ARTE Y SALUD

Realizan murales por la salud

Mosaiquistas y voluntarios donan piezas que transmiten mensajes a la comunidad en centros de salud o espacios en la vía pública.


Desde hace dos años, mosaiquistas promueven desde sus talleres la realización participativa y solidaria de murales que crean conciencia sobre el cuidado de la salud o rinden homenaje a figuras como el cardiocirujano René Favaloro. En 2016 se instalaron casi 200 murales de corazones en hospitales o centros de atención del país; todos cedieron una pared para recordarlo y recordar la importancia del cuidado del corazón.
 
“Controlarse es amar la vida", dice la frase que cruza el enorme torso de una mujer. Hecho con trocitos de espejos, ese mural de unos dos metros es lo primero que ven las chicas, las adolescentes y las mujeres que llegan a los consultorios de ginecología de la Maternidad Sardá, ubicada en el barrio de Parque Patricios.
 
"El mensaje es hacerse los controles para la detección temprana del cáncer de mama, útero y ovario. Por su forma tridimensional, es como si la imagen se moviera al pasar por delante", describe a La Nación la artista Karina Zinik. Una alumna que había superado un cáncer de mama le sugirió la idea; alumnos y voluntarios la concretaron. En Alikata, su taller del barrio de San Cristóbal, Zinik ya está preparando el segundo mural para la recepción de la Sardá: una mujer gestante rodeada de flores para conmemorar el Día Mundial de la Obstetricia.
 
En el barrio porteño de Flores, las autoridades del Hospital Piñero aceptaron enseguida la propuesta de la artista Viviana Rivas, mosaiquista del Taller VR Mosaic and More. A su convocatoria por las redes sociales, más de cien personas enviaron 196 corazones que combinan cerámica, gemas, vidrio y azulejos para formar un corazón de nueve metros cuadrados que late en la esquina de la avenida Varela y Crisóstomo Álvarez.
 
"El mosaico tiene que quedar como un tapiz para lograr el efecto visual deseado", explica Rivas a La Nación. La repercusión en el barrio fue enorme. "Hablamos con las autoridades del hospital y la comuna porque teníamos temor por los grafitis. Pero los vecinos cuidan el mural. Y no hay una persona que no se pare ahí para mirarlo. Cada corazón tiene sus detalles, sus colores. Trabajaron desde chicos de siete años hasta gente grande que recibió clases gratuitas de mosaiquismo. Cada uno donó su corazón. Estuvimos sobrepasados de piezas y pudimos mandarlas a otras provincias".
 
El año pasado, el tema propuesto fue la desnutrición. En la pared de un depósito de la avenida Lafuente 1421, también en Flores, se inauguró a mediados de 2017 un mural comunitario de pequeñas manos entrelazadas tras una propuesta de la organización de murales Por una Argentina sin Desnutrición. A cambio de clases con un artista para aprender la técnica con arcilla polimérica y mosaico para hacer las manos, voluntarios donaron bolsas de alimentos que se entregaron a la Fundación Conin. Ese mural, que coordinó Rivas, mide cuatro metros cuadrados.


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