PATRIMONIO

Inauguran el Centro Cultural Coreano en Retiro

El Palacio Bencich, ubicado en el barrio de Retiro, reabrirá mañana como el Centro Cultural Coreano.


El director del Centro Cultural Coreano, Jinsang Jang debía conseguir un inmueble para mudar la sede del centro cultural, que estaba en Palermo, a otra más grande, por encargo del gobierno de Corea del Sur. El plan era que más gente pudiera conocer el arte de su país. El Estado surcoreano compró el Palacio Bencich, ubicado en Maipú 972, en pleno barrio de Retiro, por 6 millones de dólares en octubre del año pasado y otros 3 millones costó la restauración. Mañana miércoles será la inauguración.

"Con el edificio listo, mi trabajo termina. Me vuelvo a Corea", dice a La Nación Jang. Hay otros 31 centros culturales como este en el mundo. Sus directores están al frente durante tres años y luego son enviados a otros países o, como en el caso de Jang, a ocupar su antiguo puesto en el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo.

Los arquitectos de Baek & Asociados estuvieron a cargo de la restauración que consistió en fusionar la cultura asiática con este edificio ecléctico de impronta francesa. "Los últimos años esto era un salón de eventos, estaba deteriorado. Al vitral del techo apenas se le veían los colores", cuenta a La Nación Sebastián Abu Hayatian, uno de los arquitectos. Se hizo todo nuevo: el patio, el frente, el fondo, las cloacas, el cableado eléctrico, los techos, los baños, en sólo nueve meses.

El Palacio Bencich pertenecía a la familia Hunter. La mansión fue construida por los arquitectos argentinos Eduardo M. Lanús y Pablo Hary en 1914, egresados de las Escuelas de Bellas Artes de París y Bruselas, respectivamente. Los autores se valieron para el diseño del modelo del Grand Hotel Francais: una entrada principal con escalera de mármol que lleva al primer piso, donde se encuentran los salones de recepción. Las habitaciones privadas se relegan al segundo piso y los servicios, a nivel de la calle y el subsuelo. Así, la planta principal del Palacio Bencich está organizada en torno al gran hall, rodeado de salones de distintas dimensiones, que brillan como en la Belle Époque.

Luego, el palacio pasó a ser propiedad de los hermanos Miguel y Massimiliano Bencich y, recientemente, en un salón de eventos. El edificio está catalogado con "protección estructural" por la Dirección General de Interpretación Urbanística del Gobierno de la Ciudad, de modo que debieron colocar un piso flotante arriba de la marquetería original, como si fuera una alfombra, para preservarlo. Lo mismo se hizo con las salas de exposiciones. Todo está montado con placas de durlock y, atrás, lo que no se ve: paredes antiguas y revestimientos de lujo.

En los salones se aloja ahora una colección permanente de Corea del Sur. Hay trajes (hanbok), réplicas de una vivienda tradicional (hanok), el alfabeto (Hangeul), el plato típico (hansik), y un espacio para la ola coreana (hallyu) con productos culturales de exportación, como el K-pop.

El Centro Cultural Coreano tendrá una programación masiva con puntos fuertes como clases de idioma y dibujo coreano, una biblioteca de consulta abierta, y además se proyectará cine en el auditorio que cuenta con un proyector de última generación, sonido envolvente y capacidad para más de setenta espectadores.


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