SALUD

Avanza el tratamiento de los residuos peligrosos en los hospitales

Cerca del 20% de lo que se desecha en los hospitales tiene algún grado de riesgo para la salud y el medio ambiente. Ya se prohibieron la incineración y el uso de mercurio y cianuro.


Un hospital de gran tamaño puede generar hasta una tonelada de residuos por día, y si no se manejan adecuadamente es factible que produzcan contaminación y enfermedades. De hecho, se considera peligroso el 20% de los desechos de un hospital.
 
Si bien la ley de residuos peligrosos tiene más de 25 años, todavía su aplicación en el país es muy dispar. En muchos centros de salud de las grandes ciudades se avanzó en materia de gestión de residuos, pero en una gran cantidad de pueblos del interior el cumplimiento de la normativa es aún una realidad lejana.
 
"La gestión de residuos patógenos en hospitales -aquellos que potencialmente pueden transmitir enfermedades porque estuvieron en contacto con pacientes- se enmarca en la ley Nº 154, que prevé la obligatoriedad de contratar un servicio de transporte y tratamiento de los mismos", dice a La Nación Juan Bautista Filgueira Risso, presidente de la Agencia de Protección Ambiental, del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires.
 
Explica que los residuos son transportados por empresas que cuentan con una habilitación otorgada por la Ciudad y la Nación, para ser tratados en operadores avalados por el Estado nacional. Una vez tratados, cuando pierden su carácter de peligrosidad se puede proceder a su disposición final como residuos comunes.
 
Desde la Agencia de Protección Ambiental se realizan inspecciones periódicas para corroborar el cumplimiento de la ley, y se trabaja en conjunto con los hospitales mediante reuniones y visitas de capacitación y concientización al personal. Algunos especialistas señalan que para muchas empresas el tratamiento de los residuos representa un negocio y trabajan con los hospitales para que los separen.
 
Verónica Odriozola es directora ejecutiva de Salud Sin Daño para América Latina, explica a La Nación que, en las instituciones, las bolsas de color rojo se utilizan para aquellos residuos que necesitan un tratamiento especial, porque pueden ser vehículo de transmisión de enfermedades. "Pero eso no significa que allí vaya todo lo que estuvo en contacto con los pacientes. Los elementos que tienen que ser segregados son los cortopunzantes, las jeringas y algunos residuos que contienen sangre o fluidos", dice.
 
Y aclara: "Sin embargo, a veces hay una mala segregación porque se ponen cosas de más en las bolsas rojas. Es importante que se tome conciencia de lo que merece un tratamiento especial y lo que no”. Según Odriozola, hay empresas que obtienen rédito a medida que se tira más basura en las bolsas rojas: a mayor peso, es más lo que ganan.
 
Durante mucho tiempo, la forma de tratar los residuos patogénicos era a través de la incineración. A partir de la movilización de comunidades y organizaciones sociales, se empezaron a aplicar otras tecnologías. Actualmente, en la Ciudad de Buenos Aires hay una legislación que prohíbe su quema.
 
"Los residuos biopatogénicos son esterilizados por Autoclave, un aparato que a temperaturas elevadas destruye gérmenes patógenos. De esta forma se generan residuos desinfectados, y el resultado final es que no tienen riesgo de transmitir enfermedades", detalla Odriozola.
 
Sobre este punto, Antonella Risso, responsable técnica de proyectos de Salud Sin Daño, señala que hay hospitales que están muy avanzados en este proceso y tratan los residuos con la mejor tecnología. "También sucede que las instituciones chicas del interior queman los residuos en el patio. Conviven dos realidades opuestas. Depende mucho del compromiso del personal."
 
Al hablar sobre el tratamiento de los residuos, Jayat señala un cuarto grupo que se desprende de los tóxicos: el de los radiactivos. Lo diferencia porque de estos últimos se debe ocupar la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). De todos modos, marca que la cantidad que se genera en hospitales es mínima. Para Jayat, la reducción es el foco que debe tener una buena gestión de residuos. "Hay que comprar lo mínimo y necesario. Además se debe conformar un equipo de gestión multidisciplinario en cada hospital", destaca.
 
En la Ciudad un resultado positivo es la eliminación del mercurio de los establecimientos de salud y del cianuro para la determinación de la hemoglobina en sangre. Jayat dice: "Se busca reducir la utilización de líquidos reveladores y fijadores de radiografías y se promueve la digitalización de imágenes. En la actividad privada, el 95% ya digitalizó la radiología. En la actividad pública, el porcentaje es mucho menor, pero se va en ese camino".
 
Capacitar regularmente al personal de los hospitales es otra de las claves. Para reducir accidentes, no sólo los enfermeros tienen que estar capacitados. También deben participar de los cursos los trabajadores de mantenimiento, para aprender a manipular los cortopunzantes de la forma segura.

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