Obama en Argentina

Dame la mano y vamos a recorrer el mundo

La visita de Obama dejó varios saldos positivos para la administración Macri, no hubo actividad en la que el presidente de EEUU no remarcara de una u otra forma la importancia del cambio que está viviendo la Argentina. El Town Hall en primera persona.

Mariano Heller
Foto: Telam
Mi primera intervención en este medio llega de la mano de la visita del presidente Obama al país porque me gustan los temas light y poco controversiales para hacer mi presentación.

Reconozco que la visita del presidente de EEUU me entusiasmó mucho. Ese entusiasmo vio su techo cuando recibí la invitación de la embajada para participar del “Town Hall” que se desarrolló en la Usina del Arte. Tal vez no fue tan grande mi excitación como la de algunos que creyeron que el país despegaba hacia un éxito rotundo e infinito en todo con esta visita, pero admito que fue grande.

¿Volvemos al mundo como protagonistas con esta visita? No sé. ¿Nos convertimos en una potencia de occidente? Seguro que no. ¿Pasamos a estar del lado que nos conviene y con el que más me siento más cómodo? Sin ninguna duda. 

Sigo de cerca la política en Estados Unidos desde hace muchos años. Me sentí identificado con esa ola de esperanza que inundó a muchos cuando ganó Obama y fui también de los que se decepcionó un poco cuando no pudo hacer mucho de lo que prometió en su primer mandato. Pero creo que en este segundo término se ha reivindicado con creces.

Mi primera sensación general en cuanto a la visita es fácilmente graficable desde lo futbolístico. Esperaba una gran cordialidad con el presidente Macri pero lo que terminamos viendo fue a un mellizo Guillermo Barros Schelotto (Obama) tirándole centros milimétricos a un Palermo agradecido (Mauricio) en la mejor época de Carlos Bianchi. No hubo actividad en la que el Presidente Obama no remarque de una u otra forma la importancia del cambio que está viviendo la Argentina y eso obviamente dejó a un Mauricio Macri sumamente fortalecido.  

No hubo actividad en la que el Presidente Obama no remarque de una u otra forma la importancia del cambio que está viviendo la Argentina y eso obviamente dejó a un Mauricio Macri sumamente fortalecido.

 

El “Town Hall” en la Usina del Arte fue impresionante. Antes de su llegada la expectativa era enorme y los que allí estuvimos pudimos ver a un Barack Obama relajado y manejando el escenario como un showman, una especie de estrella de rock. Fue tan así, que incluso cuando se nos permitió a los asistentes preguntar, una de las elegidas al azar por el presidente Obama se quebró y solo atinó a decirle que era su héroe. Un poco mucho, incluso para los que nos vemos sumamente seducidos por el carisma del primer mandatario norteamericano. Las preguntas no fueron las más entretenidas del mundo pero fueron suficiente para que POTUS demuestre su pericia y su capacidad para responder con mucha altura y generando un clima de distensión que incluso lo llevó a preguntarle a sus interlocutores por sus proyectos e ideas. 

Mientras algunos veíamos la llegada de Obama con entusiasmo, desde parte del arco político nacional se vivió la visita con un ánimo completamente distinto. Los sectores más maduros de la oposición miraron todo desde lejos pero con el tino de intentar no generar polémicas respecto de algo que parecía forjar bastante entusiasmo en la sociedad. Desde la eterna adolescencia de la izquierda argentina que vive todo como si estuviera todavía en un centro de estudiantes secundarios, las consignas eran “Fuera Obama” o frases que uno imagina en escenas de una futura “Tango Feroz II, el regreso de Tanguito”. Se sumó a esa actitud una parte del progresismo palermitano que se sentía consternado con la presencia de banderas de EEUU de protocolo y pavadas de ese estilo. Una picardía que no sintieran consternación cuando las banderas eran de Venezuela o Rusia, nuestros aliados estratégicos para la anterior gestión de política exterior. Dios quiera que nadie les acerque un televisor para que no vean a los Rolling Stones tocando en Cuba y terminen teniendo un ACV.

¿Qué nos deja concretamente la visita del presidente Obama? Varias cosas. A un Macri fortalecido, al menos por unos días teniendo en cuenta el dinamismo con el que suceden las cosas en Argentina. El anuncio de importantes inversiones que obviamente hay que ver si finalmente se concretan. Un fuerte respaldo al país en los juicios contra los holdouts. La desclasificación de archivos sobre la dictadura militar. El inicio de las gestiones para volver a programa de visa waiver y que los ciudadanos argentinos podamos volver a viajar a EEUU sin la necesidad de tramitar una visa. Si todo se termina de concretar no es poco. Por supuesto que no cambia algunos difíciles escenarios que nos toca enfrentar en varios sentidos, pero no es poco.

¿Qué nos deja concretamente la visita del presidente Obama? Varias cosas. A un Macri fortalecido, al menos por unos días teniendo en cuenta el dinamismo con el que suceden las cosas en Argentina.



Resta saber también como avanzará nuestra relación con la principal potencia del mundo teniendo en cuenta los comicios de noviembre que determinarán un nuevo presidente en lo que parece encaminarse hacia una contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump. El resultado de esta elección seguramente influirá bastante en cuanto a cómo se desarrollarán las relaciones entre EEUU y el resto de América Latina, incluyendo a Argentina en este nuevo rol algo más cercano al país del norte.

En definitiva, saldo ampliamente positivo tras la visita de Obama. Mucho más teniendo en cuenta cuánto nos cuesta lograr tener relaciones responsables y medianamente normales con EEUU después de aquellas poco serias relaciones carnales de los 90´s y esa inútil distancia que se puso durante la “década ganada”.

Dicen en mi serie favorita de todos los tiempos “The West Wing”, “decisions are made by those who show up” y Argentina se hizo presente nuevamente en el escenario de las naciones del mundo. No creo que nos mejore la existencia automáticamente, pero un regreso al mapa era necesario para poder volver a crecer.

 

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