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- 01.11.2011
Macri le tiene pánico al protagonismo popular
Por Francisco “Tito” Nena, Legislador porteño por el Encuentro Popular para la Victoria.
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, detesta los derechos constitucionales. Acostumbrado a tomar decisiones como patrón de estancia o, más precisamente, como hijo del dueño, teme que las comunas se conviertan en un espacio de articulación vecinal que redunde en organización y protagonismo popular.
Por eso, creó por decreto las Unidades de Atención Ciudadana (UAC), donde concentrará los recursos que por la ley 1777 le correspondían a las Juntas Comunales, y envió a la Legislatura un proyecto de Presupuesto 2012 que no reconoce a las comunas como jurisdicción, tal como lo establece la Ley 70 de Gestión y Administración Financiera. Pero esto no es una novedad, toda vez que recordemos que las elecciones de representantes comunales sólo se realizaron bajo coacción
de la Justicia, luego de que el PRO dilatara al máximo posible la concreción de esos comicios.
Como fuerza política que viene transformando el país desde 2003, los legisladores de los bloques Encuentro Popular para la Victoria, Nuevo Encuentro y Frente Popular y Progresista y los comuneros electos no nos quedaremos quietos. Mientras Macri pretende sumirnos en el desánimo y la desmovilización para zambullirse -sin zozobras- en cuatro años más de recorte a las políticas públicas, persecución a los trabajadores y transferencia brutal de los recursos públicos al sector privado, nosotros creemos en la construcción política con anclaje territorial para nutrir a las instituciones con el protagonismo de los ciudadanos.
La derecha patalea cada vez que siente olor a participación popular. Y quienes confiamos en la permeabilidad de las instituciones democráticas para canalizar la potencia transformadora de las bases, alentamos la organización.
Porque no hay cambios sin sustento social ni se garantizan los derechos sociales, económicos y políticos cuando se amputan las facultades de un órgano de gobierno compuesto por cargos electivos, defendemos con vehemencia y sin titubeos el traspaso de las sedes de los CGPC, con su personal y patrimonio, a las comunas, el respeto de las competencias exclusivas de las juntas, el
control de los servicios públicos y la incorporación de partidas presupuestarias para su puesta en funcionamiento. Sólo desde una visión antidemocrática y un ataque de pánico frente al protagonismo popular se puede avalar la negativa del macrismo a la implementación de las juntas comunales.
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, detesta los derechos constitucionales. Acostumbrado a tomar decisiones como patrón de estancia o, más precisamente, como hijo del dueño, teme que las comunas se conviertan en un espacio de articulación vecinal que redunde en organización y protagonismo popular.
Por eso, creó por decreto las Unidades de Atención Ciudadana (UAC), donde concentrará los recursos que por la ley 1777 le correspondían a las Juntas Comunales, y envió a la Legislatura un proyecto de Presupuesto 2012 que no reconoce a las comunas como jurisdicción, tal como lo establece la Ley 70 de Gestión y Administración Financiera. Pero esto no es una novedad, toda vez que recordemos que las elecciones de representantes comunales sólo se realizaron bajo coacción
de la Justicia, luego de que el PRO dilatara al máximo posible la concreción de esos comicios.
Como fuerza política que viene transformando el país desde 2003, los legisladores de los bloques Encuentro Popular para la Victoria, Nuevo Encuentro y Frente Popular y Progresista y los comuneros electos no nos quedaremos quietos. Mientras Macri pretende sumirnos en el desánimo y la desmovilización para zambullirse -sin zozobras- en cuatro años más de recorte a las políticas públicas, persecución a los trabajadores y transferencia brutal de los recursos públicos al sector privado, nosotros creemos en la construcción política con anclaje territorial para nutrir a las instituciones con el protagonismo de los ciudadanos.
La derecha patalea cada vez que siente olor a participación popular. Y quienes confiamos en la permeabilidad de las instituciones democráticas para canalizar la potencia transformadora de las bases, alentamos la organización.
Porque no hay cambios sin sustento social ni se garantizan los derechos sociales, económicos y políticos cuando se amputan las facultades de un órgano de gobierno compuesto por cargos electivos, defendemos con vehemencia y sin titubeos el traspaso de las sedes de los CGPC, con su personal y patrimonio, a las comunas, el respeto de las competencias exclusivas de las juntas, el
control de los servicios públicos y la incorporación de partidas presupuestarias para su puesta en funcionamiento. Sólo desde una visión antidemocrática y un ataque de pánico frente al protagonismo popular se puede avalar la negativa del macrismo a la implementación de las juntas comunales.
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