COMUNA 7

Abren un centro cultural en la Villa 1-11-14

Los vecinos construyeron el edificio del centro cultural luego de una demanda judicial a una empresa.


En el barrio Rivadavia de la Villa 1-11-14, en el bajo Flores, están de fiesta porque lograron que una empresa privada pague la construcción del Centro Cultural Club Atlético Madre del Pueblo. Los propios vecinos levantaron las paredes.
 
La Defensoría del Pueblo de la Ciudad impulsó un juicio contra la empresa Ciada Constructores S.A. y el gobierno porteño por demoler Casa Millán en el año 2000, que era patrimonio histórico de Bajo Flores.
 
La construcción del centro cultural corresponde al cumplimiento de una condena dictada el año pasado por la jueza subrogante del Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario N° 2, Patricia López Vergara, para resarcir el "daño moral colectivo" que se provocó en el barrio.
 
"Estamos viendo la realización de un sueño", dijo a La Nación el defensor del pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, que firmó el convenio con el sacerdote de la parroquia, Gustavo Carrara, para la edificación del centro. "Creemos que es un paso en favor de la integración y estoy orgulloso del padre Carrara", agregó.
 
El nuevo centro cultural, que se inauguró el jueves pasado y que contó con la presencia de la murga del Club Atlético Madre del Pueblo y hasta recibió una bendición, a través de un video, del papa Francisco, ofrecerá talleres de percusión, títeres, acrobacia, mural y teatro.
 
"Éste es un paso grande, porque le da una identidad y un lugar a la parte cultural que ya se venía ofreciendo. Para los chicos esto es un tesoro que les aporta un espacio de contención y recreación", contó a La Nación el encargado de dictar el taller de títeres Pablo Maidana.
 
El lugar, construido sobre la capilla, reluce por donde se lo mire: está perfectamente pintado, con pisos de losa y una gran iluminación. Los chicos del barrio se encargaron de personalizar las paredes. Pintaron murales en cartón. Del techo cuelgan títeres artesanales, hechos con perchas en desuso y lanas de colores.
 
"En este tipo de barrios aproximadamente el 60% de las personas tienen menos de 25 años, por lo que tenemos muchos niños y jóvenes que necesitan incentivos y oportunidades para estudiar, para ampliar sus horizontes, para aprender", explicó Carrara. Y agregó: "La idea es que los chicos recurran a las actividades del centro y que estén todo el día ocupados sanamente. Además, esto lo construimos con gente del barrio, lo que demuestra que acá se trabaja muy bien y con calidad".

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