- Archivo
- 18.10.2011
"Si nosotros tenemos más diputados, va a haber más diálogo"
María del Carmen Bianchi ocupa el segundo puesto en la lista de candidatos a diputados nacionales del Frente para la Victoria en la Ciudad de Buenos Aires. Es Licenciada en Psicología, cursó sus estudios durante el exilio en la Universidad Autónoma Metropolitana de México y luego revalidó su título en la Universidad Nacional de La Plata. Tiene una amplia experiencia en el desarrollo de políticas públicas en el campo de la infancia y la cultura y hasta diciembre –cuando muy probablemente asuma una banca como legisladora- Bianchi continuará presidiendo la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), cargo que ocupa desde 2003, lo que la convierte en una de las funcionarias que más tiempo estuvo en gestiones durante los dos Gobiernos kirchneristas. De todo esto y de los desafíos de los próximos cuatro años, habló María del Carmen Bianchi con Nueva Ciudad.
Todo indica que va a ser legisladora ¿Cuáles van a ser sus principales temas de agenda?
Por historia y formación me voy a dedicar a los temas que tienen que ver con la igualdad de oportunidades laborales para mujeres y jóvenes. Me parece que este es un asunto que tiene algunas vetas muy específicas que están muy vinculadas a que haya o no haya un andamiaje legal de parte del Estado para que se lo garantice. También me interesan los temas que hacen a la cultura. Hoy hay en debate una Ley de Cultura donde, entre otras cosas, hay que empezar a debatir el impacto de Internet sobre la actividad y el tema de los derechos de autor sobre las producciones que surgen de esta nueva realidad. También trabajaremos sobre los temas que hacen a la seguridad y al vínculo entre seguridad, cultura y recuperación del espacio público, y luego volveré a mi viejo y amado tema de siempre, que son los derechos de los niños.
¿Tiene algún sentido específico el hecho de que la lista del FPV esté encabezada por un economista y por una persona ligada a la cultura?
Seguro que mi lugar en la lista tiene que ver con la gestión y es verdad que este Gobierno le ha dado mucha importancia a la cultura. Y creo que hay que construir un camino que busque ampliar esta mirada sobre “la cultura” para plantearle a la sociedad una discusión acerca de los valores. Porque cuando discutimos de política, no estamos discutiendo de medidas. Estamos discutiendo de destino, de destino de país y sí que es un gran tema de la cultura. Porque una de las cosas que nos pasó de la dictadura para acá –y no únicamente- es que, como sociedad, estamos en una situación de la subjetividad que requiere un trabajo muy fuerte, no sólo desde el Estado, sino desde las organizaciones sociales y políticas, para reformular esos valores. Creo que estamos entrando en una fase que se inicia por primera vez que es el de tres periodos consecutivos de un gobierno nacional y popular donde además de haber resistido a “las tapas”, ahora vamos a ver si aquellos intereses salvajes que no tienen en cuenta al resto, resisten tres periodos consecutivos de una propuesta popular. No como una cuestión de quién gana, sino del espacio que se abre para construir. Creo que, para la sociedad, haber dejado atrás, desde la recuperación democrática, la tutela de las armas primero y la tutela de las corporaciones salvajes ahora, es un gran avance; de alguna manera pusimos fin a la transición democrática y ahora realmente empezamos a construir una democracia acorde con un proyecto económico, político y social.
¿Considera que la etapa que se abre ahora es un cambio de época?
En el Congreso de Cultura de Mar del Plata de 2005 participé en una mesa donde dije que la madre de todas las batallas era la “batalla cultural”. Página/12 no tuvo mejor idea que titularlo y yo recibí toda clase de críticas porque mi pasado me condena a tratar todo como una batalla y demás. En realidad creo que hay una batalla para dar en materia cultural que no es una “batalla” en sentido literal, si no un cúmulo de disputas que no tienen que ver con cómo se distribuye el presupuesto o que forma toma la secretaría o ministerio de cultura de la Ciudad, sino sobre qué forma de vida queremos tener. Porque la vida en sociedad es una vida en solidaridad y me parece que es una tarea de la cultura (y de la política) recuperar esto.
Agustín Rossi decía que estos dos años en el Congreso habían sido los peores que él había visto como diputado y, obviamente, lo adjudicaba a esa estrategia de la oposición que se llamó Grupo A ¿Le parece que va a cambiar esa situación?
Tiene que cambiar. Creo que las PASO han dejado una lección muy fuerte de la ciudadanía hacia la política y que el 23 de octubre va ser reafirmada. El hecho de que la oposición haya gobernado un año y medio el Congreso y no haya sido capaz de construir consensos, ha sido tremendamente aleccionador para la gente. Fue visible y no sólo produjo daño en el funcionamiento del Poder Legislativo, sino que además puso de cara a la ciudadanía cuál es la propuesta de la oposición. Me parece que esto tiene que cambiar y no lo creo sólo yo, sino algunos candidatos de la oposición, con los que he tenido el gusto de conversar en estos días.
¿Evalúa que va a ser un Congreso que dialogue más con un Frente para la Victoria fortalecido?
Contrariamente a lo que se dice, si nosotros tenemos más diputados, va a haber más diálogo. Porque no hemos sido nosotros los que no hemos abierto el diálogo y la participación. Tenemos vocación frentista, siempre nos hemos presentado como frentes, tenemos alianzas con las fuerzas políticas y con las fuerzas sociales y creo que en esto que preguntabas al principio, sobre si la gestión y la cultura tenían que ver con estar en la lista, se expresa en que nosotros podemos mostrar ocho años de trabajo con 2 mil organizaciones de la sociedad civil que son las Bibliotecas Populares. Demostrar que es posible construir, que es posible avanzar, que es posible estar mejor entre todos. Que es posible plantearse políticas y construir con todos los consensos necesarios para que esas políticas se reflejen de distintas maneras según las distintas situaciones. Lo que me parece es que hay una idea de diálogo la oposición que es la de un “toma y daca” y eso no es diálogo.
¿Cómo vivió la campaña? Mejor dicho: ¿Hubo campaña?
Sí hubo campaña. No estuvo pensada como una campaña publicitaria o de los medios televisivos. Nosotros hicimos un análisis de dónde nos había ido mejor y dónde nos había ido peor a los Diputados. Y dentro de eso hicimos un plan de caminatas y recorridas, a veces sólo los candidatos y a veces acompañados de los Ministros del Gabinete Nacional. Estuvimos haciendo eso muy fuerte y también nos dedicamos a plantearle a los compañeros de las agrupaciones de la Ciudad la necesidad de organizar fuerza política para garantizar la continuidad de este proyecto. Nosotros creemos que viene un tiempo de normalidad, que en el Congreso vamos a legislar para normalizar la vida cotidiana, que el Ejecutivo va a gobernar para ampliar y profundizar y que necesitamos fuerza política organizada para sostener ambas cosas.
A partir del año que viene se va dar la paradoja de que el kirchnerismo va a tener un gran resultado a nivel país, pero a nivel local quien obtuvo un gran resultado electoral fue Mauricio Macri ¿cómo se imagina los próximos cuatro años con ese panorama?
Yo me imagino militando en el estricto sentido de la militancia, que es lo que hemos estado haciendo en esta campaña. Esta búsqueda de diálogo con el ciudadano y el vecino para que, desde sus condiciones de vida concreta, podemos tirar del hilito que significa repensar sus problemáticas, formular bien sus problemas y, con eso, buscar las soluciones y construirlas. Porque yo creo que la propuesta que tiene el PRO para la Ciudad no es buena para los vecinos y no es buena para la democracia. La idea del Estado más reducido, la manera cómo se definen los problemas, no es buena para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Me parece que hay que construir fuerza política en la cuestión concretísima de las condiciones de vida. Hay cosas que, en otros distritos los problemas son situaciones; no son problemas porque no se pueden resolver porque no hay por dónde agarrarlos. La bendición de la ciudad de Buenos Aires es que todos los problemas que tiene son realmente problemas y por lo tanto posibles de resolver. Por eso creo que hay construir en estos próximos cuatro años alternativas de trabajo y propuestas muy concretas. Escuchar al otro, conocer al otro, debatir con el otro sus problemas y buscarle solución.
Ver video
Todo indica que va a ser legisladora ¿Cuáles van a ser sus principales temas de agenda?
Por historia y formación me voy a dedicar a los temas que tienen que ver con la igualdad de oportunidades laborales para mujeres y jóvenes. Me parece que este es un asunto que tiene algunas vetas muy específicas que están muy vinculadas a que haya o no haya un andamiaje legal de parte del Estado para que se lo garantice. También me interesan los temas que hacen a la cultura. Hoy hay en debate una Ley de Cultura donde, entre otras cosas, hay que empezar a debatir el impacto de Internet sobre la actividad y el tema de los derechos de autor sobre las producciones que surgen de esta nueva realidad. También trabajaremos sobre los temas que hacen a la seguridad y al vínculo entre seguridad, cultura y recuperación del espacio público, y luego volveré a mi viejo y amado tema de siempre, que son los derechos de los niños.
¿Tiene algún sentido específico el hecho de que la lista del FPV esté encabezada por un economista y por una persona ligada a la cultura?
Seguro que mi lugar en la lista tiene que ver con la gestión y es verdad que este Gobierno le ha dado mucha importancia a la cultura. Y creo que hay que construir un camino que busque ampliar esta mirada sobre “la cultura” para plantearle a la sociedad una discusión acerca de los valores. Porque cuando discutimos de política, no estamos discutiendo de medidas. Estamos discutiendo de destino, de destino de país y sí que es un gran tema de la cultura. Porque una de las cosas que nos pasó de la dictadura para acá –y no únicamente- es que, como sociedad, estamos en una situación de la subjetividad que requiere un trabajo muy fuerte, no sólo desde el Estado, sino desde las organizaciones sociales y políticas, para reformular esos valores. Creo que estamos entrando en una fase que se inicia por primera vez que es el de tres periodos consecutivos de un gobierno nacional y popular donde además de haber resistido a “las tapas”, ahora vamos a ver si aquellos intereses salvajes que no tienen en cuenta al resto, resisten tres periodos consecutivos de una propuesta popular. No como una cuestión de quién gana, sino del espacio que se abre para construir. Creo que, para la sociedad, haber dejado atrás, desde la recuperación democrática, la tutela de las armas primero y la tutela de las corporaciones salvajes ahora, es un gran avance; de alguna manera pusimos fin a la transición democrática y ahora realmente empezamos a construir una democracia acorde con un proyecto económico, político y social.
¿Considera que la etapa que se abre ahora es un cambio de época?
En el Congreso de Cultura de Mar del Plata de 2005 participé en una mesa donde dije que la madre de todas las batallas era la “batalla cultural”. Página/12 no tuvo mejor idea que titularlo y yo recibí toda clase de críticas porque mi pasado me condena a tratar todo como una batalla y demás. En realidad creo que hay una batalla para dar en materia cultural que no es una “batalla” en sentido literal, si no un cúmulo de disputas que no tienen que ver con cómo se distribuye el presupuesto o que forma toma la secretaría o ministerio de cultura de la Ciudad, sino sobre qué forma de vida queremos tener. Porque la vida en sociedad es una vida en solidaridad y me parece que es una tarea de la cultura (y de la política) recuperar esto.
Agustín Rossi decía que estos dos años en el Congreso habían sido los peores que él había visto como diputado y, obviamente, lo adjudicaba a esa estrategia de la oposición que se llamó Grupo A ¿Le parece que va a cambiar esa situación?
Tiene que cambiar. Creo que las PASO han dejado una lección muy fuerte de la ciudadanía hacia la política y que el 23 de octubre va ser reafirmada. El hecho de que la oposición haya gobernado un año y medio el Congreso y no haya sido capaz de construir consensos, ha sido tremendamente aleccionador para la gente. Fue visible y no sólo produjo daño en el funcionamiento del Poder Legislativo, sino que además puso de cara a la ciudadanía cuál es la propuesta de la oposición. Me parece que esto tiene que cambiar y no lo creo sólo yo, sino algunos candidatos de la oposición, con los que he tenido el gusto de conversar en estos días.
¿Evalúa que va a ser un Congreso que dialogue más con un Frente para la Victoria fortalecido?
Contrariamente a lo que se dice, si nosotros tenemos más diputados, va a haber más diálogo. Porque no hemos sido nosotros los que no hemos abierto el diálogo y la participación. Tenemos vocación frentista, siempre nos hemos presentado como frentes, tenemos alianzas con las fuerzas políticas y con las fuerzas sociales y creo que en esto que preguntabas al principio, sobre si la gestión y la cultura tenían que ver con estar en la lista, se expresa en que nosotros podemos mostrar ocho años de trabajo con 2 mil organizaciones de la sociedad civil que son las Bibliotecas Populares. Demostrar que es posible construir, que es posible avanzar, que es posible estar mejor entre todos. Que es posible plantearse políticas y construir con todos los consensos necesarios para que esas políticas se reflejen de distintas maneras según las distintas situaciones. Lo que me parece es que hay una idea de diálogo la oposición que es la de un “toma y daca” y eso no es diálogo.
¿Cómo vivió la campaña? Mejor dicho: ¿Hubo campaña?
Sí hubo campaña. No estuvo pensada como una campaña publicitaria o de los medios televisivos. Nosotros hicimos un análisis de dónde nos había ido mejor y dónde nos había ido peor a los Diputados. Y dentro de eso hicimos un plan de caminatas y recorridas, a veces sólo los candidatos y a veces acompañados de los Ministros del Gabinete Nacional. Estuvimos haciendo eso muy fuerte y también nos dedicamos a plantearle a los compañeros de las agrupaciones de la Ciudad la necesidad de organizar fuerza política para garantizar la continuidad de este proyecto. Nosotros creemos que viene un tiempo de normalidad, que en el Congreso vamos a legislar para normalizar la vida cotidiana, que el Ejecutivo va a gobernar para ampliar y profundizar y que necesitamos fuerza política organizada para sostener ambas cosas.
A partir del año que viene se va dar la paradoja de que el kirchnerismo va a tener un gran resultado a nivel país, pero a nivel local quien obtuvo un gran resultado electoral fue Mauricio Macri ¿cómo se imagina los próximos cuatro años con ese panorama?
Yo me imagino militando en el estricto sentido de la militancia, que es lo que hemos estado haciendo en esta campaña. Esta búsqueda de diálogo con el ciudadano y el vecino para que, desde sus condiciones de vida concreta, podemos tirar del hilito que significa repensar sus problemáticas, formular bien sus problemas y, con eso, buscar las soluciones y construirlas. Porque yo creo que la propuesta que tiene el PRO para la Ciudad no es buena para los vecinos y no es buena para la democracia. La idea del Estado más reducido, la manera cómo se definen los problemas, no es buena para mejorar la calidad de vida de los vecinos. Me parece que hay que construir fuerza política en la cuestión concretísima de las condiciones de vida. Hay cosas que, en otros distritos los problemas son situaciones; no son problemas porque no se pueden resolver porque no hay por dónde agarrarlos. La bendición de la ciudad de Buenos Aires es que todos los problemas que tiene son realmente problemas y por lo tanto posibles de resolver. Por eso creo que hay construir en estos próximos cuatro años alternativas de trabajo y propuestas muy concretas. Escuchar al otro, conocer al otro, debatir con el otro sus problemas y buscarle solución.
Ver video
- SECCIÓN
- Archivo
COMENTARIOS