LEGISLATURA PORTEÑA

Amenazas a vecinos y falta de información: ¿Cómo se aprobó la urbanización de la Villa 31?

Con 40 votos a favor, cinco en contra y 13 abstenciones, Vamos Juntos logró el avance de otra de sus polémicas iniciativas para la Ciudad. La vicepresidenta 1° de la comisión de Vivienda, Paula Penacca, relató cómo se gestó la aprobación de la iniciativa.

Con 40 votos a favor, cinco en contra y 13 abstenciones, Vamos Juntos logró el avance de otra de sus polémicas iniciativas para la Ciudad. La sesión comenzó tensa, afuera del recinto, un gran operativo policial rodeaba la Legislatura mientras vecinos de la Villa 31 protestaban contra el proyecto del oficialismo para reurbanizar el barrio. La oposición denunció que se planeó de forma inconsulta y que encubre negociados inmobiliarios.

La vicepresidenta 1° de la comisión de Vivienda, la legisladora porteña Paula Penacca habló en exclusivo con Nueva Ciudad para contar cómo fue el debate de esta proyecto en la comisión y cómo fue la participación de los vecinos. Funcionarios amenazando vecinos, información sesgada y mucha tensión en el barrio fueron algunos de los conflictos que destacó la legisladora.

¿Cómo se construyó el debate en la Legislatura porteña y cómo fue la participación de los vecinos de la Villa 31?

En relación a la participación de los vecinos, lo cierto es que el proceso avanzó dejando de lado, nosotros creemos que intencionalmente, a un sector de los vecinos. Estos vecinos están organizados en una mesa de participación de debate y son justamente los vecinos que no estaban de acuerdo con el proyecto de ley.

Porque hay toda una argumentación de que hubo instancias de participación que es cierto en la formalidad pero lo que realmente construyeron fue una exclusión del sector de vecinos que planteaba dudas sobre la ley y que pedía modificación.

La Villa 31 tiene una historia muy larga de lucha por la urbanización entonces hay vecinos, muchos de ellos integrados en esta mesa participativa, que tienen mucho conocimiento. De hecho, fueron quienes construyeron la ley de urbanización que ya existe. Son los que pueden hacer una evaluación más técnica incluso, porque se han preparado muchísimo sobre lo que dice esta nueva ley.

Entonces entendemos que intencionalmente se dejó de lado a esos vecinos que son los que tienen la mirada crítica sobre el proyecto. Y fue tan violenta la situación desde la Secretaria que interviene en el territorio que terminaron generando mucha violencia entre los dos sectores del barrio, los que estaban a favor y los que estaban en contra.

Incluso cuando vino Diego Fernández, el funcionario a cargo del área que interviene en la villa, a la Legislatura a hacer la presentación del proyecto hubo un colaborador de él, un trabajador del Gobierno de la Ciudad, que amenazó a uno de los vecinos que fue a exponer su posición en contra del proyecto. Esos son los niveles de falta de participación que generó el Gobierno de la Ciudad.

¿Cuáles son las críticas principales críticas a este proyecto del ley oficialista?

En primer término cualquier proyecto de urbanización implica necesariamente regular también cómo se va a participar. Hay una crítica muy fuerte a que este proyecto debería haber incorporado en el texto del la ley los ámbitos de participación y que esos ámbitos sean vinculantes.

Después hay una queja muy cierta de los vecinos en torno a cómo se garantiza a partir del proyecto la radicación definitiva del barrio. Esta es una de las cuestiones centrales para pensar cualquier proyecto de urbanización. No se puede generar una intervención del Estado para mejorar la calidad de vida pero que excluya a sectores dela población. Es contradictorio.

En ese sentido, este proyecto no está garantizando esto por una serie de artículos que plantean, por ejemplo, que la vivienda no tenga el cargo de vivienda única, familiar y definitiva. Son cosas que parecen un poco técnicas pero que son sencillas. Significa que se debe garantizar que no intervenga el mercado inmobiliario comprando terrenos, que en este caso son los más ricos de la Ciudad por la zona en la que está la Villa 31, y termine generando un desplazamiento y una expulsión de los vecinos. Entonces hay que generar una normativa que logre ese arraigo, que no permita que vengan mañana una empresa y compre diez lotes, compulsivamente.

Porque, además, en este proceso también juega la situación económica actual. En medio de una recesión donde la gente empieza a tener muchas necesidades, donde algunos de los habitantes van a acceder a una vivienda nueva pero hipotecada y van a tener que afrontar una cuota que quizás no lleguen a pagar se podría generar un proceso de venta de las viviendas. Esa es una de las críticas centrales, entendemos que no queda garantizada la radicación definitiva del barrio.

Y por último, hay mucha falta de información. No hay un proyecto integral que realmente plantea cómo va a ser el proceso, dónde se van a abrir las calles, cómo va a ser la operatoria de entrega de las viviendas, cuánto sale el metro cuadrado de la tierra, si o sabes eso no sabes cuánto vas a tener que pagar.

¿Cómo evalúas la sesión de ayer donde se trató el proyecto de urbanización junto con el proyecto de cesión de terrenos para la construcción de una sede del Banco Interamericano de Desarrollo?

Evaluamos que el intento de votar en el mismo momento el proyecto que le da durante 100 años el uso de un terreno de la Ciudad al BID para construir un súper edifico y al estar discutiendo como a las familias las van a endeudar con hipotecas de 30, 40 o 50 años es parte de lo que desnuda la lógica con la que el de Larreta piensa el desarrollo urbano en la Ciudad.

Con esta vara desigual en la que a un organismo multinacional de crédito le dan en forma gratuita el uso de la tierra para construir un edifico que seguramente no tenga ningún beneficio de cara al barrio, aunque lo plantean como un puente y como una forma de conectarse de la villa con recoleta, eso la verdad que no implicaría la sesión de uso por 100 años de un terreno del a Ciudad.

Si quieren conectar la villa 31 con Recoleta la mejor manera de hacerlo es abriendo las calles del barrio para que el transporte público circule o construyendo un puente en sí mimos que lo podría construir el Gobierno de la Ciudad sin que traiga adosado un edificio de un montón de pisos para que funcionen oficina del BID.

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