COMUNA 4

Se abrieron las salas de 4 y 5 en el jardín Cura Brochero

La escuela infantil Cura Brochero en Parque Patricios recibe chicos vulnerables de la Villa 21-24 y su entorno.


El jardín maternal Cura Brochero se convirtió en escuela infantil en el barrio de Parque Patricios, a pocas cuadras de la Villa 21-24. Hasta el año pasado sólo contaban con las salas de uno, dos y tres años, pero éste año se estrenan las de cuatro y cinco. Con la ayuda de los particulares "y la providencia de Brochero", según relata a La Nación el padre Juan Isasmendi, el sueño de tener todas las salas del jardín se hizo realidad.
 
Isasmendi es salteño, tiene 35 años y hace 20 que vive en Buenos Aires. Cuando se ordenó como diácono, el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, lo envió a la Villa 21-24 a emprender su tarea evangelizadora. "Es un barrio muy estigmatizado, acá hay gente muy trabajadora. Los padres de algunos alumnos trabajaron en la construcción de la obra", contó a La Nación Isasmendi, que vive en la parroquia de Caacupé, en medio de la villa.
 
En 2013, el sacerdote notó que los vecinos de la villa no tenían con quién dejar a sus hijos cuando iban a trabajar. "Ese verano había leído la vida de Brochero y me había gustado mucho. Ahí empecé a rezarle una novena para que nos ayudara a comprar esta casa que ya tenía en mente y así crear un jardín", detalló. Isasmendi le prometió a Brochero que, si lograban concretar el jardín, le pondrían su nombre en homenaje.
 
"Esta casa era de una señora mayor que se había ido a vivir a un hogar de ancianos. A fines de agosto de 2013, cuando vine a hablar con la familia de la señora para decirle que quería alquilar la casa, hice una averiguación económica y le ofrecí a la curia, es decir, al arzobispo Mario Poli, comprar la casa. Pero el 14 de septiembre, cuando fue la beatificación de Brochero, monseñor Sucunza me dijo que habían decidido comprarla ellos y los dueños bajaron el precio. Ese mismo día recibí la confirmación de que los señores Alberto y Hebe Roemmers nos iban a ayudar a construir el jardín", continuó contando Isasmendi a La Nación.
 
A fines de 2014 empezaron con la construcción. "Ahí Brochero nos mandó a las chicas, Jésica (Sampertini, la directora) y Mariana (Blanco, la vicedirectora)", sostuvo el sacerdote y recordó que, en 2015, el Ministerio de Educación porteño los avaló para empezar la sala de tres años. Entonces pidió a las maestras que rezaran otra novena para ver si en algún momento podían comprar otra casa para hacer las salas de cuatro y cinco. "Era nuestro sueño, no dejar a los chicos de sala de tres sin la de cuatro. Finalmente pudimos comprar la casa que está al lado de ésta. La fundación Essen nos ayudó con la construcción", explicó.
 
Si bien el jardín no está habilitado oficialmente, tiene un expediente del Ministerio de Educación para poder funcionar en el servicio de los más vulnerables. "Nos metemos dentro de la vida de la familia, tratamos de salirnos del lugar común de la educación que a veces es un poco exclusivo y marginador", aclaró.
 
Bendecida por el Papa Francisco cuando se abrió como jardín maternal, a la escuela asisten ahora 120 chicos de la Villa 21-24, del Barrio Ferroviario, de conventillos de la zona y del barrio obrero MTL. Reciben el desayuno, el almuerzo y la merienda. La idea es construir otra aula en un futuro. Y ya hay lista de espera.


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