REPRESIÓN A LOS SENEGALESES

Fuego al negro

Un operativo en Constitución que terminó con tres senegaleses presos -y uno hospitalizado por los golpes de la policía- es la última prueba de una cadena de persecución que denuncian los inmigrantes. La Defensoría pública viene registrando casos de racismo.

Werner Pertot
La frase, sintomática, se le escuchó a uno de los gendarmes que participó de la represión en la Pu Lof de Cushamen donde murió Santiago Maldonado: “Fuego al negro”. El “negro” en ese caso eran los mapuches, pero es un sustantivo que se aplica a cualquier otro al que persiguen las fuerzas de seguridad. La otredad puede cobrar muchas formas, como señalaba Tvetan Todorov en La conquista de América. El problema del otro: “Puede estar al interior de la sociedad: las mujeres para los hombres, los ricos para los pobres (…) o puede ser exterior a ella, es decir, otra sociedad, que será, según los casos, cercana o lejana: seres (…) desconocidos, extranjeros cuya lengua y costumbres no entiendo”. En ese “otro exterior y lejano” se ubican los inmigrantes senegaleses: ellos se saben “otros” para la policía y saben del racismo del que muchas veces son víctimas no solo por su idioma (wolok o francés, aunque esta última es la lengua del colonizador), sus costumbres, sino por su color de piel. “Fuego al negro”, parecieron decir también los integrantes de la Policía de la Ciudad que cayeron como hienas sobre los senegaleses en Constitución la semana pasada.

Hay una saña contra los senegaleses: la policía hace razzias en los hoteles en los que duermen y se lleva la mercadería, que ellos tienen en el mismo cuarto, dado que no cuentan con otro lugar donde guardarla.



“No hizo nada. Es una locura”, gritaban las personas mientras los policías se abalanzaban sobre un vendedor callejero senegalés, que –pese a sacarles varias cabezas- se mantenía en completa calma. Todo comenzó con ese intento de correr de su lugar de manera violenta a ese vendedor senegalés, al que terminaron tirando al suelo y poniéndole una bota en el pecho. El operativo de la policía sobre los vendedores ambulantes de Constitución terminó con tres senegaleses presos y uno internado por los golpes en el Hospital Penna. Como ya se demostró en otras movilizaciones, es altamente probable que no haya sanciones de ningún tipo hacia los policías que actuaron. La línea que emana del ministerio de Seguridad, que conduce Martín Ocampo, es dejar hacer a los policías, aunque esto implique vejaciones hacia migrantes, mujeres (y especialmente, lesbianas) u otras formas de alteridad.

También detuvieron a militantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que protestaron por las detenciones. Se trata de otra característica del accionar de la Policía de la Ciudad: reprimir las manifestaciones de solidaridad que se puedan dar en la calle ante la brutalidad policial. La saña es especialmente notoria ante aquellos que filman a los policías y buscan, como señaló el CELS, ejercer un control civil sobre el accionar de las fuerzas de seguridad. En este caso, no solo reaccionaron los militantes –que estaban haciendo un corte de calle- sino personas que esperaban el colectivo en Constitución.

Represión a senegaleses en Constitución


Hace un tiempo, y en la búsqueda de traer información y comprensión sobre las vivencias de los migrantes africanos Nueva Ciudad hizo un informe especial sobre los senegaleses. Allí denunciaron varias de las cuestiones que volvieron a aparecer esta semana y que siguen siendo invisibles: que la policía hace razzias en los hoteles en los que duermen y se lleva la mercadería, que ellos tienen en el mismo cuarto, dado que no cuentan con otro lugar donde guardarla; que ven que hay una persecución a los vendedores callejeros en general, pero que hay una especial saña hacia ellos que es indisociable de su color de piel. En particular, esta semana el MTE señaló que el Gobierno porteño no responde a los pedidos de los senegaleses de tener un permiso legal para vender su mercadería en los lugares asignados por el Estado. La antropóloga María Victoria Pita analizó cómo estos vendedores son particularmente reacios a entrar en el circuito de coimas policial, lo que les produce más problemas.

Si bien no hay un censo específico, se calcula que son unos 3500 senegaleses en la Argentina, que comenzaron a llegar a mediados de los años noventa.



La mayoría de los migrantes senegaleses que llegan a la Argentina trabajan como vendedores ambulantes, porque es el lugar que les pueden proporcionar otros inmigrantes al llegar y porque luego les resulta difícil conseguir trabajo de otra cosa (existen unos pocos casos en donde esto ocurre). Si bien no hay un censo específico, se calcula que son unos 3500 senegaleses en la Argentina, que comenzaron a llegar a mediados de los años noventa. En los últimos años, el Ministerio Público de la Defensa viene registrando un marcado incremento de las acciones policiales contra este grupo en particular. Así, al llegar aquí, además del impacto cultural de toda migración (todos insisten en que las costumbres son muy distintas), deben habituarse al maltrato policial y a, por ejemplo, ser sacados desnudos del hotel al amanecer en medio de una razzia“Hay un plus de discriminación: primero, porque es una población negra. Y si bien en nuestra sociedad en lo discursivo no hay discriminación, en los hechos cuando están las instituciones que concretamente actúan respecto a ellos, efectivamente existe”, nos dijo en su momento el defensor general Horacio Corti, quien viene actuando con la Procuraduría contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) sobre estos casos. Se trata de una de las procuradurías especiales que el macrismo quiere volar del mapa con los cambios en la procuración que proponen en el Congreso nacional.

Una de las principales tragedias en las que los senegaleses sospechan de encubrimiento policial es la muerte del dirigente senegalés Massar Ba. Pese a que hubo marchas y reclamos por parte de la comunidad africana residente en la Argentina, nunca quedaron claras las circunstancias de la muerte de ese dirigente, que denunciaba a la Policía Metropolitana (ahora de la Ciudad) por racismo. La PROCUVIN no pudo intervenir en esa causa y quizás, dentro de poco, ya no pueda hacerlo en ninguna de las que involucran a policías y a senegaleses.

COMENTARIOS