Guilermo Parodi, de UTE: “El macrismo quiere disciplinar a los docentes”

Guillermo Parodi, Secretario Gremial electo de la Unión de Trabajadores de la educación explica por qué el proyecto de eliminación de las Juntas de Calificación tiene tanto rechazo entre los docentes. “Detrás del discurso modernizador, viene en recorte de derechos”, afirma.

¿Por qué no puede pasar la modificación al sistema de calificación docente?

Por varios temas. Hay un eje que tiene que ver con la independencia que tienen que tener los concursos y las designaciones docentes de todos los poderes de turno. Desde el año 1958, cuando se sanciona el Estatuto Docentes, el tema principal por el que se debatió eso era para evitar que el poder de turno, sea un gobernador, sea un intendente, designara ahí a sus familiares. Esto pasó: en la década del ´90, un gran conflicto que vivió la Provincia de San Luis, en 1995, tuvo que ver con eso. La legislatura provincial sacó una ley por la que se cesó a todos los directores de escuela, en cuyo reemplazo se nombraron todos directores nuevos, amigos de los diputados y senadores. Fue un conflicto muy grande, que duró casi un mes y medio. Incluso muchos ni siquiera eran docentes. Ese es el corazón al que está atacando el proyecto del macrismo.

Hay también un argumento alrededor de la eficiencia y la modernización, en la propuesta del ejecutivo.

¿Quién no va a estar de acuerdo con que hay que modernizar cualquier ámbito, sea el educativo, o la administración pública? Lógicamente: las Juntas de Clasificación vienen funcionando desde el ´86 en la Ciudad, desde el retorno de la democracia, con la lógica con la que funciona la administración pública: primero trabajaban con máquinas de escribir, después pusieron computadoras, y así fueron avanzado de a poco. Ahora están los sistemas on line, que hay que implementar. Para eso no hace falta ninguna ley. Unificar el legajo, par que el docente no tenga que presentar uno en cada junta, nos parece excelente; es más: lo hemos pedido siempre, y ninguna administración nos dio respuesta. Ahora, sacar una ley para hacer eso, parece mucho. Pero eso está fuera de discusión. En realidad, es igual que en los ´90: el discurso de modernización viene de la mano del recorte de derechos.

Ustedes insisten con que esto debería discutirse en paritarias. ¿Por qué los docentes, en la Ciudad, no tienen esa posibilidad?

Porque nunca hubo una ley de paritarias. Hay algún proyecto en la Legislatura. Pero uno de los principales interesados en que no haya paritarias es el gobierno de Macri, porque así pueden trabajar desde mayorías circunstanciales en la legislatura, para modificar nuestras condiciones de trabajo. Y en esto queremos resaltar algo: con este gobierno, hubo muchísimas modificaciones en el Estatuto. Todas, previo a la discusión legislativa, tuvieron consenso en lo que se llama la Mesa de Negociación Salarian y Condiciones Laborales. Es el ámbito en el que el Ministerio y los trabajadores, discutimos. Y, en todos los casos, hubo además discusiones en las escuelas. Ponemos como ejemplo el último caso: la incorporación de casi 4000 trabajadores contratados al Estatuto, que pasan a tener estabilidad. Se discutió programa por programa, se logró el consenso y después se fue a la legislatura. Cuando se trató, había dos mil, tres mil docentes en la puerta apoyando, manifestándose, festejando. Con este proyecto, hubo tres marchas, con diez mil docentes, repudiándolo.

¿Por qué creés entonces que, en este proyecto, el macrismo decidió ir por otro camino?

Porque, en algún momento, estaba buscando la forma de disciplinar a los docentes. Hemos frenado muchos ataques que el macrismo tuvo hacia la educación pública, como fue, al principio de la gestión, la prohibición a los docentes de hacer declaraciones a los medios, o cuando fue el intento de achicar las becas escolares, o cuando intentaron darle soja en vez de carne a los chicos, muchas situaciones, hasta cuando intentaron poner un espía en el Ministerio de Educación. La escuela pública en la ciudad vivió ataques permanentes del macrismo desde el momento mismo de la asunción. Quisieron disciplinar a la escuela pública, y como no pudieron, intentan disciplinar a los docentes.

¿Cuál es la situación de las Juntas que se eligieron la semana pasada?

Nosotros vamos a exigir que asuman los 45 vocales de las juntas elegidos. En esta semana, la Junta Electoral se está expidiendo sobre el resultado final de las elecciones, y ya estarán los vocales en condiciones de asumir. Lo paradójico es que son elecciones convocadas por el propio Ministerio. Veremos cómo resulta. Eventualmente, si el proyecto del gobierno avanza, iremos a la justicia.

¿Qué expectativas tiene con la nueva instancia de negociación abierta con el Ministerio?

Ocurre que son muy paradojales las convocatorias al diálogo del gobierno. Desde la legislatura hubo cuatro convocatorias; en todos los casos, todos los gremios dijeron lo mismo: archivar el proyecto y convocar a una mesa con el ministerio. Hubo otras dos convocatorias directamente del ministerio, con el mismo resultado. Y ellos, más allá de las convocatorias, no dan ninguna respuesta. Quieren que vayamos a decirle “sí, sí” a su proyecto, y eso no va a ocurrir.

¿Qué te parece que va a pasar con el proyecto, finalmente?

Vamos a ver. El gobierno también está complicado con los números parlamentarios. Creo que pensaron, al menos algunos de ellos, que era un proyecto que no iba a tener repercusión, en parte, por el desconocimiento profundo que tienen de la escuela pública. Ninguno de los funcionarios del PRO transitaron la escuela pública, como sí lo hicimos nosotros, que nos formamos ahí. Muchos legisladores que iban a apoyar este proyecto ya están empezando a escuchar otras cosas. Si se votara hoy, creo que ninguno de los proyectos podría alcanzar la mayoría.

¿Ven alguna relación entre el apuro del macrismo para tratar el proyecto y el cambio de composición de la legislatura en el período que viene?

Sí, lógicamente. Hay muchos legisladores que, al finalizar su mandato y no tener una estructura partidaria en la incertarse, creemos que son más proclives a que sus voluntades sean compradas con ofrecimientos en algún cargo, como el en el Directorio del Banco Ciudad, o en algún organismo descentralizado. Eso también lo venimos denunciando. Lógicamente, con una Legislatura nueva, más consolidada, eso se hace más difícil.

Después de cuatro años de gobierno de Macri, ¿es mejor, es igual o es peor de lo que se imaginaban?

Es igual. Siempre dijimos que el macrismo venía por lo público. En la década del ´90, cuando estábamos en la Carpa Blanca, había dos proyectos para la educación, que circulaban, el Proyecto Sofía y el Proyecto Socio. Los dos trabajaban sobre la idea de modernización y descentralización de la Escuela Pública, que buscaban desfinanciar, sacarle potestad a los directivos, a los maestros, muy de moda en los ´90. Los que escribían esos proyectos, por ejemplo el Sofía, eran los del Grupo Sofía, hoy todos funcionarios del macrismo: Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, y otros. Son los mismos, que antes lo hacían desde una fundación, y hoy se han encarnado en el poder.


COMENTARIOS