta un largo camino. Es importante que los ciudadanos, a través de sus órganos constitucionales, que son las Juntas Comunales, pueda entrar a las comisarías a ver qué pasa en esas cajas negras. No entiendo por qué, aunque no son santos de mi devoción, en la Provincia de Buenos Aires, la caja chica de las comisarías las manejas los intendentes. Eso le permite controlar un poco qué pasa. Y los intendentes, en la Provincia de Buenos Aires, según me cuentan, si no les gusta el comisario que tienen, agarran el teléfono y los sacan. Acá la autoridad comunal tendría que tener las mismas facultades. También queremos descentralizar la Cultura en la ciudad. No es posible que, si uno pone un compás en el Obelisco y traza un círculo, en 20 cuadras a la redonda está el 90 por ciento de la oferta cultural de la Buenos Aires. Así como se debe descentralizar la gestión en las comunas, hay que hacerlo con la oferta y el apoyo a la producción de teatro, video, periódicos, con criterio comunal. En la ley de los llamados “trapitos” toda la oposición entendió que debe ser la comuna quien debería decidir dónde puede haber o no un cuidador, y a qué hora, que es más fácil de decidir desde el barrio que desde Bolívar 1. Y, por último, queremos evitar un latrocinio, que como está planteado no nos gusta, que es el del proyecto Santa María; creemos que tiene que haber una política de la costa de la Ciudad de Buenos Aires, no resolver sobre el pucho, si en tal lugar se construye o no. Y me parece que el gobierno perdió interés en representar a los ciudadanos y en respetar la Constitución de la Ciudad pidiendo que le pasen en control de los puertos, de la policía y del juego. Vinieron y le tiraron el subte, y en vez de decir “bueno, vos tenés urgencia con el subte, yo tengo la misma urgencia con todo”, no, no hcieron eso. Yo, bien asesorado, digo que la relación entre la Ciudad y la Nación es como el dúo Pimpinella, que se pelean por nimiedades en la cámara, pero en otras cosas no, como en el Consejo de la Magistratura, en el que pusieron al presidente del PJ porteño, o en el caso de la Auditoría, en la que se pusieron de acuerdo para dejar afuera a Proyecto Sur.

Su idea sobre la Metropolitana sería una réplica para la Ciudad de lo que propone el juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, respecto a las policías municipales en la provincia.

Claro. Me parece que hay que darle protagonismo al ciudadano a ver qué pasa en la comisaría del barrio. Con qué criterio se asigna el recorrido de “la brigada”, como le dicen, cuántos la integran, en qué horario debe pasar, por qué lugares. ¿No tienen nada que decir la autoridad comunal? Es un disparate.

Con la Policía Metropolitana, lo paradójico es que la crisis había dado como resultado una innovación, que fue la conducción civil de Eugenio Burzaco. Pero ahora se volvió al viejo esquema de ex policías de la Federal.

De cualquier manera, que la persona que lleva un cargo sea civil o no, es un indicador, pero no es determinante. Napoleón era general e hizo el código civil, los institutos universitarios, cosas de las que no debería haberse ocupado; y viceversa: en la SIDE, son todos civiles, y vea cómo actúan. Es un dato pintoresco, pero lo que importa es qué hace, y me parece que lo que han hecho antes de Burzaco y durante, es muy parecido.

Algunos legisladores, sobre todo del Frente para la Victoria, señalaron que los vetos de Macri ponen en riesgo los acuerdos parlamentarios. ¿Piensa lo mismo?

Los vetos, efectivamente, dañan acuerdos, cuando esos acuerdos existen. Hubo muchos, y habría que preguntar cuáles fueron, y en qué condiciones se hicieron. Yo no soy enemigo de los acuerdos, siempre que sean transparentes. Algunos proyectos míos se han aprobado con acuerdos, como el de la modificación del Instituto Superior de la Policía, para que los cargos de los docentes sean por concurso. Pero, ¿cuáles son los acuerdos que hubo, que indignan al Frente para la Victoria? Que los expliciten, a ver si yo comparto la indignación. Yo he estado en reuniones en las que diputados del macrismo le han dicho a los del Frente para la Victoria “esto está arreglado con Zanini”; es una ingenuidad esto que estoy diciendo, todos lo sospechamos, pero yo lo escuché: los temas de la ciudad se arreglan en Balcarce 50. A mí me indignan los vetos que violan acuerdos transparentes, como el veto de Cristina Kirchner, sobre la ley de reforma política, en el que se negoció un artículo para que no se aplicara en las primeras elecciones que seguían, y la presidenta lo vetó. Esa clase de vetos, los padezcan quien los padezca, los voy a cuestionar. Ahora, los que violan otros tipos de acuerdo, no se. La legislatura está muy atravesada por intereses económicos, mucho más que la Cámara de Diputados. El grueso de los proyectos que aparecen allí, no tienen que ver con negocios directos de nadie. Matrimonio igualitario: es una cuestión de principios; ahora, en la Legislatura, aparecen cosas como esta: ¿Se pueden vender medicamentos en los quioscos, o no? Cambia la cosa, como con el caso del proyecto Santa María, o de las concesiones de AUSA, en los que hay grandes intereses económicos de por medio.

Una de sus especialidades son las políticas sobre comunicación.  ¿Cómo evalúa la gestión macrista sobre los medios públicos de la Ciudad?

Es mala. Me parece que un medio público tiene que estar al servicio de la comunidad que lo financia. Y esto que digo para los medios públicos de Macri, lo digo también para los de la Nación. ¿Cómo se genera la programación de esos medios? Debería tener un amplio porcentaje de esa de origen comunitario. ¿Qué organizaciones importantes hay en la Ciudad? ¿Qué quieren decir? ¿Qué campañas públicas se deben hacer? En tanto la programación surja de la cabeza de los iluminados, la cosa va mal. Los canales privados tienen un objetivo: la rentabilidad. El canal público no tiene eso; cuál es su finalidad: las necesidades comunitarias. ¿Dónde está la programación que nos habla del flagelo de la trata de personas, de la desaparición de mujeres, por ejemplo?

Se está hablando de la revitalización de los medios de la Ciudad, pero para que funcionen como plataforma para mostrar la gestión, de cara a la candidatura de Macri para 2015.

Si es así, por ese camino vamos mal. Igual que con los medios nacionales, con la Ley de Medios, a la que apoyamos, pero con la cual nos han trampeado a todos. La televisión pública tomó como principal programación la de la televisión privada, que era el fútbol.

¿Cómo lo tomó la división del bloque con el de Buenos Aires para todos?

La única verdad, es la realidad. Yo trabajé para que el bloque no se dividiera; me duele, pero la división venía de antes. Cuando tenemos los desencuentros que nos llevan a ir divididos en las elecciones nacionales, ahí se comienza a dividir el bloque, lo otro es una consecuencia. Es un fracaso, pero de los dos, de los que se fueron, y de los que nos quedamos, porque se fueron ellos. Y a mí me dice me corazón, que el presidente del bloque de Buenos Aires para todos, Fabio Basteiro, también trabajó para que no nos separemos, igual que yo. Pero, a veces, hay fuerzas desatadas que no se pueden frenar, pero no es que la división se da por algo de la Ciudad. Viene de cuando se arma el FAP y nos maltrataron como nos maltrataron. Suelo decir, que nosotros, frente a los Socialistas, estamos en una situación recíproca que los radicales con De Narváez. Tuvieron una buena y mansa alianza electoral, pero no tienen raíces comunes ni horizonte político común; en cambio, nosotros tuvimos una pésima relación en la coyuntura electoral con Buenos Aires para todos, pero tenemos raíces comunes, tenemos posibilidades de mirar al futuro y coincidir en los principales temas. Cuando nos separamos, yo les decía a mis compañeros: “tengo una gran noticia para darles: dentro de dos años hay elecciones de nuevo”. Los frentes electorales se hace cada dos años, pero más importante es que tenemos raíces comunes y muchas coincidencias sobre lo que hay que hace con el país. La dinámica de los acontecimientos políticos nos lleva a juntarnos.

¿Y cómo imagina la relación con el resto de los bloques de la oposición, sobre todo con el del Frente para la Victoria y sus bloques aliados?

Es buena la separación entre el bloque del FPV y los bloques aliados. En primer lugar, creo que hay fuertes contradicciones entre ellos, políticas, de concepción de la praxis política, aunque estén todos bajo el paraguas del cristinismo. Es un problema de ellos. Nosotros vamos a trabajar para consolidar la oposición al macrismo. Cuando recién había asumido, me junté con mi compañero de toda la vida, compañero de luchas políticas, el “Canca” Gullo, a quien conozco además por ser uno de los testimonios principales de la película que yo dirigí, sobre los presos políticos que pasaron por la cárcel de Caseros, y le dije que, en un montón de temas, vamos a coincidir, porque las circunstancias nos obligan a coincidir. A la autoridad de las comunas, ¿hay que vaciarlas o fortalecerlas? Hay que fortalecerlas, y en eso vamos a coincidir. Cómo será de torpe el macrismo, o de pequeño, que ha estado vaciado a las comunas, cuando tiene mayoría en todas. No confía en sus comuneros.

Algún mal pensado anda diciendo por ahí que eso es lógico: hay que discutir después con 15 caciques locales fortalecidos.

El problema para el macrismo, con esos caciques, es que van a estar forzosamente cerca de la gente, y a tiro de su presión e interés.

 En su blog, anuncia que está trabajando en un proyecto de libre acceso a la cultura por internet. ¿Podría profundizar un poco más de qué se trata?

Esa es una preocupación vocacional mía, no es que me corresponda encargarme de eso como legislador. Creo que hay un derecho de acceder a los bienes culturales en el espacio público. Frente a la Facultad de Derecho hay una escultura de Botero. Vamos, la vemos, la dibujamos, la disfrutamos, y no le pagamos a nadie. Y nadie anda diciendo por ahí que se van a acabar las esculturas porque no se les paga a los escultores por ver sus obras. Hay un procedimiento de remuneración de los escultores que no pasa por el hecho de que le pague quien ve su obra. Creo que hay que reformular la vocación recaudatoria de las entidades como SADAIC, ARGENTORES, o la Sonny y la Motion Picture, y comprender que internet es un gran espacio público de dimensiones globalizadas. Y cuando en el Pacto de San José de Costa Rica se habla de garantizar el acceso a la cultura, se entronca con esta nueva situación, que es internet. La interpretación buena de la norma, tiene que ver con que la interpretación venga al encuentro de las necesidades de la sociedad. Y cuando se habla de garantía de acceso a la cultura, no se habla de poder comprar un libro en una librería. La garantía de participar de la vida comercial, ya está. Cuando se habla de garantía de acceso a la cultura, se habla de otra cosa. En ese sentido, he elaborado un proyecto de ley nacional, para que lo presenten nuestros diputados, que dice que el acceso a los bienes culturales, con la finalidad exclusiva de ilustrarse, entretenerse, educarse o adiestrarse para la vida profesional, no constituye delito, porque es el ejercicio del derecho de acceder a la cultura, excluido cualquier acto de comercialización; bajar una obra de internet, para reproducirla y venderla, es comercio ilegal, y estoy en contra. Pero acceder a una obra cultural por internet para entretenerse o ilustrarse, es como ir a ver la escultura de Botero a la plaza.


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