PRECIOS

Salas de teatro independientes cerrarían por el aumento de la tarifa de la luz

Facturas con 500% de aumento dificultan la continuidad de varias salas independientes. Si se trasladara el aumento, las entradas pasarían de $180 a $900.

La situación afecta, más que nada, al teatro independiente, pero también al comercial. Y sobre todo al público. El aumento del 500 por ciento en la tarifa eléctrica ya se comenzó a sentir en varios ámbitos, pero fueron las salas porteñas las que recibieron el impacto y ahora varias afrontan la posibilidad de cierre.

Los números hablan por sí mismos. El Teatro Maipo, una sala comercial y exitosa, pasó de pagar una boleta de luz de $17.300 a una de $89.400. El mítico Teatro del Pueblo, de un bimestre a otro fue de $1.500 a $7.400. La Carpintería, una pequeña pero prestigiosa sala, no puede afrontar los $7.534 de una factura que solía ser de $1.000.

Bajo la nueva tarifa no se salva nadie, incluido el Tabarís, que pasó de $9.100 a $48.100 o las dos salas de Timbre 4, que pagaban unos $5.000 y ahora llegan a $25.000. Es matemática, pero sólo para el lado del Debe. Los gastos se quintuplican, mientras los ingresos se congelan y no hay Haber.

Si se trasladara el aumento del 500 por ciento de la electricidad al valor de una entrada promedio del circuito alternativo, por ejemplo, se pasaría de los $180 a los $900. La mayoría de las salas no podrá hacer frente a la situación.

Vivimos de esto y es una fuente de trabajo, nuestra y también de técnicos, compañías y gente que se desempeña en otras áreas. Este tarifazo impacta directamente en los teatros independientes porteños, que no producimos ganancias extraordinarias. Hay otra lógica de producción y si no se puede costear los gastos, desaparecemos”, explica, en diálogo con Diario Z, Alejandra Carpineti, una de las dueñas de La Carpintería.

“Somos un teatro independiente que puede sostenerse por su trabajo y que necesita políticas de Estado que promuevan, fortalezcan y protejan el trabajo nacional y artístico. ¡Denunciamos! Y pedimos respuestas y políticas desde el Estado que nos cuiden y no nos extingan”, afirma Carpineti en un comunicado junto a las otras dueñas del teatro.

El dramaturgo Roberto Perinelli, miembro de la Fundación Somigliana, que hace 21 años conduce el Teatro del Pueblo, denunció en su Facebook: “En un gesto autoritario que pinta la nueva situación, Edesur envió el documento el viernes para ser pagado el lunes, si no lo hacemos ese día la deuda se agranda en $ 1000. Supongo que el mazazo les caerá a todos, a las salas grandes y a las chicas que vaya a saberse si tienen resto para hacerse cargo. Habría que encontrar una solución, si no tarde o temprano muchas podrían cerrar”.

Los miembros de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet) dicen estar evaluando el tema. Los más afectados son los integrantes de la Asociación Argentina de Teatro Independiente (Artei), que nuclea a 86 salas.

En su última asamblea resolvieron mandar cartas a Darío Lopérfido, ministro de Cultura de la Ciudad; al Ministerio de Energía y a los distintos organismos estatales dedicados al fomento de la actividad escénica, como Proteatro. El próximo martes 22 Artei volverá a reunirse en asamblea para tomar nuevas medidas si sigue sin haber una respuesta.

Estos otros aumentos de este mes, según consigna el dramaturgo Mauricio Kartun: Liceo, de 6.800 a 38.200; Multiteatro, de $11.600 a $60.700; La Plaza, de $10.500 a $74.900; Konex, de $11.500 a $51.800; Picadero, de $8.600 a $34.500 y Nacional, de $15.300 a $99.700. “La gente que trabaja en los teatros vive de eso. Por eso hay tanta desesperación. Este tarifazo hace que muchos se queden en la calle. Hay una decisión política muy clara con esta actitud. Alguien tiene que pagar, y la desigualdad, la quita de subsidios, todo siempre es contra las personas que trabajan, los más débiles”, dice Carpineti.

“Los funcionarios culturales deberían enterarse y hacer algo, es necesario que para su beneficio adviertan el peligro, porque se les cortará el recurso de ponerse medallas declamando la importante la actividad teatral de Buenos Aires y las tantas salas que pueblan la ciudad, realmente una cantidad inusitada de espacios que ellos, con alguna rara excepción, nunca visitan ni saben dónde quedan”, concluye Perinelli.


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