COMUNA 13

El Mercado de Belgrano se convirtió en un polo gastronómico

El tradicional Mercado de Belgrano pasó de ser una feria de abastecimiento a un nuevo polo gastronómico barrial.


En el renovado Mercado de Belgrano, ubicado en Juramento entre Ciudad de la Paz y Amenábar, fundado en 1891, en un terreno cedido por el escritor Rafael Hernández, hoy es manejado por una cooperadora integrada por los propios comerciantes.
 
En el mercado se pueden realizar distintas actividades como hacer la compra de la semana en la pescadería, la carnicería, la verdulería y la quesería, comprar vinos o asistir a un curso de compost y huerta orgánica.
 
En el nuevo Mercado de Belgrano se cruzan los locales de los pioneros con los nuevos espacios gourmet que se sumaron desde la renovación que hizo el Gobierno porteño en agosto del año pasado. De los 13 locales que contaba en el 2005 se pasó a 38 locales y más de 125 empleados. El mercado se reinauguró tras una puesta en valor que involucró el arreglo de los techos para evitar goteras, instalación de baños nuevos para mujeres y la renovación de toda la cartelería.
 
Entre los nuevos integrantes del mercado, hay un local llamado Simpleat que vende kits de platos congelados listos para cocinar. "Trabajamos mucho con venta por Internet. Igual el propio movimiento del mercado también nos genera que la gente se interese y nos conozca", asegura a La Nación Kennetth Sly, uno de los creadores.
 
Entre las ofertas gourmet se destaca la vinoteca Winemakers, a cargo del sommelier Juan Manuel Casarsa: "Trabajamos con vinos exclusivos de bodegas chicas. Hacemos degustaciones tres veces por mes. La presencia en el mercado nos ayuda a que nos conozca más gente joven".
 
También se instaló comercio de especias Casa Polti, fundado en 1929. "A nuestra tradicional venta mayorista a los chef, dentro del mercado le sumamos muchos clientes jóvenes que empiezan a adoptar a este espacio como un paseo de fin de semana", sostiene a La Nación Silvia Álvarez, encargada del local.
 
Otro local es del conocido chef Donato de Santis, Il Mercato Paradiso, donde se venden pastas secas, salsas, conservas y antipastos con las mismas materias primas que De Santis usa en su cocina. Andrea Álvarez, socia de Donato, opina que "La cultura de los mercados llegó a Buenos Aires para quedarse. Como en las ciudades de Europa, estos espacios son sinónimo de calidad en las materias primas. El objetivo que puedan venir a pasear comer algo al paso y también llevarse productos muy tentadores".
 
Este año abrió un local de comida armenia al paso, una cafetería, el local de ahumados Logia Erli y el local de comida asiática Kho, la opción al paso de Green Bamboo. También desembarcó el consagrado chef Takehiro Ohno, uno de los máximos exponentes de la comida japonesa, con su Tienda Ohno.
 
Los viejos locales del mercado como la fiambrería Valenti, se instaló en el mercado en 1968. Otro de los pioneros es la pescadería Don Basilio. Su actual encargado es Federico Basilio Pereyra, tercera generación de pescaderos en el mercado. "Desde la renovación del año pasado nos cambió mucho la venta. Viene mucha más gente joven que está de paseo y aprovecha a comprar. Igual, los clientes de siempre del barrio los mantenemos", asegura a La Nación.
 
Hay dos locales que llevan la historia del mercado: uno es la carnicería El Rosarino, elegida siempre entre las mejores de Buenos Aires. Y otro es la verdulería "Don Jorge", atendida ahora por Edgardo Yarrouge, cuarta generación de comerciantes en el mercado. "Yo casi veo morir el mercado en el 2005. Pero la peleamos y pudimos salir adelante. Éramos apenas 13 puestos en ese momento, con poca luz y poca limpieza. La renovación vino bien para agregar clientes que antes capaz ni se animaban a entrar", concluye Yarrouge.


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