OPINIÓN

"El jefe de Gobierno de Ucrania", por Werner Pertot

Rodríguez Larreta dio su discurso inaugural la semana pasada hablando de Ucrania. Le dedicó un tiempo considerable a la guerra tratándose de un intendente

Es notable que para ser el jefe de Gobierno de una Ciudad que está a 13 mil kilómetros de Ucrania, Horacio Rodríguez Larreta haya dedicado todo su tiempo y esfuerzo a la guerra en ese país, con demostraciones públicas, encuentros con funcionarios diplomáticos y buena parte de su discurso de apertura de sesiones. Espero que le haya quedado algo de tiempo para dedicarse a, no sé, la falta de vacantes educativas en la Ciudad que gobierna. El perfil marcadamente internacional de Larreta por estos días nos dice que cada vez veremos menos del Larreta jefe de Gobierno y cada vez más nos encontraremos con el Larreta candidato a presidente.

Un Obelisco teñido de los colores de la bandera ucraniana, carteles en la Legislatura porteña, reuniones con funcionarios diplomáticos, una carta contra Vladimir Putin: Larreta usó todos los recursos que tuvo para posicionarse de una forma diferente al Gobierno nacional con respecto a la invasión rusa a Ucrania. Un repaso de su discurso de apertura de sesiones nos dice que le está dedicando más tiempo a su candidatura que a gobernar.

Su discurso empezó con Ucrania: ni con la educación porteña, ni con el tránsito, ni con el impuesto inmobiliario. Su prioridad fue el conflicto bélico en el territorio ucraniano. Hasta tomó la recomendación de un dirigente cercano a Patricia Bullrich y plagó la Legislatura de carteles que decían “Estamos con Ucrania” (quedó en el tintero una bandera ucraniana gigante).

En esa línea, Larreta pidió al presidente Alberto Fernández que "condene de manera contundente la invasión a Ucrania y posicione a la Argentina del lado correcto de la historia". Por si alguien se perdió: el lado correcto siempre es el de los Estados Unidos. “Hay momentos en la historia en los que es muy clara la diferencia entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto. En esos momentos no hay cálculo político ni pirueta retórica que valga. Hay sólo una posición posible, que es la de condenar estas acciones en forma urgente, decidida e inequívoca”, aseguró el jefe de Gobierno del Bien.

"Quiero expresar mi solidaridad con el pueblo ucraniano y con la enorme colectividad ucraniana en la Argentina y en la Ciudad de Buenos Aires. Como ya lo he dicho públicamente, repudio en forma enérgica la invasión de la Federación Rusa a Ucrania. Que quede bien claro: constituye una violación a los principios de soberanía e integridad territorial, que son piedras fundamentales del derecho internacional y la convivencia pacífica de las naciones", remarcó en un discurso en una legislatura que trata temas municipales.

Le pidió a los legisladores como prioridad absoluta que voten "cuanto antes" una condena a la acción bélica rusa y respalde el llamado a la paz. Larreta también dio detalles de su encuentro con el encargado de Negocios de la Embajada de Ucrania en la Argentina, Sergiy Nebrat, que "la Ciudad, fiel a su tradición, siempre va a tener las puertas abiertas para recibir a los refugiados de guerra".

No está claro si la Ciudad retirará a su embajador de Rusia (?).

Entró luego en los temas, ahora sí, porteños y dijo que enviará una ley "para darle aún más valor a la educación" y precisó que la propuesta apuntará a "actualizar y jerarquizar la formación y los contenidos" de los maestros. "Para formar a los estudiantes del futuro, necesitamos docentes del futuro”, lanzó un eslogan que ya puso en guardia a los gremios docentes, que vienen de la experiencia de la UNICABA y del intento de cerrar los Institutos de Formación Docente. Si bien no cuentan con detalles, los docentes no imaginan que nada bueno pueda venir del ministerio de Soledad Acuña. Por lo pronto, indicaron que resistirán cambios en el Estatuto Docente respecto de los mecanismos de ingreso y ascenso en la carrera de los trabajadores y trabajadoras de la educación, y también los cambios al esquema de antigüedad, la certificación pedagógica y los incentivos a la capacitación.

En las cuestiones educativas, Larreta festejó que este año el Gobierno porteño comenzará a obligar a los estudiantes secundarios a trabajar gratis para empresas. No habló de pasantías, sino de “prácticas educativas en ámbitos laborales”.

Además, el jefe de Gobierno defendió su intención de privatizar hasta el último metro cuadrado del acceso al río, sobre todo con los proyectos en Costanera norte (Costa Salguero y Punta Carrasco) y en Costanera Sur, donde ya consiguió regalarle al Grupo IRSA una ley de rezonificación para que hagan su ambicioso Puerto Madero 2. Curiosamente, vendió este proceso de privatización constante con el objetivo de que “la Ciudad recupere el acceso al río".

A su vez, Larreta rechazó que el Gobierno nacional le traspase la responsabilidad de pagar los subsidios de los colectivos que empiezan y terminan su recorrido en territorio porteño, “Se ninguna manera vamos a permitir que se quiera perjudicar a quienes viven y visitan la Ciudad todos los días", fue su principal argumento. Habló de un “verdadero federalismo”. Curiosamente en esa posición no lo acompañó ni su aliado, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales.

En contraposición, el legislador Matías Barroetaveña hizo un informe comparativo sobre cuánto dinero per cápita administra la Ciudad de Buenos Aires en relación a otros distritos: es un 25,2 por ciento superior al de Santa Fe, un 58 al de Córdoba y un 76,9 al de la Provincia de Buenos Aires. Es casi 20 veces más que La Matanza, y supera –según los cálculos del legislador- a ciudades europeas como Barcelona o Madrid. Pero no puede hacerse cargo del subsidio de los colectivos con recorridos exclusivamente porteños. Aja…

¿Qué temas faltaron en el discurso del jefe de Gobierno? Las vacantes en las escuelas, que le recordaron los opositores porteños, y que no tienen ni siquiera el carácter de preocupación. El subte, que no crece desde 2013 y no parece haber ningún plan en ese sentido en el futuro. La falta de encuadramiento de las enfermeras y enfermeros como personal de salud (se le pasó cuando agradeció al “equipo de salud de la Ciudad” por su trabajo sobre la pandemia). La violencia institucional de la Policía de la Ciudad (con el caso de Lucas Gutiérrez). Un mayor trabajo sobre las políticas de género. Y un largo etcétera.

Evidentemente, era más fácil hablar de Ucrania.

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