MARTÍN LOUSTEAU, EN PLENA GUERRA INTERNA

¡Evoluxplosión!

La historia detrás de la pelea entre Lousteau y el socialista Roy Cortina, a quien acusó de venderse a Larreta. La pelea por los lugares en la Legislatura y el rol del “Coti” Nosiglia. El ex candidato, cada vez con menos aliados.

Werner Pertot
Estalló Martín Lousteau. En un programa de televisión dijo que el socialista Roy Cortina ya no formaba parte de Evolución y que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, lo había comprado. La furia del dirigente viene luego de unos meses difíciles tras el tercer lugar que obtuvo en octubre del año pasado: perdió una legisladora a manos del PRO y su círculo de colaboradores propios se achica, Larreta echó sistemáticamente a los funcionarios de organismos descentralizados que respondían a Lousteau y ahora parece haber entrado en crisis su relación con el socialismo porteño. Detrás de bambalinas, hay una discusión por el reparto de las autoridades de la Legislatura en la que terminó involucrado Enrique “Coti” Nosiglia. Y la discusión de si Evolución confluye con algún tipo de armado nacional también talla en esta crisis interna.

Recordemos: Lousteau pasó de estar a 3 puntos de quedarse con la jefatura de Gobierno en 2015 a salir tercero en la elección legislativa de 2017. Entre esas dos fechas, hubo una combinación de errores propios y de un intenso trabajo del macrismo por limar a quien veían como su principal amenaza en la Ciudad. Lo primero que lograron que restarle aliados: Elisa Carrió y Graciela Ocaña, que lo acompañaron en 2015, abandonaron su espacio para sumarse al oficialismo. Esto implicó, entre otras cosas, que Lousteau perdió al lilito Fernando Sánchez a quien ya le había propuesto en público que repitieran la fórmula en 2019 para ganar la jefatura de Gobierno. Hoy Sánchez es funcionario de Mauricio Macri en el Gobierno nacional.

La furia del dirigente viene luego de unos meses difíciles tras el tercer lugar que obtuvo en octubre del año pasado: perdió una legisladora a manos del PRO y su círculo de colaboradores propios se achica.



Pero la lija macrista no dejó de trabajar cuando, en 2017, Lousteau sacó un resultado electoral que representaba la mitad de sus votos en 2015. La amoladora siguió trabajando y consiguió que se pasara al bloque oficialista la legisladora Natalia Fidel, una de las que Lousteau contaba como propias. La muerte de Débora Pérez Volpin (tan inesperada como triste para todos) le quitó otro cuadro propio: en su lugar asumió el radical Leandro Halperín y no Bárbara Bonelli, como pretendían quienes argumentaban que había que respetar la paridad de género. Salvo Inés Gorbea, cada vez a Lousteau le quedan menos dirigentes que pueda considerar suyos. Son, en su gran mayoría, de la UCR.

Como contamos en esta columna, al magro resultado de Lousteau le siguió una venganza sistemática de Larreta, que consistió en echar a todos los funcionarios que el líder de Evolución había negociado cuando aceptó ser embajador en Washington. Entre otros, cayeron el radical Luis Cabillón de la Corporación del Sur y el presidente del Consejo Económico y Social porteño, Federico Saravia, que tenía mandato hasta 2020. En su lugar, Larreta designó al massista Matías Tombolini, lo que alimenta las sospechas de Lousteau de que su campaña fue financiada por el macrismo para restarle algunos votos a Evolución. No pudieron echar, de momento, a la auditora María Coletta ni al director del Banco Ciudad Gastón Rossi porque sus cargos pasan por la Legislatura y no están a tiro de decreto de Larreta.

En medio de este panorama oscuro, Lousteau optó por blanquear una pelea con el socialista Roy Cortina, que en los últimos días lo había propuesto como candidato a presidente, en lugar de a jefe de Gobierno. “Él se fue de nuestro espacio. No es nuestro vocero. Se fue porque quiso tener un cargo indirecto que le dio Rodríguez Larreta”, lanzó Lousteau, quien dejó un mensaje para todos los que abandonaron su espacio: “Larreta todo lo que puede comprar lo compra. Y todo lo que puede vender en términos inmobiliarios lo vende”.

Cada vez a Lousteau le quedan menos dirigentes que pueda considerar suyos. Son, en su gran mayoría, de la UCR.



Cortina le contestó públicamente: “Me entero que me echó de Evolución por televisión. Soy socio fundador. Me dolió que haya dicho que Larreta me compró. Sin ánimo de ser petulante, como diría Tabaré Vázquez, los socialista podremos haber metido la pata alguna vez pero nunca metimos la mano en la lata. Al socialismo no lo compra nadie”. Y de paso, le devolvió un par de chicanas: “Yo no cambie de gobierno, no estuve con Cristina, ni con Macri, ni con nadie. Si hay una persona que yo podría decir que fue comprado… No ese verbo, porque es terrible… Si hay alguien que hizo un acuerdo con Macri y Larreta fue Lousteau”, le recordó su paso por la embajada de Estados Unidos. “Quiero que se tranquilice y deje de pensar en Larreta”, lo mandó a terapia.

¿Qué hay detrás de este cruce furibundo que parece haberle restado un aliado más a Lousteau? Una discusión -un chiquitaje, si me permiten la opinión- por los lugares de las autoridades en la Legislatura. Cuando Lousteau dijo que Larreta le dio “un cargo indirecto” se refiere a la vicepresidencia tercera de la Legislatura porteña. En el entorno de Lousteau sostienen que ese puesto le correspondía a ellos elegirlo y que Cortina consiguió los votos de los otros bloques para mantenerse en ese lugar (de hecho, el bloque de Evolución no lo votó para ese cargo).

Furioso cuando se enteró, Lousteau lo llamó a Cortina y le dijo que no estaba de acuerdo con que siguiera en ese cargo.

-Ese lugar es para Juan Nosiglia -le informó Lousteau.

-¿Para Juancito? No me tomen de pelotudo - le contestó Roy Cortina. La charla no terminó bien.

“Fue una provocación”, interpretan en el entorno del socialista, en donde cuentan que Lousteau fue incluso a la Legislatura cuando se dio la votación de las autoridades y discutió en duros términos con el vicepresidente primero y dirigente PRO Francisco Quintana. Incluso, señalan, consiguió involucrarlo a Enrique “Coti” Nosiglia en la discusión para que su hijo sea vicepresidente tercero. Se sabe: Nosiglia llegó a un acuerdo con Daniel “El Tano” Angelici por los cargos en la UCR porteña que, se suponía, iba a allanar el camino a Cambiemos porteño. Ese camino, para gusto de Larreta, esa ruta está cada vez más llena de piedras.

La discusión de Cortina y Lousteau tiene como trasfondo los reproches que el socialista le hizo en privado y ahora le hace en público por aceptar la embajada. 



La discusión de Cortina y Lousteau tiene como trasfondo los reproches que el socialista le hizo en privado y ahora le hace en público por aceptar la embajada. En su entorno, recuerdan que todos los dirigentes de Evolución se enteraron por los diarios y que Lousteau los citó en un restaurant mexicano para decirles que se iba a vivir a Washington. Luego se reunió con Larreta y negoció una serie de puestos en la Ciudad, los mismos que ahora el jefe de Gobierno le quitó. “Lousteau venía cada tanto de Washington. Fue achicando el espacio y se fue quedando solo con los radicales. Luego de nuestro resultado del año pasado cercano a una catástrofe, va y se afilia a la UCR. Eso nos cierra muchas puertas. Además, no podemos seguir con el discurso esquizofrénico de 2017 de que Macri es bueno, pero Larreta es malo. No tener un armado nacional nos hizo mierda”, es el análisis que repiten en el entorno del socialista porteño, que hace tiempo está enemistado con los socialistas de Santa Fe.

La gota que colmó el vaso fue, quizás, un encuentro que Lousteau tuvo con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y con Margarita Stolbizer. Después de ese cónclave es que Cortina salió a candidatearlo a Lousteau para presidente. En el entorno del ex ministro de Economía, indican que él no le pidió que lo propusiera para ese lugar. “Cortina se mandó solo”, dicen. Y recelan que, convenientemente, esa propuesta lo aleja a Lousteau de la Ciudad, algo que Larreta ansía desde el susto que se pegó en el ballotage de 2015.

COMENTARIOS