TEATRO

Comenzó el Festival Latinoamericano de Teatro en el Cervantes

Hasta el 4 de septiembre se podrán ver obras de Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, México, Paraguay y Uruguay.


Con la presencia de elencos de Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, México, Paraguay y Uruguay, el Festival Latinoamericano de Teatro que se realiza en el Teatro Cervantes es un acontecimiento que se propone “la complicidad” de los espectadores. Eso dice su director, Gabriel Cosoy.

Los espectáculos, entrelazados por la preponderancia de lo político aunque diversos en términos estéticos y de modos de producción, pondrán sobre la mesa la pregunta por la identidad.   La segunda edición de este festival arrancó con un acto inaugural que incluyó un show musical de Axel Krygier. Hace dos años fue la primera edición, aunque en rigor, el origen del evento se ubica en los noventa, cuando Osvaldo Dragún dirigía el Teatro Nacional Cervantes. El nombre era otro: Festival Iberoamericano.

En 2014, Rubens Correa, ex director del TNC, decidió retomarlo, “como una continuidad de la expansión del Cervantes”, cuenta Cosoy. “Luego de estabilizar su actividad en Buenos Aires, el teatro empezó a tener presencia en las provincias y fue invitado a realizar giras por muchos países de Latinoamérica. El festival surgió como una prolongación natural”, relata el director y dramaturgo.

Es para destacar la presencia de La Candelaria, de Colombia, grupo emblemático de la creación colectiva en América latina, con más de cincuenta años de trabajo. La compañía presenta Camilo, una obra sobre Camilo Torres, cofundador de la sociología en Colombia, profesor, sacerdote y político, insurgente y desaparecido.

Desde Uruguay, con dramaturgia y dirección del franco-uruguayo Sergio Blanco llega Tebas land, tesis sobre el acontecer teatral que parte del parricidio y que está inspirada en el mito de Edipo, la vida de San Martín (el santo europeo del siglo IV) y un expediente jurídico creado por Blanco.

En representación de Chile está Hilda Peña, de Isidora Stevenson, con dirección de Aliocha de la Sotta. Se trata de un testimonio de un pedazo de historia nacional femenina por fuera de los relatos oficiales. Cada una a su manera, Del manantial del corazón (México) y Princesas (Bolivia) remiten a “la mixtura, la irrupción de lo local confrontándose con lo internacional”, sugiere Cosoy. La primera llega desde Yucatán, de la mano del grupo Sa’as Tun y compila rituales y cuidados pre y post parto de las mujeres yucatecas, entre otras cosas. La segunda, del grupo El masticadero (nacido en Cochabamba en 2005) toma como referencia cuentos de hadas de Disney y, con principios del teatro documental, aborda la construcción social del género y la identidad.

El trabajo de Hara Teatro, grupo paraguayo es, según su propia definición, “una reparación histórica”. Damiana, una historia silenciada (obra que se presenta en el C. C. Haroldo Conti) aborda la historia de la niña aché Krýgi, raptada de su comunidad en 1896 para servir a estudios científicos. Recién en 2010 sus restos fueron devueltos a su comunidad.   En la primera edición de este encuentro no se habían presentado espectáculos de Brasil. En esta oportunidad el TNC salda su deuda. Olympia, de Guiomar de Grammont, con dramaturgia de Angela Mourao y Marcelo Bones, quien también dirige, es una creación del Grupo Teatro Andante.

Las funciones se extenderán hasta el 4 de septiembre, en Libertad 815. El cronograma puede consultarse en www.teatrocervantes.gob.ar

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