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- 21.10.2011
"Se abre un espacio en el Parlamento para discutir el proyecto de país"
Casi sobre el límite de la veda electoral, Nueva Ciudad entrevistó a Claudio Lozano, primer candidato a diputado nacional por el Frente Amplio Progresista en la Ciudad de Buenos Aires. Del “desbarranque” de Proyecto Sur a de la democracia sindical y de la agenda que se viene para los próximos cuatro años habló el economista de la CTA con este portal.
¿Claudio Lozano va a ser elegido diputado?
Pareciera que si…
¿Y cuál es la perspectiva del FAP para estas elecciones?
Nosotros creemos que vamos a hacer una muy buena elección. Nos parece que el FAP viene a producir de alguna manera lo que nosotros pretendíamos hacer en el marco de la candidatura a Jefe de Gobierno y que no pudo ser por el desbarranque de Proyecto Sur. Esto es: gestar una propuesta política que pueda dar cuenta de cierta autocritica de lo que fue progresismo a nivel local y que al mismo tiempo pueda plantear una alternativa de gobierno diferente a lo que a nivel nacional significa el Gobierno Nacional por un lado y el macrismo por el otro. En este sentido creo que el FAP va a crecer y va a estar discutiendo los primeros lugares en las elecciones de octubre.
¿Cuáles son los puntos de la autocritica del progresismo?
Básicamente hay dos que son muy importantes. El primero es haber hipotecado gran parte de sus principios en términos de democratización en nombre de hacer seguidismo de cierto tipo de planteo, que podríamos ubicar en cierta Tercera Vía, que es el de hacer un barniz cosmético de las lógicas del Capital. Creo que esto estuvo en la impronta del Frente Grande y que dio como resultado su deterioro en términos políticos, llevándolo a cierto tipo de acuerdos y alianzas políticas que negaron su propio sentido. Creo que esto estuvo también en la base de la experiencia de Aníbal Ibarra en Buenos Aires y que más allá de algunos intentos originales o inaugurales de replantear el esquema de poder en la Ciudad, terminó tranzando con parte de la estructura de poder que define al Estado en Buenos Aires finalizando de manera dramática con Cromagnon. Y más allá de los niveles de responsabilidad en esa situación particular, la sola experiencia en si, es demostrativa de problemas en la gestión del Estado donde aparecen niveles de corrupción que demuestran que el Gobierno de la Ciudad mantenía niveles de connivencia con estructuras económicas y empresariales locales. El segundo tema, y que también tiene que ver con la concepción más light del compromiso frentegrandista, es la disociación con las experiencias de las organizaciones populares y sociales y la tendencia a no estructurar, ni darle importancia, a la construcción territorial de una fuerza política. Por lo tanto la experiencia del progresismo en la Ciudad de Buenos Aires tiene ese problema y nosotros lamentablemente hemos venido trabajando para solucionarlo desde Proyecto Sur, que entendemos en un principio había abierto esa posibilidad, y que luego del desbarranque, no terminó donde debía. En este sentido creo que en la Argentina hay que avanzar en la construcción de una nueva experiencia política y que esa experiencia política debe recuperar lo mejor de las tradiciones populares: tiene que recuperar lo mejor del peronismo, del radicalismo, de la izquierda, del socialismo, en dirección a una concepción nueva que tiene que ver dar cuenta de un mundo y una Argentina que hoy son distintas, que esa expresión de alguna manera coagula en la experiencia del FAP y que por esa razón vamos a hacer una muy buena elección a nivel nacional y en la ciudad de Buenos Aires.
¿En qué medida pensás que ese espacio que vos marcas no está ocupado hoy ya por el kirchnerismo?
No, nosotros no tenemos esa mirada. Nosotros creemos que si, en el marco de lo que fue el avance popular, cuestionando la experiencia neoliberal de los ´90 y materializado en las movilizaciones populares del 2001/2002, se abre una etapa política distinta y esa experiencia la abrió la sociedad. Esa etapa forzó un cambio importante en el conjunto del sistema político tradicional y que entre otras cosas produjo un reacomodamiento sumamente relevante en la estructura del justicialismo; que se expresó mucho antes del kirchnerismo con Rodríguez Saa y también algo con Duahlde. La experiencia de Kirchner, donde aparece este discurso de Derechos Humanos, América Latina, y toda una serie de cosas, pero donde la verdad lo que nosotros sostenemos es que lo que hay son algunas iniciativas, medidas, definiciones, que uno podría ubicar dentro de lo que serían la agenda que uno promueve, pero no hay una estrategia de cambio seria. Y cuando digo esto me refiero a dos cuestiones centrales: por lado el tema de promover espacios de participación creciente de la sociedad en las decisiones y la explotación de la base de recursos naturales de la Argentina.
¿Cuál es la agenda de Claudio Lozano para los próximos cuatro años?
Nosotros tenemos un compromiso parlamentario en el que venimos trabajando que tiene cinco ejes. El primero que tiene que ver con el capítulo de la democratización, que se expresa en, por ejemplo, reformar el consejo de la magistratura, centralmente incorporando a la comunidad en la discusión sobre la justicia y recuperar para el Congreso atribuciones que ha perdido. Digamos que en este capítulo lo que a nosotros nos interesa es fortalecer las iniciativas de participación directa de la población o semidirecta por vía de organizaciones. Y centralmente en ese punto el tema de la libertad sindical. El segundo capítulo es el de la igualdad. Nosotros venimos insistiendo en construir un piso de ingresos y garantías en base a políticas universales. Ese piso tiene que ver con completar la experiencia de la Asignación Universal por Hijo, incorporando a los cerca de 5 millones de pibes que no perciben los 270 pesos que debieran percibir. Tiene que ver con una jubilación universal para todo aquel que no completa sus aportes, igual tenga una jubilación que le permita el haber mínimo; tiene que ver con un seguro de empleo y formación, tiene que ver con una tarifa social para acceder a servicios básicos, tiene que ver con un sistema integrado de salud y con la jerarquización de la educación pública. El tercer eje nuestro es el tema de recursos naturales donde estamos proponiendo la revisión del proceso privatizador y las normas vigentes en algunas de estar áreas. El tema minería, el tema petróleo y en el tema agropecuario. La cuarta clave nuestra es el de la integración regional donde nosotros estamos muy vinculados a la tarea de crear instituciones concretas que le den fortaleza a la integración regional para que no sea solamente discurso político. Y la quinta cuestión tiene que ver con la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires donde hay dos temas que son claves. Uno es el tema de la policía y el otro es el tema del transporte. En este sentido es indispensable un ente metropolitano que pueda discutir la cuestión del transporte y esto implica la posibilidad de devolverle potestades a la Ciudad. Y en el tema de la seguridad, para nosotros es la oportunidad de replantear la institución policía federal; institución que si no se replantea es muy difícil avanzar sobre la cuestión del delito.
¿Qué balance haces de estos dos años de Grupo A?
Me parece que la sociedad le puso un límite a la experiencia del kirchnerismo en el 2009. La cuestionó debilitando su consenso y en ese contexto el gobierno le puso pila a un conjunto de discusiones que yo diría implicaron recuperar cierto perfil progresista que había abandonado. De hecho nosotros lo notamos con mucha claridad, ya que hasta ese momento teníamos una serie de propuestas que tenía dificultades para salir y el Gobierno comenzó a tomar un montón de ellas para empujarlas. Lo otro que me parece es que a partir del 2009 lo que se puso en evidencia es que había una parte de la oposición política (que además era la parte dominante de este sector) que planteaba como solución para los problemas del presente, el retorno al pasado. Esto quedó muy en evidencia y lo que marcó el periodo de 2009 hasta aquí fue la primacía de ese grupo opositor. En alguna medida creo que las primarias terminaron produciendo una situación que fue mostrar que la gente en la discusión entre el presente y el pasado, elige preservar el presente, que el gobierno es sumamente solido y fuerte para discutir con el pasado, pero al mismo tiempo tiene problema para discutir el presente y el futuro. Por eso creo que la gente castigó las opciones de Duhalde y Alfonsín y alentó el nacimiento de una experiencia nueva como puede ser el FAP. Así que en ese sentido si el debate entre 2009 y 2011 fue un debate hacia atrás, donde el Gobierno estaba obligado a discutir con el pasado, ahora se abre un debate para adelante, lo que me parece es más productivo para toda la sociedad.
¿Esto abre la posibilidad de construir acuerdos con el oficialismo?
Creo que el Parlamento nacional se tiene que correr de la idea, tanto que tienen algunas fuerzas del oficialismo, que es que el parlamento sea una suerte de escribanía que institucionalice lo que el Gobierno hace sin discutir absolutamente nada. Como también de la máquina de impedir de cierto segmento opositor conservador que ha tenido protagonismo últimamente. Me parece que hay espacio en el parlamento para discutir el proyecto de país en base a las leyes que se debatan y en ese espacio es en el que nosotros nos vamos a parar.
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¿Claudio Lozano va a ser elegido diputado?
Pareciera que si…
¿Y cuál es la perspectiva del FAP para estas elecciones?
Nosotros creemos que vamos a hacer una muy buena elección. Nos parece que el FAP viene a producir de alguna manera lo que nosotros pretendíamos hacer en el marco de la candidatura a Jefe de Gobierno y que no pudo ser por el desbarranque de Proyecto Sur. Esto es: gestar una propuesta política que pueda dar cuenta de cierta autocritica de lo que fue progresismo a nivel local y que al mismo tiempo pueda plantear una alternativa de gobierno diferente a lo que a nivel nacional significa el Gobierno Nacional por un lado y el macrismo por el otro. En este sentido creo que el FAP va a crecer y va a estar discutiendo los primeros lugares en las elecciones de octubre.
¿Cuáles son los puntos de la autocritica del progresismo?
Básicamente hay dos que son muy importantes. El primero es haber hipotecado gran parte de sus principios en términos de democratización en nombre de hacer seguidismo de cierto tipo de planteo, que podríamos ubicar en cierta Tercera Vía, que es el de hacer un barniz cosmético de las lógicas del Capital. Creo que esto estuvo en la impronta del Frente Grande y que dio como resultado su deterioro en términos políticos, llevándolo a cierto tipo de acuerdos y alianzas políticas que negaron su propio sentido. Creo que esto estuvo también en la base de la experiencia de Aníbal Ibarra en Buenos Aires y que más allá de algunos intentos originales o inaugurales de replantear el esquema de poder en la Ciudad, terminó tranzando con parte de la estructura de poder que define al Estado en Buenos Aires finalizando de manera dramática con Cromagnon. Y más allá de los niveles de responsabilidad en esa situación particular, la sola experiencia en si, es demostrativa de problemas en la gestión del Estado donde aparecen niveles de corrupción que demuestran que el Gobierno de la Ciudad mantenía niveles de connivencia con estructuras económicas y empresariales locales. El segundo tema, y que también tiene que ver con la concepción más light del compromiso frentegrandista, es la disociación con las experiencias de las organizaciones populares y sociales y la tendencia a no estructurar, ni darle importancia, a la construcción territorial de una fuerza política. Por lo tanto la experiencia del progresismo en la Ciudad de Buenos Aires tiene ese problema y nosotros lamentablemente hemos venido trabajando para solucionarlo desde Proyecto Sur, que entendemos en un principio había abierto esa posibilidad, y que luego del desbarranque, no terminó donde debía. En este sentido creo que en la Argentina hay que avanzar en la construcción de una nueva experiencia política y que esa experiencia política debe recuperar lo mejor de las tradiciones populares: tiene que recuperar lo mejor del peronismo, del radicalismo, de la izquierda, del socialismo, en dirección a una concepción nueva que tiene que ver dar cuenta de un mundo y una Argentina que hoy son distintas, que esa expresión de alguna manera coagula en la experiencia del FAP y que por esa razón vamos a hacer una muy buena elección a nivel nacional y en la ciudad de Buenos Aires.
¿En qué medida pensás que ese espacio que vos marcas no está ocupado hoy ya por el kirchnerismo?
No, nosotros no tenemos esa mirada. Nosotros creemos que si, en el marco de lo que fue el avance popular, cuestionando la experiencia neoliberal de los ´90 y materializado en las movilizaciones populares del 2001/2002, se abre una etapa política distinta y esa experiencia la abrió la sociedad. Esa etapa forzó un cambio importante en el conjunto del sistema político tradicional y que entre otras cosas produjo un reacomodamiento sumamente relevante en la estructura del justicialismo; que se expresó mucho antes del kirchnerismo con Rodríguez Saa y también algo con Duahlde. La experiencia de Kirchner, donde aparece este discurso de Derechos Humanos, América Latina, y toda una serie de cosas, pero donde la verdad lo que nosotros sostenemos es que lo que hay son algunas iniciativas, medidas, definiciones, que uno podría ubicar dentro de lo que serían la agenda que uno promueve, pero no hay una estrategia de cambio seria. Y cuando digo esto me refiero a dos cuestiones centrales: por lado el tema de promover espacios de participación creciente de la sociedad en las decisiones y la explotación de la base de recursos naturales de la Argentina.
¿Cuál es la agenda de Claudio Lozano para los próximos cuatro años?
Nosotros tenemos un compromiso parlamentario en el que venimos trabajando que tiene cinco ejes. El primero que tiene que ver con el capítulo de la democratización, que se expresa en, por ejemplo, reformar el consejo de la magistratura, centralmente incorporando a la comunidad en la discusión sobre la justicia y recuperar para el Congreso atribuciones que ha perdido. Digamos que en este capítulo lo que a nosotros nos interesa es fortalecer las iniciativas de participación directa de la población o semidirecta por vía de organizaciones. Y centralmente en ese punto el tema de la libertad sindical. El segundo capítulo es el de la igualdad. Nosotros venimos insistiendo en construir un piso de ingresos y garantías en base a políticas universales. Ese piso tiene que ver con completar la experiencia de la Asignación Universal por Hijo, incorporando a los cerca de 5 millones de pibes que no perciben los 270 pesos que debieran percibir. Tiene que ver con una jubilación universal para todo aquel que no completa sus aportes, igual tenga una jubilación que le permita el haber mínimo; tiene que ver con un seguro de empleo y formación, tiene que ver con una tarifa social para acceder a servicios básicos, tiene que ver con un sistema integrado de salud y con la jerarquización de la educación pública. El tercer eje nuestro es el tema de recursos naturales donde estamos proponiendo la revisión del proceso privatizador y las normas vigentes en algunas de estar áreas. El tema minería, el tema petróleo y en el tema agropecuario. La cuarta clave nuestra es el de la integración regional donde nosotros estamos muy vinculados a la tarea de crear instituciones concretas que le den fortaleza a la integración regional para que no sea solamente discurso político. Y la quinta cuestión tiene que ver con la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires donde hay dos temas que son claves. Uno es el tema de la policía y el otro es el tema del transporte. En este sentido es indispensable un ente metropolitano que pueda discutir la cuestión del transporte y esto implica la posibilidad de devolverle potestades a la Ciudad. Y en el tema de la seguridad, para nosotros es la oportunidad de replantear la institución policía federal; institución que si no se replantea es muy difícil avanzar sobre la cuestión del delito.
¿Qué balance haces de estos dos años de Grupo A?
Me parece que la sociedad le puso un límite a la experiencia del kirchnerismo en el 2009. La cuestionó debilitando su consenso y en ese contexto el gobierno le puso pila a un conjunto de discusiones que yo diría implicaron recuperar cierto perfil progresista que había abandonado. De hecho nosotros lo notamos con mucha claridad, ya que hasta ese momento teníamos una serie de propuestas que tenía dificultades para salir y el Gobierno comenzó a tomar un montón de ellas para empujarlas. Lo otro que me parece es que a partir del 2009 lo que se puso en evidencia es que había una parte de la oposición política (que además era la parte dominante de este sector) que planteaba como solución para los problemas del presente, el retorno al pasado. Esto quedó muy en evidencia y lo que marcó el periodo de 2009 hasta aquí fue la primacía de ese grupo opositor. En alguna medida creo que las primarias terminaron produciendo una situación que fue mostrar que la gente en la discusión entre el presente y el pasado, elige preservar el presente, que el gobierno es sumamente solido y fuerte para discutir con el pasado, pero al mismo tiempo tiene problema para discutir el presente y el futuro. Por eso creo que la gente castigó las opciones de Duhalde y Alfonsín y alentó el nacimiento de una experiencia nueva como puede ser el FAP. Así que en ese sentido si el debate entre 2009 y 2011 fue un debate hacia atrás, donde el Gobierno estaba obligado a discutir con el pasado, ahora se abre un debate para adelante, lo que me parece es más productivo para toda la sociedad.
¿Esto abre la posibilidad de construir acuerdos con el oficialismo?
Creo que el Parlamento nacional se tiene que correr de la idea, tanto que tienen algunas fuerzas del oficialismo, que es que el parlamento sea una suerte de escribanía que institucionalice lo que el Gobierno hace sin discutir absolutamente nada. Como también de la máquina de impedir de cierto segmento opositor conservador que ha tenido protagonismo últimamente. Me parece que hay espacio en el parlamento para discutir el proyecto de país en base a las leyes que se debatan y en ese espacio es en el que nosotros nos vamos a parar.
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